Sex Expert

La carta

Advertencia: Los puntos de vista en este capítulo tienen más curvas que el cuerpo de bebé Gunnie, cambian mucho pero no quise poner divisores de capítulo porque nunca los usé en esta historia así que supongo que hay que prestar atención.

Y solo escribí el final de la carta, imagínense un montón de cursilerías juntas.

[...]Contigo en cambio fue diferente, y sé que suena a la típica frase barata que un fuckboy cualquiera te diría para conquistarte, pero no puedo expresarlo en otras palabras más que: Contigo es diferente, TÚ eres diferente, al menos para mí. Me haces sentir cosas que jamás he sentido y querer arriesgarme a nuevas experiencias, como dejarme enamorar o tener una relación seria.

No quiero decirlo todo en una cursi carta, tenemos una conversación pendiente, lo sé, pero la verdad no sabía cómo iniciar el asunto, lo siento si te incomodo, al menos espero que te parezca tierno y no te estés riendo de mí, o si quieres hazlo porque me encanta hacerte reír.

Para terminar, no tienes que creerme ahora, sé que hay muchos motivos por los que no deberías, pero dame la oportunidad de demostrarte que todo lo que te digo es cierto, dame el derecho de demostrar libremente lo mucho que significas para mí, lo mucho mucho te quiero, permiteme dejar de reprimir mis sentimientos, y actuar libremente como el idiota enamorado en el que me convertiste .

Te juro que respetaré cualquier decisión que tomes pero al menos quiero pedirte que no te alejes, prometo que si lo que siento no es mutuo me haré responsable de mis propios sentimientos, pero perderte por siempre es algo que no puedo ni siquiera imaginarlo.

Si crees que tengo la más mínima oportunidad conmigo, búscame, cuando estés listo, y no tienes que hacer nada más que dejarte amar.

Es todo lo que tengo que decirte ahora, el resto lo oirás en persona, o eso espero.

Te amo.
No quiero asustarte pero realmente lo hago.

New terminó de leer la carta conmovido, sus ojos brillaban por las hermosas palabras, demasiado sinceras, demasiado íntimas y abrumadoras que lo dejaron sin palabras.

En la oscuridad de su solitaria habitación, subido sobre la cama con el peluche a un lado suyo, su mente empezó a trabajar con rapidez.

¿Aceptaría a Tay? La respuesta era obvia, por supuesto que sí, sería tonto si no lo hiciera después de meses persiguiéndolo, y luego de una cita tan bonita.

Durante todo el paseo fue una ternura con él, actuando atensioso todo el tiempo, por algún milagro no lo irritó en ningún momento, y estuvo dándole pequeñas sorpresas durante el recorrido, notitas en bebidas, pequeños regalitos colgados aquí y allá para sorprenderlo. Nada extravagante, como se lo había pedido, y ahora aquel osito blanco tan bonito, un osito polar como él solía llamarlo, y aquella carta con palabras preciosas, el día no pudo haber terminado de mejor manera.