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Tal vez para Hades, que no convivía casi con sus padres, no fue capaz de reconocer aquella maldición, pero para Poseidón era más que claro que esa maldición la había hecho su madre.

Para el más joven ya era extraño que Zeus hubiera marcado un humano como su protegido, pero ver que ese mismo humano estaba maldecido por su progenitora, le causó más incertidumbre.

El Dios ni siquiera esperó a despedirse de su hermano, pues se fue al olimpo en busca de respuestas.

Tan pronto llegó al olimpo, se encontró con su hermano mayor —Jeongin ¿Dónde habías estado? 

—Respóndeme, hermano. ¿Por qué ese humano tiene tu marca? 

—¿Te encontraste con Felix? 

—Casi muere ahogado en el mar, pero lo salvó. 

—¿Qué? ¿Cómo está? —Tan pronto escuchó aquello, se exaltó y tomó a su hermano por los hombros a muestra de preocupación. 

—Está bien, no le pasó nada grave.

Zeus lanzó un suspiro de alivio al escucharlo —Gracias.

—¿Quiero saber por qué tiene tu marca? Jamás habías proclamado un humano. 

—Simplemente, no quiero que otro dios se le acerque. 

—¿Qué significa eso y por qué mamá lo maldijo? —La desesperación en su habla era notable. 

—Jeongin entre menos sepas, mejor será para ti. —El mayor empezó a sentirse preocupado al ver la curiosidad de su hermano.

—No me trates como un niño. 

—No te trato como un niño, solo te protejo a ti y a Hades —Zeus colocó sus manos en sus hombros. 

—¿Quién es Felix?

—Solo es un humano común —Zeus trataba de convencer al más joven de que no había nada excepcional en el rubio. 

—No lo creo. ¿Por qué Hades también está tras de él?

En cuanto escuchó aquello, se exaltó ante la idea —¿A qué te refieres con que Hades? ¿Hades ha estado con él?  

—Qué extraño, mi hermano se fue. 

—¿Sin decirte nada?

—Bueno, supongo que le surgió algo importante sin previo aviso, esto no es propio de él —Hades estaba decepcionado de que su hermano pequeño se hubiera ido, ya que por años notó cómo lo evitaba, haciéndolo sentir que hizo algo malo para que no lo quisiera ver. 

Felix observó en silencio al dios y vio cómo se veía distinto a lo usual. Alguien que solo bromeaba y se burlaba de él. Parecía completamente diferente ante aquel semblante nostálgico. Jamás pensó verlo así, pues ante sus ojos Hades solo parecía alguien arrogante, egocéntrico y petulante, a quien no le importaba nadie más que el mismo, pero de bajo de aquel antifaz vio a un dios con sentimientos. 

Hades estaba perdido en sus pensamientos, se preguntaba qué pudo haber hecho para que su hermano, que siempre se había mostrado amoroso a él. Los últimos años solo lo evitaba.

—Supongo que un día también, me iba a odiar, todos lo hacen al final. —Sonrió de lado y empezó a caminar —Vámonos, Felix —.El Dios extendió su mano y Felix la tomó, regresando nuevamente al mundo terrenal. 

Tan pronto llegaron a la puerta de la casa del rubio, el pelinegro en silencio se dio la vuelta y se marchó sin decir nada. Felix que estaba acostumbrado a lidiar con un Hades entrometido, se sintió extraño al verlo irse y no molestarlo. Trató de no darle importancia y entró a su casa. Hizo lo habitual antes de ir a dormir, le dio de comer a su gato, se lavó los dientes y se recostó en su cama, pero su corazón no dejaba de sentirse inquieto y, por más que quisiera, no podía dejar de pensar en el dios. Su rostro triste estaba grabado en su memoria. 

HADES (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora