🔞 +18 🔞 | 𝓽𝓾𝔂𝓪 | FANFIC Tom Riddle y Bellatrix.

🔞 CAPÍTULO 9. ERES MÍA 🔞

Me costó un mundo levantarme a la mañana siguiente. Me miré en el espejo y vi que tenía dos grandes y oscuras ojeras bajo mis ojos. Conseguí vestirme, como pude, y bajé a desayunar arrastrada por Gwen y Phoebe, las cuales me habían prohibido fingirme enferma para no ir a clase.

Cuando vi a Tom me frustré: estaba tan guapo y radiante como siempre, a pesar de que había dormido las mismas pocas horas que yo. Fruncí el ceño y me senté junto a Circe para masticar un dulce de mantequilla. Escuché la conversación de mis compañeras en silencio.

—Parece que lo de Malfoy y tu hermana es oficial.

Miré en la misma dirección que ellas y vi a Narcissa comiéndose, literalmente, a Malfoy. Se me revolvió el estómago al ver que estaban empezando a manosearse.

—No se cortan un pelo.

Busqué a Riddle con la mirada por instinto y comprobé que estaba observando la misma escena que yo. Se levantó de su sitio y se dirigió hacia la pareja para regañarles por su comportamiento. Malfoy pareció avergonzado y clavó la mirada en su desayuno, mi hermana hizo lo mismo.

Narcissa y yo, aunque nos llevábamos bien, éramos dos personas completamente diferentes. Ella era el ojo derecho de nuestros padres: inteligente, educada, sumisa y casi nunca daba problemas. Yo... bueno, no era precisamente educada ni obediente.

Cuando Tom pasó por mi lado para volver a su sitio el corazón me dio un vuelco y el pulso se me aceleró, a pesar de que me ignoró por completo.

Y así continuó siendo durante el resto del día. Cada vez que me cruzaba con él por los pasillos del colegio no me dedicaba ni una sola mirada. Esperé que volviera a arrastrarme a uno de los baños o que introdujera algún tipo de pensamiento en mi mente, pero no lo hizo. Su actitud me hacía dudar sobre si había hecho algo mal o si nuestro trato seguiría en pie.

Al llegar a mi habitación en la hora de descanso antes de que comenzasen las clases de la tarde, descubrí que había varios libros escondidos bajo mi almohada. Todos ellos parecían viejísimos y, por los títulos, supe que eran sacados de La Sección Prohibida.

Los inspeccioné por encima, para comprobar si había dejado alguna nota o comentario escondido entre sus páginas, pero no encontré nada.

Después de cenar mis compañeras decidieron proponer a varios alumnos de nuestro curso hacer una especie de fiesta en nuestro dormitorio.

—He robado algunas botellas de alcohol del despacho de Slughorn. —dijo Margery, satisfecha.

Era una alumna sobresaliente en Pociones, así que se había convertido en el ojito derecho del profesor, que adoraba a los alumnos excelentes. Tom Riddle también era uno de sus alumnos predilectos.

Margery y Bessie prepararon, entusiasmadas, las bebidas y colocaron las camas para que cupiera más gente en nuestro dormitorio. Nuestros compañeros fueron llegando poco a poco, tal y como habían acordado, para que Riddle no sospechara nada.

Me sorprendió ver a mi hermana Narcissa, que venía agarrada de la mano de Malfoy. Cuando me vio me abrazó con fuerza y yo le devolví el gesto. Lucius Malfoy me miró con su habitual expresión desconfiada.

—Relaja esa cara, Malfoy. —le revolví el pelo dorado—. Que no muerdo... aún.

Sonreí con malicia y mi hermana me dio un codazo, divertida.

Llegaron algunos alumnos más y Circe nos mandó callar poniendo un dedo sobre sus labios.

—¿Queréis que nos quiten puntos? Somos tantos aquí que podríamos provocar que nuestra casa perdiera la Copa este curso.