06

1.4K 175 123
                                    

Cuando la mujer gritó aquello, Felix se paralizó por completo. El miedo y los recuerdos del pasado volvían a su cabeza.

Su cuerpo empezó a temblar. Los maltratos que sufrió de niño, las veces que le lanzaron piedras, le escupieron y lo humillaron entre tumultos de gente, o aquella vez que casi terminaba muerto, pero por suerte logró escapar con un brazo roto y un ojo morado. 

Una madre que lo amo como su hijo, un hermano que le quería como tal, un mejor amigo que rio con él hasta que les dolió el estómago, un amable anciano que lo quería como su nieto y un primer amor que le hizo sentir mariposas en el estómago y más personas con las que se encontró y llegó a querer y ellos a él, hasta que vieron sus ojos.

Los rostros distorsionados, llamándole monstruo, maleficio y mal augurio, se enterraban en su cabeza.
Creía que ya había superado aquella etapa, pero el dolor seguía ahí como el primer día. Preguntándose.

¿Por qué le pasaba esto a él? ¿Qué fue lo malo que hizo para vivir así?

La mujer iba a ir a pedir ayuda, horrorizada por el pecoso, pero su paso fue detenido.

—Ayuda, ese chico es un monstruo.

Los ojos del chico se posaron sobre el rubio que estaba en el suelo, perdido en sus pensamientos.

—¿Monstruo? Es un enojón y algo irritante, pero está lejos de ser un monstruo.

—No lo entiendes él… —El pelinegro tomó el rostro de la mujer en sus manos.

—No viste nada, olvida lo que pasó aquí y ve a casa.

La mujer hipnotizada hizo lo que el pelinegro le pidió y esta se marchó.

—Qué horrible clima hace aquí. Vámonos antes de que empeore —El pelinegro, al ver que el pecoso no se movía, se agachó para estar a su altura. —¿Quieres quedarte aquí? —Pero Felix no respondió, este estaba sumergido en sus pensamientos. —No me dejarás más opción que llevarte a la fuerza —sin problema alguno lo cargó en sus brazos y sintió cómo este se aferraba a su cuerpo, sorprendiéndolo, lejos de la reacción que esperaba el pelinegro.

“Está temblando”.

El pelinegro podía sentir cómo este temblaba en sus brazos, pero no dijo nada y solo caminó en silencio, mientras se preguntaba: ¿el porqué estaba tan afectado solo por una mujer que dijo palabras sin sentido?
Desconociendo el dolor y los traumas de Felix solo lo llevó a casa en silencio.

—Listo llegamos a tu muy humilde morada. —El pelinegro lo bajó de sus brazos, pero Felix se aferró a su cuello como si su vida dependiera de ello.

—Primero no me quieres cerca y ahora no quieres soltarme —dijo con un tono de picardía, pero no obtuvo respuesta por parte del rubio. —Tal vez deberías descansar —a vista que el pecoso no reaccionaba de su trance lo volvió a cargar para llevarlo a la cama donde intento dejarlo, pero este no lo soltó —¿Quieres que me acueste contigo? —Pronunció en un doble sentido esperando provocar al rubio y que este le gritara de cosas, pero no obtuvo respuesta.

La sonrisa se desvaneció de los labios de Hades al ver que Felix estaba realmente muy afectado y se preguntó qué había vivido para tener tanto miedo.

El pelinegro no tuvo más opción que recostarse con él. Tomo la cobija y cubrió el cuerpo de Felix para darle la sensación de que estaba protegido mientras con duda le daba palmadas en su espalda. Hades no estaba acostumbrado a mostrar sensibilidad, pero algo le causaba Felix que no podía solo ignorarlo y pasar de él.

Así se quedaron por varias horas hasta que Felix cayó dormido y Hades al fin pudo salir de sus brazos.
Se puso de pie y estaba dispuesto a irse a su reino, pero el maullido del gato lo detuvo y lo tomó en sus brazos. —¡Qué molestia! —Suspiro al no poder ignorar al gato y solo irse.

HADES (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora