27. Dos cuerpos ansiosos

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No vio a Mia al día siguiente

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No vio a Mia al día siguiente.

Tampoco la vio en el que vino después.

El cuartel general de la Legión de Reconocimiento no era tan grande, de seguro que se encontraría con ella en algún momento. Pero se mantuvo esquiva. En todos los lugares donde esperaba encontrarla, no estaba. No estaba en la cocina, ni en la azotea, ni en su dormitorio, ni en el laboratorio de Hange. Sus amigos parecían reacios a revelar su ubicación, prometiendo que estaba a salvo.

Nunca había sentido un dolor como este. Era diferente a cuando su madre murió o cuando Isabel y Farlan murieron. No creyó que alguna vez podría sentirse peor que esos momento... y aun así, aquí estaba, buscándola frenéticamente para tratar de distraerse del dolor en su pecho. Se dio cuenta de que era porque quienes había perdido se habían ido para siempre, sin que pudieran regresar a él.

¿Pero Mia? Mia estaba aquí, era real y estaba viva.

Entonces, ¿por qué se sentía como si la hubiese perdido?

No, esta pérdida era diferente... Era la pérdida de potencial, o lo que podía haber sido. Pero por más que lo intentaba, no podía identificar en qué momento las cosas se fueron a la mierda. Hasta donde recordaba, dejaron Mitras con buen espíritu, tal vez ella estaba un poco callada en el viaje de vuelta, pero asumió que habló mucho y que estaba cansada.

Se habían besado, tal vez de una manera que era diferente a todas la anteriores. Levi no era un maestro de la emociones, pero incluso él sabía que besarse significaba algún tipo de mutuo afecto o incluso atracción al menos. Pensó que, con su conocimiento limitado de la intimidad, las cosas estaban bien. Muy bien.

Entonces, ¿en qué momento todo se fue a la mierda?

Estaba tan nervioso que no se dio cuenta del golpeteo de la lluvia contra las paredes del cuartel general. Se dio cuenta de que no le importaba ya que solo tenía una misión en su mente, y esa era encontrar a la mocosa que tomó su corazón y, de forma bastante literal, se fue corriendo con él.

Subió a la azotea, aunque ya había estado allí muchas veces. Justo como sospechaba, no había una Mia a la vista. Quedó empapado de inmediato, pero la tela saturada no le podía importar menos. Miró hacia el abismo nublado, el cielo tenía un color gris oscuro a esta hora de la noche, y sombrío mientras la lluvia continuaba. Al menos no había truenos y relámpagos. Después de todo, ella no estaba allí para tranquilizarlo.

Otra punzada en su pecho, y levantó la mano para frotar ese lugar. Había un nudo formándose en su estómago, le daba nauseas. Respirar era doloroso y la forma en que sentía que su corazón era aprisionado como en una tenaza era casi vertiginosa. Cerró los ojos, tratando de llevar oxígeno a sus pulmones, e hizo una mueca ante lo completamente inútil que fue.

Pero entonces lo escuchó.

Pezuñas galopando en la distancia.

Sus ojos buscaron y apenas pudo distinguir la tenue silueta de una figura a caballo que cabalgaba hacia los establos. No quería tener esperanzas, pero si no era ella, no estaba seguro de qué haría después.

Grey [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora