18. Trataron de hacerme ir a rehabilitación y les dije...

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... "al menos deja que me dé una jodida ducha primero".

Mia estaba en el gimnasio mientras que el resto de los soldados se encontraban afuera trabajando en combate cuerpo a cuerpo

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Mia estaba en el gimnasio mientras que el resto de los soldados se encontraban afuera trabajando en combate cuerpo a cuerpo. Estaba recostada en una colchoneta con los brazos elevados sobre la cabeza, sintiendo el estiramiento rígido de su caja torácica. Hace tiempo que el dolor se había ido, pero aun sentía cierta incomodidad cuando se esforzaba de más. Con los brazos sobre la cabeza, tomó una respiración profunda, dentro y fuera, sintiendo como sus costillas se movían con ella. Se quejó un poco al sentir ese tirón incómodo durante la siguiente inhalación.

—¿Cómo vas, Mia? —Giró la cabeza para ver a Hannah entrar al gimnasio. Estaba sudada y había enrollado sus mangas hasta los codos. Sin duda el cambio de primavera a verano estaba siendo cálido.

—Estoy bien —dijo ella—. Solo trato de estirarme y recuperar algo de movilidad. Quiero asegurarme de que mis pulmones estén listos para el cardio y todo eso.

—Eso es bueno, me alegra que estés bien. —Hannah se sentó con la piernas cruzadas a su lado mientras ella continuaba con sus ejercicios.

—Yo también. —Hubo un momento de silencio entre ellas.

—El capitán vino esa noche; ya sabes, ¿cuándo él estaba siendo un idiota?

—Pudo haber mencionado que tú mirada asesina rivalizaba con la suya.

—Así que... ¿qué ocurrió después de eso?

Era como si fuera constantemente llevada a esa noche en la azotea, a revivir cada toque delicioso y la sensación de sus manos a través de su cabello y sobre su cuerpo. Sabía que se estaba poniendo roja, no había forma de evitarlo. Hannah tenía una sonrisa de mierda en su rostro.

—¡Mia, perra sucia! —dijo ella, dándole un golpe juguetón en el hombro—. Cuéntamelo todo.

—Paso.

—Vamos, Mia, escúpelo. ¡¿Tú y el capitán?! Una locura, una jodida locura.

—No, gracias.

—Quizás deberíamos ir al bar este fin de semana, traer de vuelta a la Mia con dos tragos...

—Por supuesto que no.

—¿De qué están hablando, chicas? —John preguntó, entrando con Karl.

El resto de los soldados comenzaron a entrar de a poco al gimnasio para la sesión de pesas de la tarde. Se sentó derecha y vio al escuadrón de Levi desfilar, y no muy atrás de ellos estaba Levi. Consiguió encontrar sus ojos a través del gimnasio, su mirada era tan intensa como siempre. La sonrisa de Mia creció, feliz de ser lo primero que este buscaba en el gimnasio. Hannah la miró con picardía.

—Hm, ¿de qué estábamos hablando, Mia? —preguntó—. ¿Tal vez algo sobre ir al bar por unas bebidas?

—Si, algo así —dijo distraída.

Grey [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora