24. Avanzar

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El bar siempre estaba concurrido los viernes por la noche

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El bar siempre estaba concurrido los viernes por la noche. Hannah, John, Karl y Mia se apretujaron en una cabina en una esquina y tenían un montón de vasos vacíos en la mesa. Ya habían bebido unos tres tragos y habían felicitado a Mia por completar su itinerario como líder de equipo hasta la fecha. La próxima vez que desempeñe un papel activo sería durante la siguiente expedición, la cuál aun no era discutida.

—Mia —dijo Hannah—. Los nuevos cadetes te aman.

—Siempre te andan siguiendo como perritos perdidos —John se rio.

—Algunos de ellos solo son unos bebitos —dijo Mia tomando otro trago de su bebida—. Lo siento si eso sonó mal. Me refiero a que algunos de ellos son muy jóvenes, ¿saben?

—Es un calculo divertido que todos hayamos decidido unirnos a la Tropa de Cadetes cuando éramos mayores —dijo Karl—. Puede que por eso nos llevamos tan bien.

—Somos el sector senior de la Tropa de Cadetes —Hannah estuvo de acuerdo y todos rieron.

Mia era la mayor del grupo, John y Karl unos años más jóvenes y Hannah era todavía más joven. Pero definitivamente destacaban entre los jóvenes de doce y trece años que constituían la mayoría de su grupo.

—¿Lo estás disfrutando hasta ahora? ¿El ser líder de equipo?

—Hasta ahora todo bien —dijo ella—. Estoy un poco preocupada de cuando sea hora de formar un grupo de niños por mi cuenta. Será aterrador... mantenerlos seguros a toda costa.

—Suenas tan maternal —Hannah se rio mientras Mia terminaba su bebida.

—Estás tomando esas pastillas, ¿no? —Karl dijo con una sonrisita.

Mia casi escupió su bebida y se sonrojó.

—Bueno, si quieren saberlo...

—Y debemos saberlo —aseguró John.

—Si, las estoy tomando, no soy estúpida.

Mia se ocupó con otra cidra, suponiendo que entre más tuviera la boca ocupada, se le escaparía menos vómito verbal, especialmente ahora que sus amigos trataban de hacer que escupiera todos los detalles sucios. Eventualmente regresaron al cuartel general, tambaleándose y tropezando antes de que cada uno se fuera por su camino.

—Tomaré algo de té, Hannah —dijo Mia y agarró a su amiga para darle un fuerte abrazo—. ¡Buenas noches, tengo mucha suerte de tenerte!

—Buenas noches, Mia, tengo la misma suerte —dijo Hannah devolviéndole el abrazo.

Mia se tambaleó al interior de la cocina, su visión estaba un poco borrosa cuando alcanzó la tetera. Estuvo por llenarla con agua cuando se dio cuenta de que no tenía nada de té. Pensó en sus opciones: podía regresar a su propia habitación para agarrar un frasco de té, o podía darle una visita a alguien especial y buscar entre su colección. Y también ofrecerle algo de té, por supuesto. Satisfecha con su decisión, se tambaleó por el pasillo y luego hacía la derecha, directamente hacía la puerta de la oficina de Levi. Golpeó dos veces antes de seguir adelante y abrir la puerta de todas formas.

Grey [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora