(Capitulo 8)

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"¿Que es el infierno? Arder de amor por alguien que pertenece a otro cielo"

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Las cosas entre Jennie y yo han estado un poco tensas, desde la "Pelea" en la habitación que no hemos vuelto a hablar y ni siquiera me dirige la mirada.

Lo admito, me siento mal por no haber cumplido con mi promesa, como dijo Jennie, una que yo nunca hice por cierto, pero necesitaba despejar mi mente, y sabía que la única manera era enfocarme en otra persona que no fuera ella.

Todo era como un torbellino cuando ella estaba cerca, mis emociones se alocaban y dejaba de tener el control.

A veces me pregunto como es que comencé a quererla tan rápido, y digo querer porque esto no es amor, es solo la primera etapa, ya saben, ese momento en donde todo es increíblemente intenso, donde solo quieres verla todos los días, escucharla hablar y sentir su mirada en ti.

Después de que eso deje de ser así todo esto se me va a olvidar, y lo más probable es que en el futuro solo lo vea como una anécdota más.

Pero mientras siga viviendo esta primera etapa no sé que hacer, todo es tan intenso e increíblemente descontrolado cuando estoy cerca de ella. Siento que quiero alejarme pero cuando lo hago me duele, que ironía.

- Lisa, te necesito en la habitación lo antes posible - Dijo mi manager mientras pasaba por adelante y caminaba sin siquiera mirarme.

Lo seguí hasta la habitación y entré detrás de el, en la mini sala estaba sentada Jennie con la mirada perdida.

Cuando nos escuchó entrar subió rápidamente la cabeza y por primera vez después de un tiempo me miró.

¿Por qué tus ojitos se ven vacíos?.

- Siéntate Lisa, necesito hablar con ustedes - Me senté en el mismo sofá que Jennie colocando cierta distancia entre nosotras.

Entrelacé mis manos y me preparé para escuchar a mi manager, seguramente no eran buenas noticias.

- Tengo dos cosas que decirles, la primera es que el concierto de Amsterdam se cancela, al parecer está pronosticado para el sábado una fuerte tormenta y no podemos cambiar la fecha porque eso significa que tenemos que cambiar todo el tour - Las dos suspiramos, teníamos muchas ganas de hacer este concierto, pero no va a poder ser - La segunda, es que necesito que se lleven bien, no sé que carajos está pasando entre ustedes pero los fans no las pueden ver así, necesitamos la apariencia chicas, ustedes se llevan bien en el trabajo y son casi como hermanas, eso es lo que todo el mundo debe ver, ¿Quedó claro?.

Asentimos con la mirada en el suelo, ¿Como la trato como una hermana si mis sentimientos están comenzando a decir otra cosa?.

- Bien, eso es todo, las dejo para que puedan conversar y arreglar lo que sea que esté pasando entre ustedes - Mi manager se fue y de inmediato Jennie se levantó, comenzó a caminar inquieta por toda la sala mientras yo solo la miraba.

- ¿Que te pasa?, te ves muy ansiosa - Su cabeza se giró tan rápido que por un momento pensé que se había roto el cuello, sus ojos penetrantes ardiendo en llamas me miraron, yo me encogí en mi lugar.

- ¿Que me pasa?, ¿Enserio me estás preguntando eso? - Su tono de voz se elevó, podía ver con claridad como el enojo la consumía de a poco, y cuando estallara nadie iba a poder calmarla.

- Lo que pasa es que ahora estamos siendo demasiado obvias con nuestra mala relación, es tu culpa Manobal - Su dedo, acusatorio, me apuntó.

Debería sentirme ofendida pero admito que había algo en todo esto que me divertía.

- ¿Mi culpa?, tu fuiste la que hizo todo el drama, no yo - Mi voz también se elevó, si ella podía gritarme entonces yo también podía.

- ¡Claro que lo hice!, ¡Rompiste tu maldita promesa! - Su actitud comenzaba a hartarme, Jennie no paraba de hablar y sacarme en cara lo que no había hecho.

- Jennie, ¡ni siquiera hice una promesa! - Exclamé.

Sin embargo mis palabras le entraron por un oído y le salieron por el otro, no paraba de gritar y de agitar sus brazos como una loca.

Y como no parecía calmarse, actué, caminé decidida hasta ella y me paré delante, agarré sus hombros y la obligué a que me mirara.

- Esto es solo momentáneo, los fans se olvidarán de todo esto luego, intentemos mantener la calma, ¿Si? - Sin embargo al parecer no había dicho las palabras correctas, porque en cuanto terminé de hablar el volcán estalló.

- ¡Ni siquiera tienes la maldita decencia de disculparte!, ¡Maldita engreída, presumida, tonta, bo-.

Sus palabras llegaron hasta ahí, verla de este modo hizo que algo que había enterrado muy profundo saliera de mi, todos los sentimientos que tenía guardados para ella fueron directo a sus manos.

Agarré sus mejillas y la besé, sin más, así, repentino, drástico, espontáneo, perfecto.

Y muy contrario a lo que había pensado, ella correspondió, suave y fuerte a la vez, con tantos sentimientos encontrados que era difícil diferenciarlos.

Nuestros labios se movían al compás, como una canción, encajaban tan perfectamente que me pareció un delirio alejarme.

Sus labios, suaves y esponjosos, rosados y pequeños, eran como una adicción.

Si besarte fuera un pecado, entonces estaría encantada de ir al infierno, así podría presumir de haber besado a un ángel sin siquiera haber ido al cielo.

De repente, la ropa comenzó a estorbar, ya no era necesaria.

Y creo que por su cabeza pasó lo mismo ya que sin esperarlo agarró mi camiseta del borde y la sacó.

El volcán se había calmado, en cambio ahora solo quería quedarme en su calor y dejarla a ella en mi frío corazón.

Nos desvestimos a la vez, con tranquilidad y euforia, la agarré por los muslos y la cargué, caminé hasta la habitación y la dejé sobre la cama sin importarme si no había cerrado la puerta.

Esa noche me encargué de amarla como nunca antes había amado a alguien, y pese a nuestra desesperación lo hicimos todo con calma, nos sentimos, nos tocamos, nos hablamos, nos miramos, nos besamos y nos amamos, hicimos todo eso y más incluso si yo sabía que al día siguiente esto solo sería un error.

Dejé que ella hiciera conmigo lo que quisiera, dejé que sintiera todos mis sentimientos que ya eran más suyos que míos incluso si ya sabía que mañana ella me rompería el corazón.

Y yo hice lo mismo con ella incluso si ella sabía que mañana mis sentimientos seguirían igual mientras ella se olvidaba de todo lo que hicimos y sentimos.

Y aunque suene loco, sentí que esa noche ella se había permitido amarme, y me sentí feliz, sin importar si probablemente ese amor que yo sentí hubiera sido creado por mi propia imaginación.

Les puedo jurar que yo nunca antes había rogado por algo, pero esa noche rogué silenciosamente y con todas mis fuerzas que dijera que me quería, que se preocupaba por mi, sin embargo, eso nunca pasó, y aún así me sentí feliz.

•Cuando Nadie Ve• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora