Aunque Tom Riddle era famoso, entre otras cosas, por su hermetismo emocional, yo empezaba a conocerlo y no se me había pasado por alto la disimulada expresión de alivio que adoptó cuando le pregunté por el símbolo de su anillo. Fuera lo que fuera lo que ocultaba y sobre lo que Lestrange quería advertirme, no tenía mucho que ver con ese símbolo. Además, pensándolo bien, el símbolo extraño solo aparecía en su anillo y no en su diario, debía encontrar algo que fuera común en ambos objetos.
De todas formas, investigué los libros que Tom me había ido dejando en busca de información, algo que se me hubiera pasado por alto... pero aquellos días me resultó extremadamente difícil concentrarme: allí donde fuera había alumnos expresando su emoción por el baile de invierno, el ambiente estaba cargado de hormonas y adolescentes atormentados por encontrar una pareja lo antes posible. La biblioteca había pasado de ser un lugar seguro donde estudiar a ser un campo de batalla lleno de notas que volaban de unos alumnos a otros, murmullos, risitas y algún que otro grito de la bibliotecaria pidiendo silencio.
Mi habitación tampoco resultó ser un lugar muy tranquilo, al parecer Gwen y Lestrange no solo irían al baile juntos, sino que habían empezado una especie de relación, o eso intuí, porque se pasaban el día comiéndose la boca y lo que no era la boca.
Los únicos espacios tranquilos que encontré fueron los jardines del colegio y sólo a ciertas horas del día, pues cuando empezaba a oscurecer el frío era insoportable.
Me leí los libros de Riddle una y otra vez, pero no lograba encontrar el dichoso símbolo de su anillo. Llegué incluso a pensar en preguntar por él al profesor Slughorn, pero lo descarté, yo era una alumna pésima y dudaba que le cayera muy bien.
A mitad de semana recibí una carta de mis padres. Sus palabras eran tan escuetas como siempre y solo ocupaban una pequeña porción del pergamino "Te recogeremos el 15 de diciembre a las 21:00h en la estación".
Mis hermanas debían de haber recibido la misma nota. Las vacaciones de Navidad en Hogwarts eran del quince de diciembre al nueve de enero y los alumnos que lo deseasen tenían permitido volver a sus casas para celebrar las fiestas con sus familias.
Vi que la mayoría de alumnos de la mesa del comedor recibían cartas similares. Fijé la vista en Tom, nunca se me había ocurrido planteármelo, pero él debía de pasar todas las navidades en el colegio, no me lo imaginaba cantando villancicos con cientos de niños sin familia en un orfanato muggle...
Durante el entrenamiento de aquella noche decidí abordar el tema.
—¿Dónde sueles pasar las navidades, Tom?
Me giré para esquivar uno de sus hechizos y le lancé un ataque del cual se protegió con un escudo. Hacía poco que habíamos empezado a realizar combates entre nosotros y me maravillaba la manera en la que lanzaba los hechizos sin pronunciarlos, jamás había visto a ningún alumno hacer aquello, sólo los magos adultos con la suficiente experiencia tenían aquella habilidad.
—Aquí en el colegio.
Le lancé un Expelliarmus y lo bloqueó.
—¿Tú solo?
Lo vi asentir y los ojos le brillaron cuando me lanzó otro ataque. Tardé en defenderme y una descarga eléctrica me recorrió el cuerpo. Hice una mueca de dolor y contrataqué.
—¿Y si me quedo contigo?
Esquivó mis hechizos (aún no había logrado alcanzarle con ninguno) y me lanzó tres seguidos. Dos de ellos los esquivé saltando hacia un lado y el último con un escudo débil. Lo escuché chasquear la lengua.
—Mal, debes protegerte con magia, esas piruetas que haces son dignas de un muggle, no de una bruja como tú.
Asentí.
Mi propuesta iba completamente en serio ¿Pasar las navidades a solas con Riddle? ¿El colegio prácticamente entero para nosotros solos? Mis razones eran obvias, pero había algo más: las advertencias de Lestrange me habían hecho pensar mucho aquellos días y quería averiguar más cosas acerca del que se había convertido en mi profesor y amante. Sospechaba que Tom Riddle era capaz de todo, pero ¿realmente era tan peligroso? ¿Qué cosa tan mala y oscura podía conectar su diario con su anillo?
Riddle me alcanzó con un Devaister y quedé atrapada por unas largas raíces que salieron del suelo. Se acercó a mí lentamente y me guiñó un ojo.
—Mañana más.
Con un movimiento de muñeca me dejó libre y pude respirar.
—¿Qué opinas de que me quede en el colegio contigo durante las navidades?
—Haz lo que quieras, Black. Me da igual.
—¿Te da igual? Piénsalo Tom, podremos tener el colegio entero para nosotros solos.
—¿Y qué?
—Quiero hacerlo sobre las camas de todos y cada uno de los alumnos de Slytherin. —lo miré con una sonrisa diabólica—. O mejor... ¿Y si nos colamos en la Sala Común de Gryffindor? ¿O en el despacho del director Dippet? Imagínanos sobre el escritorio con el sombrero seleccionador sobre mi cabeza tratando de decidir de qué casa soy.
Me eché a reír yo sola y vi que Tom me miraba sorprendido.
—Estás loca.
Pero vi que sonreía.
Al llegar a mi habitación no me sorprendió ver que Gwen y Lestrange estaban juntos y que seguían despiertos.
—¿Podéis dejar esas cosas para cuando estéis solos? —dije tapándome los ojos.
—Cállate Bella, o despertarás a las demás.
Me acerqué furiosa a la cama de mi amiga y aparté la sábana de un tirón, tuve suerte de que Lestrange siguiera vestido. Lo agarré por la muñeca y tiré de él hasta que lo saqué de la habitación.
—Me gustaría dormir. —le espeté.
Y le cerré la puerta en las narices.
—Eres una corta rollos.
Le hice caso omiso y me quedé durmiendo en menos de un minuto.
A la mañana siguiente, Gwen me lanzó un montón de cosas que Lestrange había olvidado en nuestra habitación por la noche.
—Ahora vas tú a llevárselas.
Asentí aún con los ojos pegados. Me levanté, me duché, me vestí y le eché un vistazo a las cosas de Lestrange: su túnica de Slytherin, la varita y un calcetín.
Me dirigía a su habitación cuando escuché un fuerte sonido y algo que se caía al suelo proveniente de algún bolsillo de la túnica de nuestro intruso nocturno, me agaché para cogerlo y descubrí que era una especie de amuleto plateado. Tenía los colores de nuestra casa y las iniciales de su familia grabadas en el duro material, pero había algo más... en uno de los laterales estaba grabado el mismo símbolo que en el anillo de Riddle.
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