(Capitulo 13)

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"Es verte y sentir tantas cosas"

>>~•~<<

J

Pasó el tiempo y con el los momentos con Lisa, eran increíbles a pesar de que teníamos que vernos a escondidas, ni siquiera nuestros managers sabían.

Pero así como tuvimos buenos momentos también tuvimos malos, un día casi nos atrapan en la empresa besándonos, terminamos simulando que nos estábamos peleando para justificar el empujón que le di a Lisa cuando tuve que separarla de mi.

Pero a pesar de eso creo que nunca había disfrutado tanto el pasar mucho tiempo con la misma persona, era como si no me aburriera, los silencios incómodos no existían tampoco, disfrutaba cada minuto con ella al máximo.

Ahora mismo yo estaba en el departamento de Lisa con Rosé, si, la misma chica que antes odiaba, aunque ahora que todo estaba aclarado me llevo mejor que nunca con ella.

- No lo sé, quizás le gusta la idea - Dijo Rosé mientras se limaba las uñas en el sofá.

- ¿Realmente crees que le guste? Digo, solo hemos viajado juntas por la gira - Dije en un tono bajo sin estar al 100% segura de mi idea.

- Jennie, a Lisa le encantará que vayas con ella a Tailandia, va a estar muy emocionada, créeme - Se levantó del sofá y caminó hacia la cocina.

Lisa se iba a Tailandia en dos semanas y la idea de tenerla tan lejos no me gustaba, por eso estaba considerando la idea de ir con ella con la excusa de que ya era momento de tomarme unas vacaciones de todo el trabajo que estaba teniendo.

- No lo sé Rosé, llevamos casi un año desde que nos conocimos, ¿No será muy pronto? - Pregunté mientras hacía círculos con la copa de vino que tenía en mi mano derecha y miraba como se revolvía.

La vi volver con una copa de agua en mano mientras caminaba hacia el sofá que estaba al frente del asiento individual en donde yo estaba sentada.

Me miró durante unos segundos como si estuviera pensando en que decir y habló.

- Jennie, nada es muy pronto cuando se trata del amor, obviamente no te vas a casar con alguien el mismo día que lo conoces pero sabes a lo que me refiero. Puedo ver la conexión que hay entre ustedes, lo noto cuando se miran, cuando se abrazan o se expresan, incluso copian la forma de hablar de la otra a veces, no dejes que tus inseguridades te quiten todo este tiempo que tienes con ella - Aunque no me gustara admitirlo ella tenía razón, no sabíamos cuanto tiempo teníamos para estar juntas y yo estaba a punto de desperdiciarlo por una razón tonta que no era tan tonta.

- ¿Sabes qué? Tienes razón, no sé cuanto tiempo tengo con ella, no dejaré pasar esta oportunidad - Dije mientras sacaba el móvil del bolsillo trasero de mi pantalón y entraba a Safari, iba a buscar un vuelo hacia Tailandia.

Mientras yo lo buscaba el timbre sonó, Rosé se levantó a abrir. Mientras miraba concentrada la fecha que decía el vuelo (que tanto me costó encontrar) sentí unas manos posarse en mis hombros de forma inesperada, por el susto y la impresión salté en mi lugar tirando la copa de vino al suelo.

Miré con las manos en mi cabeza como el liquido avanzaba por la alfombra manchándola por completo, me volteé a punto de gritarle a la persona que me asustó cuando me di cuenta de que era Lisa.

- Dios lo siento Jennie, no quería asustarte de esa manera - Dijo mientras corría a la cocina en busca de algo para secar el suelo, yo me levanté y fui detrás de ella.

La encontré agachada buscando entre los cajones un trapo para limpiar el suelo, cuando se levantó y me miró al notar mi presencia, me acerqué a ella.

Agarré su cuello con un poco de fuerza y la jalé hacia mi, estrellé su boca con la mía iniciando un beso desesperado, no sé si fue lo sensible que me sentía o el hecho de que estaba en mis días y me sentía necesita de amor, pero la charla previa con Rosé y ese insistente miedo a perderla me llevaron a llorar mientras la besaba.

- Oye, ¿Que pasa Nini? ¿Estás bien? - Dijo Lisa cuando nos separamos y se dió cuenta de mi estado.

- Si, eso creo, sabes que estoy en mis días y que las hormonas afectan la serotonina, la hormona de la tristeza - Sin embargo a pesar de eso, algo dentro de mi me decía que esa no era la verdadera razón, y estoy segura de que Lisa se dió cuenta de eso.

- Está bien, pero sabes que puedes contar conmigo siempre - Y sin decirme nada más me abrazó, y creo que eso era justo lo que necesitaba, que no dijeran nada y me abrazaran, ya saben, ese abrazo que une los pedacitos de tu corazón que se rompieron.

Le agradecí en silencio y le devolví el abrazo mientras secaba las pocas lágrimas que salieron de mi, por alguna extraña razón yo era como un libro abierto para ella, me podía leer con trasparencia y siempre sabía que decir o hacer para hacerme sentir mejor, recuerdo que al principio me molestaba porque yo era de las chicas que usaban lentes de sol completamente negros para que no pudieran ver a través de mis ojos el como me sentía, pero ahora mismo lo agradecía.

Nos separamos del abrazo mientras Rosé volvía con el paño bañado en vino, al parecer ese pequeño momento que tuvimos con Lisa pasó más rápido de lo que yo creía.

- De nada, señoritas hormonales - Vimos como Rosé hacía una reverencia y lanzaba el paño al lavaplatos, nos reímos porque siempre actuaba así cada vez que nos comportábamos más cariñosas de lo normal.

- ¿Que dices? ¿Volvemos al sofá? - La voz de Lisa me distrajo, la volví a mirar mientras entrelazaba sus manos con las mías manteniéndolas debajo de nuestras caderas y acercando nuestros cuerpos.

La miré a los ojos y pude notar que se veían más brillantes que de costumbre, más hipnotizantes incluso.

El cielo sentiría envidia si se diera cuenta de que hay algo mucho más brillante y hermoso que el.

- ¿Sabes algo? Desde que te conocí ya no tengo curiosidad por el espacio y la galaxia, porque ahora miro tus ojos y lo puedo ver claramente - Susurré mientras la miraba fijamente, ella se rió apoyando su mejilla en mi frente, de repente mi corazón latía desenfrenado por haberla hecho reír.

- Dios ya cállate, estás siendo demasiado cursi - Dijo mientras seguía riéndose, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho.

- Yo también te quiero - Dije con una sonrisa en mi rostro mientras buscaba su mirada.

Yo sabía que esa era su forma de decirlo, lo sabía porque siempre dice eso cada vez que nos encontramos en estos momentos tan íntimos y ella se pone nerviosa, "Ya cállate" se convirtió en su "Te quiero", y llámenme tonta o loca, pero sentía que eso lo volvía más bonito y especial para nosotras.

Era una frase que solo nosotras entenderíamos, algo tan nuestro que ya dejaba de ser una simple frase.

Y así se quedaría para siempre.

•Cuando Nadie Ve• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora