22-M

13 3 0
                                    

Sé que estoy actuando extraño.
Sé que puedo parecer un poco acosador.
Él, no ha contestado mis llamadas.
Incluso prometió llamarme para avisarme de como había llegado después de que se lo pedí, pero, no lo ha hecho…
Por lo tanto... a nadie le debe extrañar que ahora me encuentre en el Hospital General de Changwon preguntando por la habitación en la que tienen a la abuela de mi secretario.
Es algo muy normal que hubiera hecho por cualquiera de mis empleados.
Abandonar mi trabajo, venir al fin del mundo, soportar el viaje en la lata de sardinas y llegar como loco a la habitación 501 del hospital… si, son cosas que hago todos los días.
- Hyunjinnie?? Seungmin no nos dijo que vendrías, qué grata sorpresa!! – hice una leve inclinación a la madre de Seungmin quien sin recato alguno me estrechó entre sus brazos. Un poco cohibido le devolví el abrazo bajo la atenta mirada del padre de Seungmin quien parecía algo triste y enfadado.
- Lo siento… yo… la verdad es que vine sin avisar… estaba preocupado – vi al señor Kim entrecerrar los ojos y la madre de Seungmin me sonrió enternecida. – Y Seungmin?
- Minnie está adentro con la abuela – suspiró la señora Kim– él es muy testarudo y no ha querido ir a descansar, desde que llegó no ha salido de aquí.
- La señora Lita, cómo está? – pregunté interesado en la salud de la abuela.
- Está mucho mejor, se recuperó bastante rápido a pesar de que su vida corrió peligro, tal ves le den el alta en unos días – ella sonrió dándome las buenas noticias aunque podía ver, por la tensión en su rostro al contarme, que estuvieron muy preocupados por la salud de Lita. – Pero pasa, estoy seguro de que Min se pondrá contento de verte, a lo mejor tú logras que vaya a descansar.
Suspiré un poco contrariado, y mis dudas aparecieron a la hora de tomar el pomo de la puerta en mis manos.
Si, como que, mi confianza estaba menguando un poco a estas alturas, porque… tal ves podría dar la excusa de que estaba preocupado por mi prometido y la salud de su familiar a los demás pero… a Seungmin… cómo le explicaría la locura que se adueñó de mi y me hizo venir hasta aquí sin dejar al descubierto mis verdaderos sentimientos?
Abrí la puerta suavemente, para evitar hacer algún ruido. Eran alrededor de las 6 de la tarde, todavía el sol no se ocultaba, pero al no sentir sonidos dentro de la habitación y encontrar a los padres de Seungmin afuera supuse que Lita estaría descansando.
Supuse mal.
-Hola – dije en un susurro mientras cerraba la puerta a mi espalda y observaba la tierna escena ante mis ojos.
La señora Lita se encontraba despierta y con la cabecera de la cama reclinada, quedando cómodamente recostada. Me sonrió, haciéndome sentir contento de ver que se encontraba bien y provocando que le devolviera la sonrisa hasta que mis ojos se apartaron de ella para fijarme en la cabellera castaña que descansaba a un lado de la cama y que ella acariciaba tiernamente.
-Hola Hyunjinnie – también me saludó en un susurro mientras como si de un imán se tratara yo me acercaba a mi secretario durmiente.
Por qué siempre se veía tan tierno y tan en paz al dormir?
Parecía un bebé de tres años.
Sin apenas darme cuenta estaba a su lado trazando la silueta de su rostro y frunciendo el ceño al ver las grandes ojeras bajo sus ojos.
– Está dormido.- Lita susurró - Le estuve cantando para ver si lograba descansar - suspiró- Seungmin no quiere dejarme, ni siquiera a soltado mi mano, solamente para ir al baño – levantó sus manos entrelazadas y me miró con un puchero. Por un momento sentí envidia de no ser yo el que mantenía su cálida mano entre las mías, sacudí la cabeza alejando esos malos pensamientos... qué era yo? Un niño pequeño? – me alegro que hayas venido, llegaste en el momento indicado, creo que unas horas más sin hacernos caso y sería Seungmin el que iba a estar en una cama aquí en el hospital. – resopló y alzó sus manos sin percatarse haciendo que Seungmin despertara sobresaltado.
-Qué pasó? Abu te sientes mal? Llamo al médico?- tuve que contener mi risa al ver a Lita rodar los ojos ante el desespero de Seungmin.
-Estoy bien Seungmin, solo moví los brazos exasperada, qué no tengo derecho a pelear? – mi secretario frunció el ceño confundido sin percatarse aun de mi presencia. Suspiró, y pude apreciar por sus movimientos que realmente estaba agotado. Y no era para más, si lo que su madre y su abuela me habían contado era cierto, Seungmin llevaba en vela casi 72h. Él llegó a Changwoon el domingo en la madrugada, y ya hoy era martes. Al menos habrá comido bien?
-Seungmin, estás bien? – al escuchar mi voz mi secretario sufrió un sobresalto y me miró asombrado.
-Hyun- Hyunjin? – sus muy abiertos ojos me miraban como si le pareciera imposible que estuviese allí. Lo vi limpiar sus párpados con sus manos cerradas varias veces, y ahora el contrariado era yo.
Era tan extraño para él que yo estuviera allí? Lo vi pelliscarze el brazo y ya estaba haciéndome enfadar.
– Creo que todavía estoy soñando – le oí murmurar mientras él no apartaba sus ojos de mi.
Escuché un resoplido desde la cama para luego ver como Lita golpeaba a Seungmin con una almohada.
-Deja de avergonzarte a ti mismo enfrente de Hyunjin, y lleva al pobre a descansar, que debe estar muy cansado del viaje – mi secretario apartó la vista de su abuela regañona para luego mirarme con un lindo rubor en sus mejillas al percatarse de la escena que había hecho.
Muy bien, lo que haría a continuación era su culpa por su comportamiento ridículo hace unos segundo y por siempre ser una tentación para mí.
-Lo siento Hyunj… - no lo dejé terminar de pronunciar mi nombre cuando corté el espacio que nos separaba y uní nuestros labios.
Dios!!! Había extrañado tanto sus labios.
Sus suaves y deliciosos labios. Deslicé mi mano en su suave cabello enterrando mis dedos entre sus finas hebras y buscando el contacto con su cálida lengua.
Besé a Seungmin como si hiciera años que no lo tuviera en mis brazos, aunque era así como realmente me sentía.
En tan solo unas semanas mi cuerpo y mi mente habían tomado la decisión de que Seungmin les pertenecía, Seungmin era mío, cada parte de su cuerpo era mía, y definitivamente había pasado demasiadas horas lejos de él.
Con la respiración entrecortada me alejé de él, apreciando la vista de sus mejillas sonrojadas y con el inmenso placer de ver sus ojos marrones ir abriéndose lentamente.
-Te extrañé mucho cachorrito– las palabras brotaron de mi boca sin yo percatarme y el sonrojo en su rostro aumentó al igual que en el mío.
Estuve a segundos de retractarme de mis palabras debido a la vergüenza que sentí pero me detuve…
-Yo… yo también… también te extrañé hurón– la sonrisa más hermosa del mundo adornó su rostro dejándome como si estuviese flotando en la vía láctea.
Seungmin me había sonreído, a mí, a su horrible jefe, a mí, finalmente, había conseguido solo para mi una de esas maravillosas y hermosas sonrisas sinceras que tanto envidiaba.
En ese momento comprendí tres cosas.
Primero… por mucho que lo hubiera pensado en estos días, por mucho que me hubiese negado a la idea, por mucho que hubiera hablado en contra del amor… en este momento supe… sin temor a equivocarme… que estaba extrañamente, ridículamente, totalmente e irrevocablemente enamorado de mi secretario, prometido, prima de mi secretario y todo lo demás… a.k.a. el hermoso Kim Seungmin.
Segundo, irremediablemente lo primero me hacía no tan heterosexual como yo creía, y por último…
A partir de este momento Seungmin tenía prohibido sonreírle de esa forma a cualquier otra persona que no fuera yo… incluyendo a su familia.
.
.
.
