31. Doble celebración, doble dosis de besos

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Nunca pensé que me demoraría casi dos meses en volver a subir capítulos jaja siento demorarme tanto. Las clases ya terminaron y mis ganas de traducir ya regresaron, así que trataré de seguir publicando hasta que terminemos, de todas formas, solo quedan ocho capítulos más.

 Las clases ya terminaron y mis ganas de traducir ya regresaron, así que trataré de seguir publicando hasta que terminemos, de todas formas, solo quedan ocho capítulos más

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Un día en la aldea siempre era un buen día, especialmente durante las festividades. Mia adoraba el ajetreo y el bullicio de la gente comprando sus regalos de Navidad; había algo tan alegre y festivo en esta época del año. Se adelantó a la curva, terminando sus compras de regalos temprano, y paseaba por los puestos del mercado para ver si algo le llamaba la atención.

Resultó que ella llamó la atención de Levi; él vio su larga melena castaña y su figura envuelta en un gran suéter y una bufanda. Observó cómo se movía entre la multitud; era pequeña y su presencia era sutil, por lo que de vez en cuando la empujaban. Le recordó a cómo lucía al caminar entre la multitud de nobles en Mitras, con ese hermoso vestido azul. Pensó, al ver la larga falda de lana que llevaba, que se veía igual de hermosa.

La siguió mientras entraba en la tienda de té; casualmente, era donde él también se dirigía. Ella sostuvo la puerta abierta al escuchar que alguien se acercaba por detrás, y sus ojos se abrieron cuando se encontraron con los suyos.

—¡Hola, Levi! —Le sonrió brillantemente, sus mejillas adquiriendo un tono sonrosado. Lo invitó a entrar y cerró la puerta tras él, suspirando al sentir el calor de la tienda de té.

—Así que este es "Levi".

El caballero tras el mostrador cerró su periódico. Levi recibió una sonrisa del anciano, cuyos ojos parecían saber un poco demasiado. Levi asintió en saludo, como solía hacer cuando visitaba la tienda.

—Hmm... Te reconozco —dijo el dueño de la tienda—. Eres ese gruñón soldado que siempre viene aquí a comprar té negro: el más fuerte de la Humanidad.

Mia contuvo la risa, mordiéndose el labio entre los dientes, con los hombros temblando ligeramente. Levi parecía no tener problemas mirando al anciano; nunca fue uno de los que respetaba a los ancianos y la autoridad, al menos no hasta que lo merecieran.

—Sé amable, Harold —dijo Mia, aun sofocando su risa.

—¿Qué dices de ayudar a un anciano a mover su último envío? —Harold propuso, evaluándolo—. Le daré a Mia la primera selección de las hojas frescas a cambio.

—Oh, ese es un gran trato, ¡gracias! —dijo Mia.

—¡Está acordado! —exclamó Harold, levantándose de su asiento—. Sígueme.

—Estoy justo aquí, ¿sabes? —murmuró Levi.

Levi siguió al hombre de todos modos, sosteniendo la puerta abierta mientras Harold avanzaba, e hizo contacto visual con Mia. Ella le envió una sonrisa y le guiñó un ojo. Dejó la tienda con la punta de las orejas rojas.

Grey [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora