12-M

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Este debía clasificar como uno de los peores días de mi vida.
Sentía que era una especie de venganza del karma por molestar siempre a mi secretario.
Si, sin ninguna duda. Desde la mañana todo fue puro desastre.
Primero, el incidente con la jaula de los hurones. Maldito Seungmin que no me creyó y aparte insinuaba que parezco un maldito hurón!
Segundo, su mamá y su abuela... mmm... voy a obviar lo que siento por esas señoras porque... Pues no!! la verdad es que sé que en el fondo son buenas personas... pero pareciera que estan programadas para hacerme hacer cosas que no me gustan. Pensé que en cualquier momento iba a explotar, y mandar a la prole de Seungmin al car... bueno bien lejos.
Me hicieron recorrer cada rincón del bendito pueblo hasta que mis pies dolían y no pude evitar pedir una tregua. En un final el pueblo no era tan horrendo como yo esperaba, tenía su encanto, podía imaginarme a un tierno Seungmin corriendo por las calles donde todo el mundo lo conocía y adoraba, y sé que era así, porque incluso si no me conocían, solo por el hecho de ser el prometido de Seungmin las personas me trataban como uno más del pueblo... y en sí era un poco agradable, lo admito... pero seguía siendo un estúpido pueblo del campo de Corea.
Y la peor parte del día... sin temor a discusión fue la tarde... la excursión.
Nunca pensé que odiaría tanto la compañía de 2 personas.
Porque si, me fui de excursión.
Yo el gran Hwang Hyunjin tuvo que pisar los bosques de este pueblucho, y esa sin duda fue la única parte buena de la excursión, al menos pude distraerme un poco con las vistas, que para que mentir, eran muy hermosas.
Almorcé solamente con la madre y la abuela de Seungmin, ya que durante todo el día fui abandonado por mi secretario, quien nada más llegar al pueblo había desaparecido con la excusa de ir a arreglar mi teléfono, y no me llevó porque según él, no me iba a querer perder del paseo... que claro que hubiese preferido perderme el maldito paseo y sobre todo la maldita excursión, pero el muy traidor me abandonó a mi suerte; luego del almuerzo, Changbin y el tal Bangchan me recogieron para llevarme al bosque.
Tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para no terminar en una pelea, y no precisamente verbal con estos dos idiotas. Changbin continuaba haciendo preguntas una tras otra de como era Seúl, los lugares más importante, de mi y de mi empresa, y el tal Christopher lograba irritarme tan solo con una mirada... y pués, la única parte buena de que estuviera allí conmigo es que conocía bien la zona y a pesar del evidente desagrado mutuo, sus explicaciones e historias del lugar, digamos que no resultaban aburridas del todo, pero sin duda la mayor ventaja de tener a Bangchan de guía era que no tenía que atormentarme la mente como en la mañana, con la idea de que Seungmin pudiera estar con él.
Aunque que claro que no me importaba... solo me molestaba que mi secretario se estuviese divirtiendo mientras yo sufría.
Era solo eso.
Cerca de las 6pm fui dejado en la casa de mi "prometido" totalmente agotado, sucio y peleando con Changbin para que me dejara ir con la promesa de vernos mañana de nuevo.
Entré a la casa y al pasar por la sala vi a mi secretario conversar con su padre... aunque parecía que en cualquier momento las cosas iban a pasar a discusión.
Quedé un segundo pensando si intervenir o no... y siendo sincero también sentía curiosidad por lo que hablaban.
Intenté acercarme, pero en eso vi acercarse a la mamá de Seungmin así que disimulando con una sonrisa me dirigí a mi cuarto un poco apenado.
Habría notado que estaba intentando escuchar a escondidas?
Nahh seguro que no.
Entré al cuarto e iba por la ropa cuando decidí darme una olisqueada. Mi mueca de asco hizo doler mis mejillas, así que cambié de rumbo y fui directo al baño.
Comencé a darme una ducha y restregarme con fuerza para eliminar todo lo raro con lo que mi cuerpo había tenido contacto hoy, incluyendo los brazos de Changbin iughh.
Pero hablando de... contacto, hoy en la mañana cuando me quise desquitar un poco molestando a mi secretario... su cuerpo se sintió... tan bien entre mis brazos... él era tan cálido, y el ver la confusión en sus ojos y el rubor en su rostro no ayudó mucho al razonamiento de mi cuerpo, el cual prácticamente se movió por si solo... sonreí...
Recordándolo ahora... creo que había valido la pena ganarme su amenaza.
Era divertido molestar a Seungmin, siempre lo había sido. Lo diferente ahora era... que... mi corazón se sentía más vivo, más completo junto a él, y mi cuerpo parecía sentirse en total confianza. Era como si estuvieramos formando un lazo entre nosotros, uno más allá de jefe y secretario, aunque ninguno de los dos estuviese totalmente de acuerdo con ello.
Salí de la ducha para secarme pero...
-Y las toallas ? - busqué en el pequeño armario... por todo el baño... y nada...
Muy bien, qué clase de casa no tenía toallas en los baños?
Es que acaso aquí en el campo acostumbraban a que el aire secara sus pieles?
El sonido de lo que me pareció la puerta me hizo dar un brinco en el lugar. Me quedé esperando algún otro ruido, pero no sentí nada más... habrían sido ideas mías?