Entre la neblina de mi mente atolondrada por la presencia de Seungmin. Llegamos a su casa en el coche de su familia. Todos con la excusa de que yo debía estar muy cansado hicieron que Seungmin se marchara a casa para que cuidara de mí.
Yo ni siquiera prostesté, me aferré celosamente a la mano de Seungmin y entrelacé nuestros dedos, me limité a decir que estaría donde Seungmin estuviera, lo que al parecer lo obligó a llevarme a casa. Su madre y su abuela me miraban felices de haber conseguido que Seungmin se marchara a descansar mientras su padre seguía mirándome con desconfianza.
En el camino a su casa Seungmin se la pasó parpadeando cansado y bostezando, haciéndome sonreír ante la ternura que emanaba al estar soñoliento. No pasó mucho para que se quedara dormido, y antes de que su cabeza golpeara la ventanilla la atraje hacia mi hombro, con el fin de que descansara cómodamente en lo que quedaba de viaje.
Con la ayuda del chofer que llevó mi maleta a la habitación mientras yo cargaba entre mis brazos a un dormilón y un poco pesado Seungmin, llegamos al cuarto de mi secretario.
Sonreí al ver la manta de la virilidad, y aprovechándome de la vista, porque quien me va a creer que no miré un poquito de más, retiré la ropa de Seungmin para dejarlo solo en ropa interior y que pudiera dormir más tranquilo. Él estaba tan agotado que ni siquiera se despertó con todo el movimiento.
Después de ponerme cómodo yo también, es decir deshacerme de mi ropa, me acosté a su lado abrazándolo contra mi cuerpo y pegando mi nariz a su cuello para sentir su aroma al dormir. Me sentía tan cálido y feliz a su lado que creo que no pasaron ni 10 segundos antes de que cayera completamente dormido.
.
.
.
-Eres muy extraño Hyunjin – el roce de unos delicados dedos en mi pelo me fueron trayendo del maravilloso sueño que tuve. – siempre haces cosas que me confunden – apreté el agarre alrededor del cálido cuerpo a mi lado, aspirando su olor y haciéndome sonreír – ves? eso es extraño – lo sentí decir sonriendo.
-Sabes, no es educado decirles extraños a las personas… y mucho menos si es a tu jefe – besé la porción de piel de su cuello a mi alcance y lo escuché sonreír.
Muy bien, despertar así seguro era lo más cercano que había al paraíso.
-Ah, lo siento señor Hwang, puede que mi sinceridad afecte un poco a su autoestima – abrí los ojos para deleitarme con su rostro risueño después de escuchar su tono socarrón.
-Tranquilo creo que puedo vivir con tu sinceridad – me coloqué sobre el besando la punta de su nariz y haciéndolo sonreír desapareciendo sus ojos.
Cómo alguien podía ser tan hermoso en las mañanas?
Sus brazos se cruzaron alrededor de mi cuello mientras sus dedos jugaban con mis cabellos y la sensible piel de mi cuello.
Sería todo tan perfecto entre él y yo cuando estuviéramos en una relación de verdad?
-Y yo creo que puedo vivir con un hurón gruñón – sonreí y mordí traviesamente su labio inferior en venganza– siempre y cuando ese hurón me de mimos y besos en la mañana – Oh creo que mi cachorrito podía ser un poco descarado no?
- Creo que este hurón está preparado para darte más que mimos – acerqué mi despierta entrepierna a sus caderas sacándole un jadeo, y me acerqué a su oído – sabes, ayer dormimos bajo la manta de la virilidad… - abrió los ojos – estás dispuesto a hacerte responsable de las consecuencias? – me miró sonriendo a la vez que sentía una de sus piernas acariciar la mía hasta aferrarse a mi cadera.
-No lo sé… que tal si lo averiguas – no dejé escapar otra palabra de sus labios al aceptar el reto y besarlo vorazmente.
Mentiría si dijera que no he pensado en estar así con Seungmin, sobre todo desde el momento en el casi cruzamos la línea después de la fiesta.
Ahora nuevamente lo tenía para mí siendo un lío de gemidos mientras yo besaba su abdomen y su pecho dejando marcas a mi paso, que me gustaría que todo el mundo viera para que supieran que esta hermoso cachorro era propiedad de un hirón muy celoso.
Estaba disfrutando de la mirada lujuriosa de Seungmin mordiéndose los labios mientras con mis dientes deslizaba suavemente su bóxer para dejarlo totalmente desnudo cuando su móvil comenzó a sonar.
-Love like this, love like that, love me like this!!- por dios!!! Qué demonios tenía la tecnología en contra de nosotros? Y peor… - Love me like that!! – qué pasaba con el gusto de Seungmin y yo por los grupos de chicas???
-Lo siento… debo responder… puede ser del hospital – con una cara avergonzada Seungmin tomó el móvil y respondió alejándose apenado de mi, y tapando su cuerpo de mi mirada, haciéndome sonreír… ahora se tapaba?
Dándome cuenta que, por segunda vez iba a tener que hacer uso de la ducha fría para terminar mis encuentros con Seungmin, me dirigí al baño.
Unos minutos después me topé con mi secretario quien al parecer también había tomado un baño en alguna otra parte de la casa.
-Era mi mamá, le dieron el alta a mi abuela, en unos minutos estarán aquí – le sonreí, porque extrañamente estaba verdaderamente contento con la noticia, de alguna manera le tenía bastante aprecio a estas personas a pesar de conocerlos por poco tiempo.
Seungmin parecía ruborizado, y le costaba trabajo mirarme a los ojos, lo que me hizo sonreír enternecido por su repentina tímidez.
Los padres de Seungmin llegaron junto a su abuela, la cual venía en una silla de rueda y quejándose de lo exagerado que eran todos ya que ella podía caminar perfectamente.
Seungmin apoyó la decisión de sus padres por lo que Lita al estar enfadada con ellos solo dejó que yo la ayudara a moverse en venganza.
Pasamos todo el día pendientes de la salud de Lita, y entre conversaciones agradables con ambas féminas, ya que Seungmin y su padre desaparecieron en la tarde.
Esa noche cenamos todos juntos, y por primera vez en muchos años disfruté de la sensación cálida de sentirme en familia, incluso si el padre de Seungmin continuaba mirándome con desconfianza, parecía algo tan natural en el actuar de un suegro que realmente solo me hizo sonreír.
-Realmente me alegra que hayas venido Hyunjinnie – le sonreí a la madre de mi secretario – y definitivamente llegaste justo a tiempo para evitar el ingreso hospitalario de Seungmin por cabezota, sabes qué ni siquiera comió dos veces en un día mientras estuvo en el hospital? – ambos lanzamos miradas acusatorias a Seungmin, que al menos tuvo la decencia de parecer avergonzado.
-Si, realmente te has portado como el prometido perfecto no? – me pareció escuchar un poco de sarcasmo en el tono del padre de mi secretario, pero decidí ignorarlo.
-Soy el prometido perfecto, no es verdad Seungmin? – por alguna razón Seungmin parecía tenso a mi lado y ni siquiera me miró al responder.
-Sí, lo eres – había algo en sus palabras que me hizo mirarlo intrigado.
-Y cuándo te marchas? – bien, creo que el padre de Seungmin se estaba tomando su trabajo de suegro muy en serio…  o tan mal le caía? 
-Wonpill!! – la madre de Seungmin le reprochó.
-No hay problema... - intenté calmar el ambiente - yo debo regresar mañana, tengo una junta importante en la tarde. – le respondí ignorando sus indirectas.
-Seungmin también se marcha? – preguntó ya en un mejor tono.
-No, Min puede quedarse el tiempo que necesite – acaricié la mano de Seungmin sobre la mesa y pude sentir que continuaba tenso y un poco perdido en sus pensamientos. Qué le pasaba?
-Oh vaya!! Haces eso con todos tus empleados o solo con los que te acuestas? – miré asombrado al padre de Seungmin.
-Kim Wonpil te acabas de pasar de la raya!!! – la madre de Seungmin le dijo iracunda.
-Seungmin es mi prometido, por supuesto que tendrá un trato diferenciado, sobre todo si eso involucra la salud de su familia – mi tono fue frío y cortante cuando le contesté a su padre, quién se creía para hacer sentir mal a mi… a Seungmin?
-Wonpil no te parece que estás muy mayor para que te hale las orejas?? – el comentario de Lita me hubiese parecido gracioso si no estuviera tan enfadado.
-Mi padre tiene razón – todos nos quedamos de piedra con el comentario de Seungmin. – no por ser tu “prometido” y que tengas acceso a mi cama tengo derecho a un trato diferencial,  volveré mañana, yo también debo comportarme como el prometido perfecto – sin dirigirme la mirada y con el rostro totalmente serio se levantó de la mesa – si me disculpan… he perdido el apetito.
La mesa se sumió en un silencio incómodo tras la marcha de Seungmin.
Disculpándome intenté seguir sus pasos pero no lo encontré. Decidí esperar a que volviera a nuestro cuarto, pero nunca lo hizo.
Eran alrededor de las 3 de la mañana cuando finalmente el sueño me venció.
El móvil de Seungmin continuaba en un lado de la mesa de noche al lado de la cama, por lo que era inútil llamarlo.
Qué me había perdido?
Cómo pasamos de andar como tórtolos enamorados a Seungmin desapareciendo de una forma tan fría?
Sentía que había algo que había pasado por alto en nuestras conversaciones, algo había dicho que lo había molestado pero… maldita sea que no tenía idea de que podía haber sido.
A la mañana siguiente desperté pareciendo un mapache. La madre de Seungmin me despertó diciendo que ya todo estaba listo y que Seungmin me esperaba afuera. Su mirada trataba de ofrecerme una disculpa que no esperaba.
-Él está… verdaderamente molesto… solo intenten resolverlo sí? – asentí indeciso…
Cómo demonios lo resolvería sino tenía idea de que había pasado??
Encontré a Seungmin sentado en el asiento trasero del auto mirando por la ventanilla. No me dirigió la mirada ni siquiera cuando lo saludé. Solo le dio indicaciones al chofer para que marchara hacia el aeropuerto. Me despedí con la mano de Lita y la madre de mi secretario mientras el carro salía de la propiedad.
Supiré y me dediqué a observar a mi secretario.
Me había enfrentado al Seungmin frustrado, enojado, burlón, coqueto, apasionado, divertido… pero nunca a este.
Seungmin parecía haberse convertido en un iceberg intocable, estaba justo a mi lado, pero sentía que estaba a kilómetros de mí.
-Seungmin… ayer no volviste a dormir… dónde estabas? – muy bien no era eso lo que me interesaba pero…
-Estaba pensando – él seguía sin mirarme.
-Pensando? – eso nunca era bueno…
-Sí, creo que… todo esto… ha hecho que me comporte de una forma… digamos inadecuada – inadecuada? De qué demonios está hablando?
-No sé que…
-Por ejemplo – no dejó que terminara de hablar – esto solo es un trato de negocios, por lo tanto, no hay necesidad de confraternizar – confraternizar? Muy bien ahora si me estaba cansando… qué se suponía... – yo no siento nada por ti ni tu por mí, más que atracción sexual – sentí que algo dentro de mi se rompía – por lo que creo que como en un principio dijiste y tenías mucha razón, es mejor no complicar nuestra relación de trabajo…- eso fue mucho antes de que me diera cuanta de que te amo – porque eso es lo que somos, socios de trabajo, creo que por un momento olvidé que esto no es más que una actuación y siento si… me he metido más de la cuenta en mi papel – sonrió, y solo me causó escalofríos por lo falsa que se veía su sonrisa – perdona si me he dejado llevar por lo buen actor que eres… pero creo que ya todo va a marchar bien… ahora seré la “prometida perfecta” pero no esperes nada más de mí cuando no haya nadie cerca.
Ya lo había dicho yo… definitivamente nada era bueno cuando Seungmin pensaba.
Pero viendo el lado positivo, si eso era positivo de alguna forma, al menos si me había dejado en claro una cosa Seungmin…

Él había admitido que al menos sentía atracción sexual por mi.
Esta vez, era yo el que era visto como solo un simple objeto con atractivo sexual.
Definitivamente el karma encontró en Seungmin la forma perfecta de devolverme todos mis errores.

I hate you BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora