🔞 +18 🔞 | 𝓽𝓾𝔂𝓪 | FANFIC Tom Riddle y Bellatrix.

CAPÍTULO 12. A TU LADO

Entré sin llamar y me encontré a Tom sentado en su escritorio, escribiendo con una pluma en lo que parecía un cuaderno de portada negra.

Sabía que me reñiría por haber entrado de esa manera, así que hablé muy rápido, lo cual tampoco fue buena idea pues dije lo primero que se me pasó por la cabeza.

—¿Quién es Hepzibah Smith?

—¿Qué haces en mi habitación?

—Yo he preguntado primero ­—dije, solemne, y me crucé de brazos.

—A esto me refería en el bosque... todo el maldito mundo en este colegio me respeta y me teme, menos tú.

Estaba enfadado, era obvio, pero me encogí de hombros y le sostuve la mirada.

—Quizá porque no te conocen.

Tom se echó a reír con una carcajada fría y carente de emoción.

—¿Y tú sí?

—Al menos sé que no me vas a lanzar un Cruciatus. Primero, porque lo prometiste y segundo, porque no podrías lanzarlo dentro del colegio sin que alguien se enterase.

—Lo que sí puedo hacer es borrarte la memoria... —se acercó a mí—. No te conviene provocarme, Black.

Así que volvía a ser "Black". Me di cuenta de que sólo me llamaba por mi nombre cuando teníamos sexo.

—No quiero provocarte, Riddle. —enfaticé su apellido—. Lo único que quiero saber es quién es Hepzibah Smith.

—En el caso de que supiera quién es... ¿Por qué iba a decírtelo?

Dudé varios segundos.

—Vuelve a tu habitación, Black.

Lo miré enfadada, celosa e impotente.

—He escuchado que te acuestas con ella.

—Eso a ti no te importa.

—¡Sí me importa!

Me miró enarcando una ceja.

—Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?

—Porque resulta que también te acuestas conmigo y... ¿Cómo sabré que no me estás contagiando algo? ¿Eh?

Dije lo primero que se me ocurrió. Riddle se echó a reír, esta vez su risa fue genuina.

—Si eso es lo que te preocupa puedes estar tranquila.

No me moví de mi sitio y seguí sosteniéndole la mirada, con el ceño fruncido.

Tom suspiró y, divertido, se dejó caer sobre el colchón de su cama.

—Existe un hechizo de protección para eso, también evita embarazos indeseados.

—Pues yo no te veo formularlo nunca.

—Sí lo hago, pero como habrás podido observar, no siempre necesito decir los hechizos en voz alta.

Me acerqué a la cama y me senté a su lado para poder fijarme en su expresión.

—Pero entonces, ¿Es cierto que te acuestas con ella?

—No, no hago las cosas a cambio de nada.

Sentí un alivio inmenso en mi interior, que nada tenía que ver con las posibles enfermedades que tuviera esa bruja.

—¿Nunca te has acostado con alguien por el puro placer de hacerlo?

—No, siempre obtengo algo a cambio.

—Ni que fuera algo desagradable... —murmuré.

Riddle me miró con una sonrisa divertida.

—Depende de con quién y cómo. Aún así, el placer es momentáneo y no es algo que vaya a permitirme alcanzar mis objetivos.

—Eres demasiado frío y calculador. La vida también está para disfrutarla ¿Sabes?

—La disfruto cuando consigo las cosas que quiero.

Suspiré y puse los ojos en blanco.

—Buenas noches, Riddle. —dije mientras me levantaba.

—¿Cuáles son tus objetivos, Bella?

Lo miré sorprendida.

—No lo sé... —lo pensé unos segundos—. Quiero ser poderosa y... también quiero que dejemos de escondernos, estoy harta de ocultar mi magia frente a los muggles, cuando podría hacer lo que quisiera con ellos en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Y qué propondrías hacer?

—Los magos somos superiores a los muggles, igual que los sangre limpia somos superiores a los mestizos o sangres sucia. Me gustaría que se nos tratase diferente, no todos estamos capacitados para las mismas cosas. Pero las cosas no funcionan así, y estoy harta de tener que ir a clase con hijos de muggles, que por azares del destino han sido bendecidos con la magia ¡Yo tengo más derecho que ellos!

Cuando acabé mi discurso lo miré, lo que vi en sus ojos me gustó, era orgullo.

—Algún día, el mundo entero seguirá mis órdenes. Y entonces, dejaremos de ocultarnos, no habrá límites para la magia.

Sonreí. Me gustaba el futuro que planteaba y, de manera inconsciente, me imaginé junto a él en esa bucólica realidad.

Le di las buenas noches, otra vez, y me fui a mi habitación.