Capitulo 11 "no grites"
Tan pronto como mi vista volvió a ser clara note como mis manos empezaron a desnudar a yashiro, mis manos pasaron de estar en su cintura a traspasar la ropa, teniendo contacto directo con su piel.
La acercaba más a mi mientras trataba de encontrarme con su mirada, mantenía los ojos firmemente cerrados con un sonrojo muy notable.
La noche es muy fría y dentro de la habitación solo se encuentra una lámpara prendida, pasando de eso toda la habitación estaba oscura excepto por la cama, la cual estaba un poco iluminada.
—oye... No deberíamos hacer esto...—dijo tratando de quitar mis manos de toda su espalda, su fuerza no era mucha y tiene una espalda pequeña.
—shhhhh, no querrás que te escuchen ¿Verdad?
Sabía que lo estaba asiendo para incomodarla, más de lo que ya estaba.
—pero no es el momento—intento justificarse.
—para mi lo es, ahora haz silencio o te puede ir peor—trate de hacer que mi voz se escuchar ronca y entrecortada.
Dejo de intentar bajar mis brazos, para pasar los suyos por mi cuello enredandose en mi.
Me dirigí a su cuello, busque el lugar perfecto y empecé a succionar, bese su cuello dejándole una marca pequeña pero muy notoria, sin decir que era roja.
Con lentitud pude quitarle su blusa, ella levantó las manos para terminar de quitarsela, solo que en vez de abrazarme como comúnmente lo hace me miraba fijamente tocando sus labios, los tocaba pasando sus dedos de izquierda a derecha.
—esto es vergonzoso...
—hay muchas cosas vergonzosas, y creeme; está será solo una de las muchas que experimentaras luego.
Termine por acostarla en la cama, acomode su cabeza sobre una almohada sin dejar de mirarla.
Hice espacio entre sus piernas para poder estar entre ellas, levanté su cadera a la altura de la mía acomodando sus piernas por mis laterales, no dejaba de sonreír o de lamer mis labios.
—sabia que algún día llegaríamos a esto—dije en una larga carcajada.
—¿Serías tan amable de sacar uno de la caja?—intimidaba con mi voz.
Ella miro asia un lado, justo donde la lámpara se encontraba brillante, saco un preservativo de la gran caja que había comprado días antes.
Solo con romper un poco el cartón era suficiente.
—muy bien, es hora de quitar lo que estorba.
Me acerque al cierre de su falda, lo baje por completo así logrando quitar su falda.
Dejándome a la vista su ropa interior, la cual no era nada fuera de lo común, blanco... ¿Que tienen las marcar de lencería con el blanco? Pero debo admitir que disfrutare de quitar esa ropa interior.
Desabroché mi camisa por completo y dejé a su vista mi torso. Ella mantenía la mirada fija en mi, pero a la hora de verme semidesnudo; empecé a notar como sus ojos se oscurecen por el deseo que está teniendo ahora mismo.
Baje el cierre de mi pantalón, y cuando tuve aquel pantalón un poco más abajo de las rodillas supe que era el momento perfecto.
—ahora lo colocare—dije, refiriéndome al preservativo.
Por lo que recordé, no esta bien lubricada, tengo que tener cuidado hasta que se acostumbré.
Para el momento en el que ya tenía puesto el preservativo la mire y le sonreí, luego jale de sus piernas para acercarla más a mi, dejando sobre su ropa interior mi miembro para que sienta como cada vez se pone más duro.
—¿Siempre ha Sido así de grande?—le tembló la voz.
—asi es—musite en una melodía.
—¿Que te parece si comienzo desde aquí?—pase mis manos bajo su espalda levantadola un poco ya que estaba hundida en el colchón de la cama, llegando a su broque.
Solo escuche un sonido, el cual me permitió quitarle su brasier y aún que al momento en que se lo quite trato de esconderlos con sus brazos.
Tome de su barbilla asiendo que me mirara.
—¿Sabes que te veré así muchas veces? Así que muéstrame lo que escondes.
Con ambas manos logré separar las suyas y dejarlas a sus lados, cuando solté sus muñecas fui acariciando su cintura hasta llegar a su pecho.
Apreté y sacudí sus pechos lo cual hizo que gimiera en voz baja, acerque mi boca y mientras chupaba uno con mucha pero poca fuerza apretaba el otro.
Sentí como sus manos empujaban mi cabeza, lo que di a entender que le gustaba. Ame ver su expresión tan sonrojada con las cejas como si fueran paréntesis, parecía que estaba llorando cuando en realidad lo disfrutaba más que yo.
Finalmente me sentí listo, así que acomode su cadera para poder meterlo.
—no agas mucho ruido.
Obviamente quería que hiciera todo el ruido que se le diera la gana, quería jugar con ella.
Jugué con su feminidad, antes de apartar un poco de tela dejándome ver lo mojada que estaba.
—veo que tienes un problema, así que te ayudaré.
Cuando metí solo la punta empezaron los gemidos, quizás eran de dolor o por qué estaba acostumbrándose.
Sacaba suspiros y gemidos a la vez, se oía tan cansada.
Yo también estaba disfrutando mucho y cuando llegue a estar totalmente dentro todo estaba por comenzar.
Empecé con movimientos muy suaves, sostenía de su cadera para que me sintiera en su interior.
Cada vez que mi piel chocaba con la suya ella gemía, no dejaba de gemir cuando mi ritmo aceleró y estaba llendo cada vez más rápido.
Sus gemidos pasaron de ser solo eso a ser gritos, quiero hacerlo más duro pero temo lastimaria si uso más de mi fuerza.
Cuando miraba asia arriba miraba como sus pechos rebotan de arriba asia abajo por la fuerza y la velocidad a la que la estaba sometiendo.
Deje de sostener de su caderas a apretar fuertemente de sus pechos, empujandome cada vez más rápido.
Apretaba sus pechos y pude sentirla mejor , logrando meter aún más mi miembro, que maravilloso fruto prohibido.
Luego la bese, deteniéndome por un momento, y cuando empecé con mi ritmo ni mis besos podían callar sus ganas de gemir.
Nuestras lenguas jugaban y nuestros cuerpos también, el sonido libididoso que hacían nuestras bocas al besarnos era lo que quería escuchar toda la noche.
Aún no tengo el climax, aún que parece que ella ya lo tuvo desde antes.
—no esperes, por qué aún quiero hacerte muchas cosas.
Aquello estaba empezando, y no saldré de ti sin antes ver cuánto puedes aguantar. De lo contrario esto puede durar toda la noche y creeme acepto gustoso.
::::
Ya saben lo que se viene.
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Blood Candy +18|| hananene/amanene
VampirLostvayne, una cuidad pequeña donde las familias viven con mucho miedo, más el siete de julio; fecha en la que los vampiros pueden salir a cualquier hora a asesinar humanos. durante muchos años estás dos razas an vivido juntas, pero nunca familiariz...