🔞 +18 🔞 | 𝓽𝓾𝔂𝓪 | FANFIC Tom Riddle y Bellatrix.

🔞 CAPÍTULO 17. UN EXTRAÑO SÍMBOLO 🔞

A la mañana siguiente, cuando abrí los ojos y me desperecé, me llevé un buen susto al notar una presencia en mi cama. Me di la vuelta y me encontré con la cabellera color platino de Gwen esparcida por mi almohada. Le di con el codo para despertarla y ella se apartó el pelo de la cara con movimientos lentos y somnolientos.

—¿Qué haces aquí?

—No lo sé ¿Y tú?

Al incorporarme me di cuenta de que no era ella la intrusa, sino yo. El resto de mis compañeras seguían dormidas, excepto Margery, cuya cama estaba vacía al igual que la mía.

Hice el amago de levantarme, pero Gwen me cogió por la muñeca.

—Quédate —me pidió.

La miré dudosa, no quería que interpretara lo que había pasado entre nosotras de forma errónea.

—Lo de anoche... ¿Fue real?

Los recuerdos se amontonaron en mi cabeza y consiguieron excitarme. Asentí y Gwen sonrió.

—Estuvo bien. —se dio la vuelta en la cama—. Tu Riddle, definitivamente, no hace ninguna cosa mal.

Me gustó que dijera "tu Riddle" y recordé el beso que me había dado al terminar, aquel beso fue diferente a todos los que me había dado hasta ahora. Una incontrolable necesidad por verlo se apoderó de mí, así que, sin darme tiempo a dudar me puse unos calcetines y, aún en pijama, fui de puntillas hasta su habitación.

Entré sin hacer ruido y me sorprendió comprobar que Tom seguía dormido. Jamás lo había visto dormir y me acerqué en silencio para empaparme de aquella bonita imagen: estaba acostado boca arriba con la cabeza ligeramente ladeada a un lado y un brazo sobre la almohada. Su siempre expresión inaccesible estaba ausente y, en su lugar, sus rasgos mostraban un rostro completamente relajado.

En la mesilla de noche había un cuaderno de portada negra, lo había visto escribir en él en más de una ocasión y la curiosidad se apoderó de mí. Abrí una página al azar, pero estaba en blanco, abrí por otra y me encontré lo mismo. Aquello no me sorprendió, Riddle era demasiado celoso de su intimidad como para dejar sus cosas desprotegidas a los ojos de los curiosos, a los míos en este caso.

Decidí cerrar el cuaderno y me subí a horcajadas sobre Tom. Él se movió un poco y apoyó una de sus manos en mi mulso, sin ser consciente de lo que hacía.

Estaba segura de que se enfadaría si se daba cuenta de que había entrado en su dormitorio sin llamar y que estaba observándolo en su más pura indefensión, pero sencillamente no encontraba fuerzas para irme.

Uno de sus anillos brilló en su dedo cuando se movió un poco. Me fijé en que era el mismo que ya me había llamado la atención en una ocasión y era el único que no se había quitado para dormir. El objeto emanaba una fuerza y una atracción extrañas, estuve segura de que contenía algún tipo de magia, me acerqué con cuidado y lo observé de cerca.

La piedra negra que lo coronaba tenía un extraño símbolo gravado: un triángulo con un círculo y una línea en medio. No supe qué significaba, pero recordaba haber visto esa marca en algún otro sitio.

No me dio tiempo a fijarme más porque una mano me agarró con fuerza por la muñeca y acabé tumbada sobre la cama con el cuerpo de Tom encima, inmovilizándome.

—¿Qué coño haces?

Su voz grave de recién levantado me provocó un escalofrío.

—Creía que hoy íbamos a entrenar —le dediqué una sonrisa de disculpa.