No escuché ningún sonido de nuevo... así que supuse que había sido la puerta pero de otro cuarto, y continué buscando las toallas. Solo encontré unas pequeñitas, que no alcanzaban ni para secarme la cara, así que tapando mi entrepierna con lo poco que me permitían los minísculos pedazos de tela, salí al cuarto a ver si encontraba algo más.
Creo que, entre todas las cosas que había traído de Seúl, había incluido una toaya bien grande, del estilo del gran Hwang Hyunjin.
Cerré la puerta del baño con cuidado y comencé a correr hacia mi equipaje... cuando BOOOM!!! algo se interpuso en mi camino haciéndome caer al piso.
Abrí los ojos en shock...
No había chocado con algo... había sido con alguien.
Seungmin me miraba desde el piso... debajo de mi cuerpo... con los ojos a punto de salir de sus cuencas... y completamente desnudo...
Por qué demonios estaba completamente desnudo????
Podía sentir cada centímetro de la piel de Seungmin, podía sentir hasta su... bueno creo que bastaba con decir que podía sentir "tooodo de Seungmin"... y en estos momentos, era muy difícil saber quien tenía el rostro más rojo, si mi secretario o yo.
Cuando estaba comenzando a olvidar hasta donde me encontraba debido al calor que irradiaban nuestros cuerpos y lo bien que se sentía... Seungmin comenzó a removerse debajo de mí, y finalmente alguna de mis neuronas hizo sinapsis haciendo que me apartara de él.
Aunque no hizo mucha diferencia el levantarme, porque igual me quedé embobado observando a mi secretario que intentaba levantarse y taparse a la misma vez.
Su piel era tan hermosa... se veía tan acariciable... era como la miel...
A qué sabría la piel de Seungmin?
-Ohh por favor tápate!! - la voz nerviosa de mi secretario me sacó de mis pensamientos y solo pude sonreír al verlo cubrirse con la colcha rara de su abuela y luego arrojarla a la cama cuando se percató de lo que era. Él se veía sumante tierno envuelto en una sábana, totalmente sonrojado y tratando de no mirarme mientras lucía enfurruñado.
-No tengo nada que tu no... al no ser que te ponga nervioso, es así? - no me sentía precisamente cómodo con mi desnudez en una casa que ni siquiera era la mía pero... ver en el rostro de Seungmin que le gustaba lo que veía y que lo ponía nervioso, hacía a mi vergüenza pasar a segundo plano.
-Qué?? - me miró indignado para luego apartar rápidamente la vista avergonzado - no n-o me pones nervioso para nada... solo... - hizo contacto visual conmigo y cogió apresurado algo sobre la cama y me lo lanzó - solo tápate por favor!!
Observé con una sonrisa burlona lo que me había lanzado y lo miré con una ceja enarcada.
-Es esta tu forma de insinuarme algo Seungmin? - levantó la mirada confuso - si querías que usara la manta de la virilidad me lo hubieras dicho... estoy dispuesto a usarla si te haces responsables de los efectos - le guiñé un ojo y comencé a colocarme la manta alrededor de la cintura, cuando su mano en mi brazo me detuvo. Lo vi rodar los ojos y mirarme indignado.
-No me fijé en que te lancé - apartó la manta de mi cuerpo y esta vez no apartó su mirada de mis ojos - nada más lejos de mi mente que hacer uso de esto contigo - me miró de arriba abajo haciendo que me recorriera un estremecimiento - y tienes razón no estás nada mal... pero - se acercó a mi oído y solo pude contener el aliento al sentir el aire caliente de sus labios acariciar mi piel - créeme, los he visto mejores - se alejó sonriendo y yo me quedé mirándolo embelesado. Noté que se detenía y recogía lo que parecía su móvil con audífonos del piso y luego se dirigía al baño todavía envuelto en las sábanas. - Además... - se volvió a verme y yo tuve que apartar la vista de su trasero que se marcaba bien definido al él sostener la sábana apretadamente por el frente- yo nunca mezclo el placer con los negocios - ahora el que me guiñó un ojo fue él y se encerró en el baño.
Lentamente una sonrisa apareció en mi rostro.
Quien hubiera imaginado que iba a terminar tan amenamente el día.
Hoy había aprendido varias cosas de mi secretario:
1- Siempre le gustaba tener la última palabra.
2-Tenía la piel más hermosa que había visto alguna vez.
3-Debía tener cuidado con su trasero...
Su trasero representaba una distracción muy grande y por su culpa me había ganado una amenaza peligrosa para mi descendencia.

Y la última, Seungmin decía que nunca mezclaba el negocio con el placer.
Suspiré y amplié mi sonrisa.
-Nunca digas nunca Kim Seungmin...

I hate you BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora