• Capitulo 25|"Varios meses después"

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Recostada a su lado me sentía segura, amasa, respetada, me sentía la mujer más especial de todo el universo entero. Nada era capas de arruinar este momento junto a él. Sabía que me amaba y él sabía que yo lo amaba a él.

—¿Quieres salir a cenar hoy?— invito Jack, dulcemente.

—Seria un placer— contesté, felizmente.

(...)

En la noche...

Me había puesto un vestido negro, con una manga abajo y otra arriba, en verdad estaba muy lindo, me naquille un poco, me peine, algo natural y sencillo. Baje a dónde estaba Jack, quien me estaba esperando al final de las escaleras.

—Se ve hermosa— eligió Melizza.

—Perfecta— afirmó Jack al compás de Melizza.

—Gracias— me puse roja.

Salimos de la mansión en dirección a su coche. La verdad no sabía. Dónde iríamos pero mientras fuese con él, hasta el fin del mundo. Ya estando en el coche, él arranco, estábamos por el camino de salida, agarré su mano y la acaricie mirandole.

—Estoy tan jodidamente enamorada de tí.

Eso me desarma por completo. Trago saliva e intento aferrarme a el eco de sus palabras, pero ya no veía futuro en el que no estuviera él.

—Dilo otra vez— me suplico.

—Estoy enamorada de tí— repetí.
—¡Estoy jodidamente enamorada Jack Black!. Estoy enamorada de tu risa, de tu sarcasmo, de tu música, de tu talento, de tú forma de ser y de todas las ideas geniales que se te ocurren. Estoy enamorada de ti, Jack. Estoy completa y locamente enamorada de tí.

—¿Sabes?— enunció colocando su mano en mi muslo acariciando lentamente. —Jamás es creído en el infierno, tampoco en el cielo. Pero... Si amarte fuera un pecado yo jamás vería las puertas del cielo.

No dije una sola palabra me le alcance encima. El me agarró y me sentó sobre él. Aceleró el coche a todo lo que daba. Y allí estaba yo, junto a mi secuestrador él cuál intensión tenía era matarme y aquí estamos, perdidos en él uno con el otro. Y yo, yo era feliz.

(...)

Luego de aquella exquisita nos marchamos a la mansión.

(...)

En su habitación...

—¿Y si te cansas de mí?— le pregunté algo nerviosa. Mis putas inseguridades.

—¿Cómo sería eso posible?

—No entiendo— me confundió.

—No creo cansarme de tí. Sencillamente veo en ti todo lo que laguna vez pude haber deseado en una mujer— confesó, jugueteando con mi cabello.

Le abrace quedándome dormida sobre él.

(...)

Al día siguiente...

Abrir los ojos y verle a mi lado, era la mejor sensación del mundo. Era una de mis cosas favoritas. Verle tan tranquilo, sentir su respiración, admirarle. Me encanta mirarle cuando no se da cuenta.

𝑵𝒐 𝑻𝒆 𝑬𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝑫𝒆 𝑻𝒖́ 𝑺𝒆𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓 [TERMINADA] © [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora