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La vida de Felix había sido muy caótica y solitaria desde niño, pues un día despertó en medio de la nada, sin recuerdos y solo.

Confundido y desorientado, vago por 3 días y 3 noches hasta que llego a un pequeño pueblo de Grecia. 

—¿Estás bien, niño? —Una mujer se acercó al ver al rubio pálido y con la boca seca —Toma esto —. La mujer le dio agua y Felix la bebió con desesperación —¿estás mejor? 

—Hambre… tengo hambre.

La mujer, con solo ver al pequeño, dedujo que no tenía más de 8 años. —Ven, te daré algo de comer. 

Así la mujer lo llevó hasta su casa y le sirvió un plato que Felix no tardó más de 10 minutos en acabarse todo lo que había en el.

—¿Dónde está tu madre?

Felix miro a la mujer confundido ¿Madre? ¿Él tenía una?

Quiso darle una respuesta y trato indagar en lo más profundo de su cabeza, pero por más que intento, no había un solo recuerdo en ella y de nada más, hasta hace 3 días que había despertado.

—No recuerdo…

La mujer lo miró con compasión al darse cuenta de que el niño había perdido la memoria.

—No te preocupes, puedes quedarte aquí. 

Felix se removió en su asiento y solo movió la cabeza en aprobación 

—Tengo un hijo de tu edad, seguro se llevarán bien.

En cuanto llegó su hijo, su madre se lo presentó y, lejos de sentirse celoso, el niño se emocionó.

—¡Siempre quise un hermano! —apenas le dio la noticia su mamá de que ahora viviría con ellos, se entusiasmó.

—Me llamo Demian ¿Tú cómo te llamas? 

El rubio iba a responder, pero al intentarlo se quedó en blanco. ¿Nombre? ¿Él tenía un nombre? 

—No lo sé…

—¿Cómo no lo sabes? Todos tienen un nombre. 

El menor miró al suelo y sintió una presión en su pecho ¿Por qué no podía recordar nada? 

La madre del joven le dio un pequeño golpe y en voz baja le contó que el rubio había perdido la memoria. En cuanto supo aquello el niño para tratar de animar al joven tomo sus manos 

—No importa, te llamaré Felix —dijo en su inocencia.

—¡Demian! No es cortes, andar poniéndole nombre a los demás. No es una mascota —Su madre le regaño.

—Está bien, me gusta… Felix me gusta —dijo en voz baja y tímido

Y así, aquel día, Felix inició una nueva vida en la casa de los Nikolaou. Una familia de clase media y normal.
En un principio Felix era bastante tímido y poco expresivo, pero con el tiempo y el cariño que recibía, en especial por parte de su hermano, le hizo tener más confianza y mostrarse más afectivo.

Felix a pesar de no tener recuerdo, fue un niño alegre y amoroso, pero eso no duró mucho tiempo.

Demian y Felix caminaban al mercado para comprar las verduras que su madre les había encargado, hasta que su paso fue interrumpido por un grupo de niños 

—Ahí va el niño que recogieron de la calle. 

—Seguro que su mamá no lo quería y por eso lo abandonaron. 

Los niños con maldad empezaron a hablar de Felix, que solo bajó su cabeza ante los maliciosos comentarios. 

—¡Cállense, idiotas! —Demian no dudó en defender a quien considera su hermano.

HADES (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora