30 | Una nueva vida |

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Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras observaba la imagen que el espejo le daba, como la representación de lo que siempre había soñado. No había vergüenza de observar su reflejo ni tampoco temor a ser juzgado porque lo que allí había era lo correcto, su verdadero ser, aquel que la naturaleza le había negado, pero que ahora por alguna razón se lo estaba concediendo.

Gavrel repasó las manos por sus pectorales ¿Qué necesidad habría ahora de usar binder o fajas si ya no había mamas? El escrutinio se fue hacia sus antebrazos donde los bellos eran un poco más gruesos, luego hacia las piernas donde la situación era la misma y, aunque quiso evitarlo por temor a una decepción, levantó su ropa interior para ver lo que había entre sus piernas.

-Ahhh.

Jadeó. Un miembro masculino. iTenía pene!

Esto tenía que ser un sueño, por lo que se abofeteó la mejilla derecha mientras sollozaba. El dolor era real, esto era real iSu verdadero yo estaba aquí!

Eso era real, eso era su vida i¿Pero por qué ahora su identidad y expresión de género coincidían con su sexo biológico?!

Aunque... su rostro fue perdiendo el color cuando dejó de enfocarse en el espejo y luego las imágenes de todo lo que fue su propia vida llegaban a la cabeza. Cosas como cuando fue Fedora, su familia Stepanov, la lucha contra la angustia, John, cuando fue rescatado antes que lograra ahorcarse, la llegada de Jaemin y Mark a sus vidas, las alegrías y las angustias, todo, incluyendo el accidente de tránsito y la internación de su hermano que prácticamente se estaba muriendo.

Lo último que recordaba era haber estado en la sala de estar del hospital después de las visitas de sus amigos, podía entender que quizás se había desmayado y lo trajeron a un hotel cercano, pero no era la respuesta para que su cuerpo fuese el que siempre había deseado.

Sostuvo el teléfono y marcó al número de John porque se lo sabía de memoria, sin embargo, la operadora decía que no existía el teléfono de destino.

No prestó atención a los detalles de la habitación donde se encontraba, solo se vistió rápidamente y abrió la puerta. Esto no parecía un hotel sino más bien una casa muy lujosa y moderna, esta no era ni la mansión ni la casa que su hermano había comprado para todos en San Petersburgo, esto no podía ser su hogar.

Avanzó poco a poco por los peldaños de la escalera, escuchando que unas personas conversaban en lo que parecía ser la cocina de este lugar, pero todo dejó de importar cuando reconoció a alguien que hablaba sin dificultad alguna.

-¡Jeno! ¡Jeno! -cruzó el umbral de la cocina, encontrando a su hermano cocinando algo y vestido como solía hacerlo siempre, con clase- ¡Jeno!

Cubrió su espalda en un abrazo intenso y enterró las uñas romas en su abdomen. Era su hermano, estaba bien, no estaba grave, no estaba internado, estaba aquí
¡Estaba aquí!

El rostro del aludido se desfiguró cuando sintió a su hermano menor llorar intensamente, por lo que abandonó los utensilios de cocina, se volteó hacia él y lo cubrió en un abrazo mientras este apenas podía controlar sus emociones.

-Gavrel, dime qué te sucede, Gavrel... eyy... - sus uñas ahora estaban clavadas sobre la camisa como si temiera perderlo- Gav...

Yaroslav, que estaba sentado en un taburete de la isla de la cocina, miró preocupado al otro ruso ¿Quién le había hecho daño a ese muchacho?

-Dime que esto es real, dime que estás acá, dime que... me voy a volver loco Jeno.

El mayor sostuvo su rostro con ambas manos y secó sus lágrimas poco a poco.-¿Por qué no habría de estar, Gav? - su voz calma era la misma de siempre- esto es real, estoy aquí como siempre lo he estado, dime que tuviste un mal sueño ¿Eh?

La mascota del ruso | Nomin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora