(Capitulo 18)

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"No sé controlar lo que siento, pero lo puedo esconder"

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L

Nos quedaban cuatro días en Tailandia, hemos estado yendo a lugares turísticos para que Jennie conozca el lugar, pero es inevitable ver como cada día que pasa se pone más nerviosa, sabe que al llegar tendrá que dar una respuesta a la agencia porque es bastante obvio que no nos hemos alejado, alejarse o obligarnos a alejarnos, ambas sabemos cual sería la mejor.

- ¡Lisa! ¿Me compras esto? - Su voz me alejó de la nube negra que se formaba en mi cabeza, ella estaba apuntando con emoción un peluche de elefante con una apariencia tierna.

Me acerqué a la vendedora y le pregunté en Tailandés cuanto costaba, cuando me dijo el precio saqué de mi bolsa la billetera y pagué. Me giré con el peluche en mis brazos para ver a una Jennie emocionada y con un brillo en sus ojos muy particular.

Lo abrazó emocionada como si fuera una niña pequeña, verla así emocionaba a mi corazón, verla tan pequeña e indefensa levantaba mis alarmas, dentro de mi había una voz que me decía que no me enamorara tanto, que esto se podía acabar muy rápido.

Pero ya era muy tarde, mi corazón latía por ella y cada vez que la veía se me revolvía el estómago de una forma inexplicable. Era aterrador sentir tanto por una persona, peor aún, era más aterrador darle el poder de romperte el corazón.

- Lili, mira esos brazaletes, ¿Crees que tengan dos iguales? - Era un pequeño puesto que estaba en la esquina de la calle, tenía muchas cosas lindas y había poca gente al rededor. Nos acercamos y miramos unas pulseras delgadas pero coloridas. - ¿Te gusta este? - La mano de Jennie apuntaba una pulsera color arcoíris, simple pero linda, como ella.

Asentí a su pregunta y buscó una que fuera similar o igual, cuando las encontró se las mostró al vendedor y este con los dedos le dijo cuanto valían, sacó de su billetera los billetes y se los tendió. Se dió la vuelta y me pasó una de las pulseras que tenía, me la puse y cuando ambas las teníamos en nuestras muñecas les sacó una foto. Sonreí, sonreí por lo tierna y delicada que se veía al emocionarse por algo tan simple, también sonreí porque verla así de feliz me hacía sentir bien, pero eso es un secreto que se quedará conmigo.

Una llamada interrumpió nuestro momento, venía de mi móvil y el nombre de Rosé salía en la pantalla, le mostré a Jennie quien era y ella asintió en comprensión, me alejé un poco del ruido y contesté.

- Bueno bueno bueno, Lalisa Manobal, ¿Como va todo por allá?, ¿Han habido progresiones con tu enamorada? - Preguntó con tono coqueto, yo contesté aunque no quería hacerlo, ¿La razón?, quizás algún día la sepan.

- Todo va bien, casi perfecto de hecho, ha sido un viaje agradable y tranquilo. Han habido ciertos progresos entre Jennie y yo, siento que tenemos más confianza que nunca - Pronuncié mientras veía a esa cabellera castaña mirar con intriga un puesto de aceites para el cuerpo y el cabello, de forma inevitable sonreí con ternura.

- Eso es genial, ¿No?, van como avión - La voz de Rosé sonaba altanera, no me gustó ese tono, pero ella era impredecible y en su interior habían más cosas oscuras de las que me gustaría.

Comencé a caminar hacia el costado del río Chao Phraya y cuando estuve allí me apoyé en la baranda con un suspiro y un rostro inexpresivo, pensar en todo lo que guarda Rosé en su interior me pone siempre así, tantas cosas malas en su vida y ella tan sonriente como siempre.

- Si, es genial, es solo que estos días ha estado muy nerviosa y me cuesta mantenerla tranquila.

- Bueno, ambas sabemos la razón, por otro lado, voy avanzando con Jisoo, la estoy enamorando poco a poco - Su voz sonaba triunfadora.

- Eso es bueno - Contesté.

- Claro que lo es, en fin. Sobre Jennie, solo déjala estar, ya se le pasará durante estos días que les quedan por allá - Rosé ya sabía todo, se lo conté cuando Jennie me lo contó a mi.

- Eso espero. Te dejo Rosie, Jennie me está llamando - Y sin esperar respuesta colgué, era mentira, por supuesto, nadie me estaba llamando, solo quería pensar un momento.

De repente me sentí abrumada por todo, la amenaza, el nerviosismo de mi novia, e incluso por Rosé. Me sentía colapsada, tenía un peso muy grande en mis hombros y la culpa me carcomía por dentro.

Las vistas del río eran hermosas, pero no podía verlas bien por las lagrimas que inundaban mis ojos, cuando cayó la primera ya estaba apretando mis labios con fuerza para aguantar el nudo en mi garganta.

¿En que momento llegamos a esto?.

Sentía que todo era culpa mía, y probablemente así era, pero ya era muy tarde para proteger a Jennie y a Rosé, el daño estaba hecho. Cuando cayó la quinta lagrima me la limpié con fuerza y me obligué a sonreír.

Aguanta un poco más, tienes que ser fuerte.

Era lo único que me repetía, pero esas palabras no me dieron más fuerza ni me tranquilizaron. Muy dentro mío sabía que esto no hubiera pasado si Jennie no me hubiera conocido, y eso, era el peor hecho que había.

°°°°°°°°

J

Lisa estaba anormalmente extraña, cuando volvimos al departamento lo único que hacía era responder con monosílabos a cada pregunta que le hacía, era distante y en ningún momento me tocó, su actitud comenzaba a desesperarme.

Cuando mi paciencia ya no me daba más la detuve en medio de su camino a la habitación, ella me miró extrañada pero aún así no se movió.

- Tu y yo vamos a hablar ahora. No sé que demonios te pasa, desde que llegamos has estado comportándote de forma extraña - Durante un momento pude ver como se estremecía, había duda en sus ojos ante la pregunta de que decirme, le tomó un tiempo decidir si contarme o no.

Por eso me sorprendió cuando con voz firme e incluso autoritaria habló.

- ¿Quieres saber que me pasa?, bien, lo que me pasa es que estoy jodidamente asustada, tengo miedo de perderte pero también sé que es lo mejor para ambas, siento que todo lo que está pasando es mi culpa, Jennie - Espetó, mientras hablaba pude notar como sus ojos se aguaban, su miedo era real, pero algo en lo que me decía no se sentía correcto, hablaba como si ella fuera la responsable y eso no era cierto.

Me acerqué a ella cuando sus ojos comenzaron a lagrimear, acuné sus mejillas y limpie las pequeñas gotas que caían, sus manos envolvieron mi cintura y su frente se apoyó en mi hombro, Lisa estaba temblando.

- Escúchame Lisa, voy a luchar por nosotras, lo prometo, saldremos de esta mi amor - Sus sollozos aumentaron cuando terminé de hablar, y como si estuviéramos conectadas mis ojos comenzaron a llorar también.

Con cuidado y sin dejar nuestra posición comenzamos a caminar hacia la habitación nuevamente, cuando llegamos nos acostamos acurrucadas en la cama, con su cabeza en mi pecho y sus brazos rodeándome me sentía invencible, pero lamentablemente eso no era así.

Comencé a acariciar su cabello en movimientos suaves, y más pronto de lo que pensaba, Lisa cayó dormida. Miré su rostro tranquilo mientras le acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja.

Prometo que vamos a tener nuestro final feliz Lili, no sé si ahora o en unos años más, quizás en otra vida incluso, pero lo tendremos...

•Cuando Nadie Ve• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora