Grey [Levi Ackerman] Traducción

1. El primer encuentro

Ahora

Eren se dejó caer en el sofá luego de regresar al cuartel general de la Legión después de la golpiza más trascendental de su existencia. Frotó su mandíbula distraídamente, imaginando los colores intensos que estarán en su cara por los siguientes días. Salió por los pelos del juicio cuando el plan propuesto por Erwin para que se mantuviera bajo la custodia de la Legión fue aceptado, y luego otra vez al sobrevivir repetidas patadas del más fuerte de la humanidad en su cara.

Eren fue sacado de sus pensamientos cuando Levi se sentó en el sofá a su lado. No pudo evitar un estremecimiento involuntario al ver a su torturador adoptar una postura tan casual y relajada a su lado: un tobillo cruzado sobre su rodilla, un brazo sobre el respaldo del sofá y una mirada aburrida en su expresión.

«Un maldito sociópata...»

―Así que, Eren ―Levi se dirigió a él sin mirarlo―. No estás asustado de mi ahora, ¿no?

―No, señor. ―«Por favor, no lo haga de nuevo»―. Entiendo que fue necesario...

―Perfecto. Solo no la jodas magníficamente y te pongas todo "titán" y probablemente no ocurrirá de nuevo... a menos que esté de humor. ―Otro estremecimiento.

―¡Eren! ―Hange apareció repentinamente en su línea de visión, agarrando su cara con ambas manos―. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Puedo ver tu boca? ¡Abre grande, ahhhh!

―Oye, cuatro ojos ―dijo Levi―. Tal vez podrías relajarte un poco.

―¿Me estás jodiendo? ―respondió, mientras Eren se ponía más incómodo con la sensación de su boca siendo abierta a la fuerza―. Solo quiero ver cuántos- ¡Oh mi dios! ¡El diente volvió! ¡Creció de nuevo!

Los ojos de Eren se ampliaron ante la respuesta, recordando claramente que escupió un diente en algún momento entre llegar al sofá y saborear la suela del zapato del capitán en el tribunal. Levi solo pudo rodar los ojos.

―Hange, tranquilízate, ha pasado por mucho. ―Una nueva voz ingresó a la habitación.

Los dedos de Hange abandonaron la boca de Eren a la vez que él giraba su cabeza para ver el rostro de esta nueva voz. A Eren le costó apartar sus ojos de la mujer que entró a la habitación No pudo detener el pensamiento de que no debería haber alguien tan delicada entre el ejército. Mientras se detenía en frente de él, su impresión cambió de inmediato. Puedo ver en su mano las cicatrices, algunas plateadas y otras rosas, y los callos presentes por el uso del equipo de maniobras y las espadas. Pudo sentir la fuerza mal disimulada en su apretón de manos. Al mirarla de nuevo al rostro mientras su mano agarraba la suya, sintió una sensación de calma invadirlo como si ella le estuviese diciendo que lo apoyaba.

―No nos hemos conocido aun ―dijo ella.―. Soy Mia, soy algo así como una soldado que va de un lado a otro en la Legión, así que me verás por ahí.