"Verás algo interesante" le dijo y... ocurrió.
Jaemin cargaba un par de bolsas porque había ido con Mark a comprar al supermercado más cercano, como si una tarea tan simple fuera a calmarlo, como si el hecho de no usar un vehículo le sirviera para pensar lo suficiente y no, no se había equivocado, puesto que su corazón ya no latía descontrolado por la ansiedad e incluso ahora sentía que podía reírse de las bromas que el canadiense le hacía.
En el momento en el que su amigo introdujo la clave de la puerta y esta se abrió, hubo algo en el aire que se percibió diferente, una quietud que no lucía normal, las vibras de una energía particular los puso en estado de alerta.
-¿Señor Suh? -dijo Mark, dando un paso adelante- ¿Está aquí?
Jaemin dejó las bolsas en el suelo al lado de la puerta, sus ojos viajando en todas las direcciones en busca de ese "no sé qué". Aunque no tardó demasiado en encontrar una respuesta cuando una fuerza mayor vino desde su espalda para derribarlo contra el suelo. Lo mismo sucedió con el canadiense, terminó derribado en el suelo por un hombre, aunque la sonrisa sarcástica en su rostro fue el detalle perfecto antes de que las cosas se pusieran complicadas.
No importa tu tamaño si sabes dónde y cómo aplicar ciertos movimientos, al menos ese era su pensamiento.
Na Jaemin dio una patada hacia atrás tocando precisamente su entrepierna para poder debilitar al hombre cubierto completamente de negro, de rasgos eslavos y gran altura.
-¡¿Quién eres hijo de puta?!
Ahora que sabía el ruso tan bien, podía expresarse utilizando sus propios insultos. Su corazón latía descontrolado tanto como el de Mark, quien también se sacó de encima a un hombre aún más alto que el otro y que en vida de segundos pudo maniatar con la corbata que llevaba puesta.
El problema no fue ellos, el problema mayor fue cuando vino un tercero en cuestión apuntándolos con un arma de gran calibre diciendo que se rindieran, que si hacían un movimiento más acabaría con la vida de ellos y de paso con la de John Suh cuando llegase a casa.
Ambos se miraron brevemente y se fueron agachando lentamente hasta que sus rodillas tocaron el suelo.
-A partir de ahora harán lo que les diga, maldita sea ¡Boca abajo!
-En tus sueños, maldito infeliz.
Fue Na quién sacó rápidamente el arma de donde la tenía escondida, apuntando hacia el ruso y, sin esperar que dijera una cosa más, disparó directamente contra el arma para quitársela de las manos, momento preciso en el que Mark se lanzó contra ese hombre para tirarlo al suelo y voltear su rostro de un puñetazo.
-Yo puedo sujetarlo, necesito que revises la casa y encuentres al señor Suh, ve si está herido, no sé quiénes son...
Las palabras se evaporaron de su mente y su boca cuando, lentamente por la escalera principal de tan precioso hogar, se escucharon unos pasos que reconocía a la perfección. Tanto a él como a su amigo, sus mandíbulas se desencajaron cuando vieron descender a dos hombres vestidos impecablemente, uno con el rostro tranquilo como si confiara en que esto iba a pasar, mientras que el otro parecía irritado.
-Te dije, Jeno, que pondría mis manos al fuego por ellos... mierda ¿Y estos eran los hombres que querías como tus guarda espaldas? ¿Personas así de patéticas? -indicaba a los maniatados - 3 contra 2 personas. 3 hombres enormes que parecen aficionados al lado de las personas a las que yo te confío ciegamente.
Fue John quien les pidió que desataran a los hombres de seguridad recalcando que esto era seguro, que no se trataba más que una simulación para ponerlos a prueba, en un resultado que evidenciaba la claridad de quienes valían la pena y quienes podían retirarse del lugar.
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La mascota del ruso | Nomin |
FanfictionEl día que un regalo llegó a sus manos, Jeno supo que las cosas cambiarían para siempre ¿Quién pensaría que podía comunicarse con otra persona a través de una hoja? Lo único que sabía era su género, pero no conocía su voz, ni su rostro, mucho menos...