Mi cerebro estaba apagado, en completa oscuridad, salvo por un sonido pronunciado como un golpe, un gemido sencillo, suave y terrible, una sola sílaba apresurada, pero necesaria.
Tom.
Era como si se hubiesen apagado los focos de un teatro y, sobre el escenario, únicamente permaneciera una luz ligera y pulsátil.
Tom.
Mis sentidos se fueron desperezando poco a poco, así supe que una piel suave y húmeda se pegaba a la mía. Era su piel, habría podido reconocerla incluso en el último aliento de mi vida. Su olor me envolvía por completo, se adhería a mí como si fuese denso y pegajoso y yo abría la boca para obtenerlo todo.
Unos labios...no...SUS labios estaban en mi mejilla. Alargué la mano para acariciarle el pelo y notar las espesas hebras en mis dedos, como si estuviese hecho de algodón.
Abrí los ojos lentamente y mi mirada enfocó la suya, tan cerca de mí que mi cerebro amenazó con volver a apagarse.
—No me dejes sola —fue lo único que logré pronunciar
Estaba perdida y lo sabía.
Riddle se pegó aún más a mí.
Miré a mi alrededor y reconocí el papel pintado que recubría las paredes de la habitación del prefecto, así como el dosel de terciopelo verde oscuro. Estaba tendida en su cama con su peso sobre el mío. Me abrazaba tan fuerte que pensé que me fracturaría alguna costilla, pero me dio igual, todo me daba igual si significaba estar a su lado.
Recorrí su espalda con las yemas de mis dedos, acaricié cada surco entre sus músculos y sus huesos, reconocí el tacto áspero de algunas pequeñas cicatrices que ya había visto antes, imperceptibles quizá para otros o para él mismo, pero no para mi obsesión.
Unas lágrimas resbalaron por mis mejillas sin permiso y un dolor insoportable se instaló en cada fibra de mi maltratado cuerpo. Pensé que quizá así se sentía la maldición cruciatus, pensé que nada sería tan insoportable como la idea de perderlo.
—Haría cualquier cosa por tí —susurré en su oído.
Ya se lo había dicho una vez, durante uno de nuestros entrenamientos.
—Lo sé, tenemos un trato.
Suspiré y el pecho volvió a dolerme.
—No, Tom.
Los surcos que habían ido creando las lágrimas en mis mejillas aumentaron su caudal. Eran ríos de dolor, de palabras no pronunciadas, de sentimientos amordazados, de miedo, de terror, de un profundo sufrimiento que sobrecogía mi alma.
—Lo haría porque estoy enamorada de ti.
Riddle levantó su mirada hacia mí. No recordaba la última vez que había logrado entender algo sobre él mirando tan sólo su expresión, pero aquella fue una de esas extrañas veces. Distinguí vetas rojizas en sus oscuros iris como rayos, abriéndose paso por aquella eterna oscuridad de su mirada y lo distinguí, era miedo.
Podría haberme apretado con mucha fuerza a su cuerpo, haberlo ligado a mí con mis brazos y piernas para evitar su huida. Pero no lo hice, mi cuerpo estaba laxo y rendido, preparado para recibir la última pedrada. Preparado para el sufrimiento que se adivinaba en su expresión y que era tangible en el aire de la habitación.
Iba a dejarme, ahora que era más suya que nunca. El trato había terminado.
Se me ocurrió decírselo, ya que sería lo último que escucharía de mí. Después de aquello escribiría una carta a mis padres e iría a pasar las navidades con ellos y mis hermanas. Pasaría mis días frente a la chimenea, arrepintiéndome de todo e intentando arrancarlo de mis recuerdos. Pero lo peor sería intentar quitarme su olor de la piel, quizá era imposible, siempre estaría ahí, adherido, recordándome que alguna vez lo tuve tan cerca que me era incluso imposible respirar.
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🔞 +18 🔞 | 𝓽𝓾𝔂𝓪 | FANFIC Tom Riddle y Bellatrix.
Fanfiction★彡『 Qᴜɪᴇʀᴏ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴇɴsᴇñᴇs ᴍᴀɢɪᴀ. Esᴛás ᴇɴ ᴜɴ ᴄᴏʟᴇɢɪᴏ ᴅᴇ ᴍᴀɢɪᴀ ¿Rᴇᴄᴜᴇʀᴅᴀs? (...) Qᴜɪᴇʀᴏ ᴀᴘʀᴇɴᴅᴇʀ ᴇʟ ᴛɪᴘᴏ ᴅᴇ ᴍᴀɢɪᴀ ǫᴜᴇ ᴇsᴛá ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴀ, Aʀᴛᴇs Osᴄᴜʀᴀs. ¿Y ǫᴜé ᴛᴇ ʜᴀᴄᴇ ᴘᴇɴsᴀʀ ǫᴜᴇ ʏᴏ ǫᴜᴇʀʀé ᴇɴsᴇñáʀᴛᴇʟᴀ? Pᴏʀǫᴜᴇ ɢᴀɴᴀʀás ᴀʟɢᴏ ᴀ ᴄᴀᴍʙɪᴏ. A MÍ. 』彡★ 〰️〰️〰️〰️...