Prólogo II: Atthaphan

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Gun Atthaphan siempre supo que era diferente, desde pequeño sabía que no era como los demás, pero también sabía que eso no estaba mal.

La pareja Punsawat había sido bendecida con un bebé precioso, de tal hermosura que parecía bendito por todos los dioses, y al ser un joven casamiento que no tenía como mantenerse en la gran ciudad de Bangkok, vieron en su retoño la oportunidad de ganar un dinero extra.

Atthaphan era tan bello y comportado que cuando su madre lo presentó a un casting para modelaje infantil, logró conquistar a todos de inmediato.

Un modelo bebé ganaba lo mismo que uno adulto y sus padres aprovecharon eso con alegría.

Gun era el orgullo del padre y la adoración de la madre, hasta que con los años aquella genial idea de ganar dinero con las fotos de su hijo, les trajo varios disgustos.

Al crecer entre mimos, cámaras y glamour, Gun se interesaba por la belleza más de lo que un niño debería, más de lo que sus padres aprobaban.

Gun era muy carismático y educado, por eso todos a su alrededor lo adoraban y consentían.

Pero el niño que alguna vez fue orgullo y adoración para sus padres, de la noche a la mañana se trasformó en motivo de vergüenza y decepción.

En las cenas familiares, las tías y los primos del pequeño se la pasaban criticando a más no poder su actitud dulce y tierna y sus tendencias, consideradas femeninas.

"Un niño no debe querer maquillarse"

"Los niños no pueden tener ropa rosa"

"Los niños deben ser fuertes"

Eran ideas que sus padres trataban de inculcarle inútilmente.

Y cuando cumplió 5 años ocurrió la gran tragedia.

Su padre le había propuesto que eligiera entre un balón de fútbol y un cochecito eléctrico como su regalo de cumpleaños, pero Gun ya tenia muchos cochecitos y no le gustaba jugar con el balón, así que en su inocencia quiso negociar el regalo con su padre, pidiendo en vez de eso un kit de maquillaje.

En su lugar, se ganó un fuerte puñetazo en la cara.

La agencia de modelaje había notado rastros de moretones en su rostro y habían amenazado a los padres, que si sucedía de nuevo algo similar los denunciaría. Eso calmó las cosas, pero a pesar de que Gun pareció perdonar a su padre con facilidad, guardó ese rencor por dentro durante varios años callado.

Con trece años, un joven pero valiente Gun se paró frente a sus padres para decir con todo el orgullo del mundo que era gay, y que la opinión de ambos no le importaba.

A la edad de 16, el muchacho se mudó a su propia casa, solo enviando una cantidad de dinero mensualmente, para que su hermana no quedase desamparada.

Pero Gun Atthaphan se había alejado completamente de su familia, aquellos padres que lo vieron como lo más valioso en su vida cuando necesitaban de él, pero le dieron la espalda cuando fue él quien necesitaba de su apoyo.

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