• Capitulo 4|"¡Scary Movie!_¡No It!"

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Stan me desperté con el sonido de la puerta para entrar. Al abrir los ojos me percate que Jack estaba mirándome fijamente.

—Te vez más loco de serca— dije mirandole, con gracia.

—Si eso es un buenos días. Lo
acepto— su maldito sarcasmo.

—¿Porque lo hiciste?— le pregunté.

Tenía que sabe

—¿Hacer que?— me pregunto confundido.

Ovbiamente sabía de lo que le estaba hablando, solo le gustaban las cosas claras. Maldito infeliz.

—Salvarme la vida— le di la respuesta, en verdad no estaba para rodeos.

—Quiero matarte yo, no dejaré que nadie me quite esa raya— dijo riendo y mordiendo el pircings que tenía en sus labios.

—Eres un tonto— dije dándole un fuerte golpe en el brazo.

—Y tú una pequeña cachorra— me ofendió.

Le mire con mala cara y le revire los ojos.

—La cachorra es tú madre— le respondí haciéndole cambiar su rostro. —¿Que? No dirás nada.

—Mi madre está muerta— respondió solemne.

—Perdon— dije desapartando la mirada de él.

Lo odio pero creo que nadie merece que le ofendan a un familiar muerto y menos quien me había salvado la vida.

—No importa— dijo tratando de fingir estar bien.

Al poco tiempo que llevaba aquí me había dado cuenta de algunos caracteres sobre Jack. Era fuerte pero débil al mismo tiempo, no creo que sea malo solo tiene un pasado oscuro.

—¿Quieres desayunar?— le pregunté levantandome para buscar su desayuno.

—Si, me muero de hambre— dijo desesperado por levantar su tracero de la cama.

—Debes descansar, yo buscaré tú desayuno— dije caminando hacia la puerta.

—Gracias— me dijo. Me quedé parada en la puerta.

Me quedé perpleja al escuchar esas palabras de agradecimiento. Pues todo lo que había recibido aquí eran órdenes.

Le mire, sonreí y caminé a buscar su desayuno. Volví a subir. Me senté junto a él en su cama.

—¿Cuando me dejaras ir?— interroge.

—Jamás— decreto agarrando su baso de leche.

—¿Porque?— volví a preguntar por milésima vez.

—Ya te lo explique. Eres mía, de mi propiedad— dijo alzando su ceja.

—¡No tengo dueño!. ¿Que no lo entiendes?— le pregunté saliendo de su habitación en dirección al jardín.

Me senté junto al banco al lado de las rosas. Me quedé observando el lugar detalladamente. En verdad era una casa de ensueño. Tendría que acostumbrarme a este nuevo encierro, con un maldito loco, un mayordomo amable, sirvientes por doquier sin mi libertad. Bienvenidos sean mis 18 años. ¡Que la tierra me trague!.

𝑵𝒐 𝑻𝒆 𝑬𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝑫𝒆 𝑻𝒖́ 𝑺𝒆𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓 [TERMINADA] © [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora