38 | Pecado de 3 |

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Como actor le había tocado besar muchas veces a lo largo de su carrera, sus colegas que habían tenido la fortuna de ser participes de ello lo calificaban como un Dios o algo por el estilo, uno, porque se preocupaba de hacerlos sentir cómodos y, dos, bien, porque el tipo lo hacía como todo un experto. Para Jeno todo se trataba de trabajo y debía estar acostumbrado.

La primera vez que besó a Yaroslav se sonrojó como un adolescente. Y se sintió bonito, agradable y bueno.

Pero ahora, que era la "primera vez" besando a Na Jaemin... ¿Era posible siquiera sentirse tan hambriento, de pronto? ¿Era normal que sus entrañas se retorcieran con aquellos labios posándose sobre los suyos?

Cerró los ojos y no pudo hacer otra cosa que sentir la calidez y humedad cubrir su propia boca, aquellos labios sostener los suyos, uno a la vez, como si primero tantease camino, como si quisiera esperar permiso ¿Podía decir que no? ¿Tenía la fuerza de voluntad de romper, lo que fuese que estuviese ocurriendo?

Sin darse cuenta, Jeno estiró la mano y la descansó en su nuca para hacer el beso algo más profundo, ambos hombres sentados en el suelo del balcón, besándose lentamente en la oscuridad, como algo tan íntimo y suyo.

En el momento que el ruso lamió sus labios y le exigió en silencio que abriera su boca, invadió cada rincón reclamando lo suyo. Ni siquiera se dio cuenta cuando el otro casi terminó sentado sobre sus muslos abrazándolo por el cuello, dejándose sostener mientras sus caderas estaban tan pegadas la una a la otra. Mierda, habría que ser tonto para no percibir la creciente erección en el cuerpo del otro.

Cuando Na gimió, el ruso sintió que estaba perdiendo la batalla, que no va a podor luchar que el hambre y el deseo de estaban volviendo aún más demoniacos, que no quería abandonar esto, que quería romperle los suyos, le dio otro pequeño beso.

-Lo deseo tanto- susurró Jaemin con los labios aún pegados sobre los suyos, le dio otro pequeño beso- lo siento.

Le tomó un par de segundos darse cuenta cuando había terminado el beso y ese hombre se había ido de ahí, dejándolo con la sensación más extraña que había experimentado en su vida, con un vacío de calor y contacto tan grande que gimió aterrado, por muchas razones. 1, ni siquiera pudo detenerse para decirle que no lo besara, 2, su cuerpo tenía una jodida sensación de satisfacción y familiaridad con tenerlo entre sus brazos, 3, la idea de correr a buscarlo se hacía más grande y 4 iHabía besado a una persona que no era su pareja!

Con la yema de sus dedos tocó sus labios, labios que picaban y no podían olvidar la sensación de un beso caliente, dedos que se arrastraron hasta su cabello para sujetarse y jadear.

Mierda ¡En serio se había besado con su hombre de seguridad!

Esa misma noche, Jeno devolvió el llamado a Yaroslav argumentando que había dejado el teléfono dentro del vehículo y, para cuando se había dado cuenta, tenía sus llamadas perdidas. Esa misma noche le pidió a su novio que fuera a casa y lo acompañara porque estaba jodidamente aterrado por lo ocurrido en el local de eventos. Una noche que terminó con un acto sexual desesperado entre sus sábanas.

¿Lo peor de todo? Lo peor de todo fue que mientras tenía sometido a Yaroslav bajo su cuerpo, la imagen de él jodiendo a Jaemin se hizo presente y aunque trató de disipar la imagen, esta venía con mayor fuerza cuando cerraba sus ojos. Dios, Dios, que descontrolado se comportó imaginando que estaba entre sus muslos jodiéndolo y saciándose de él mientras este susurraba
"Señor Stepanov"

Pudo haber sido bruto, su novio pudo haberlo gozado no una sino repetidas veces durante la madrugada, pero, interiormente, sólo el ruso iba a saber que el beso de Na le había afectado más de lo normal y que no hubo sexo con su novio que pudiera aplacar el deseo de saber que hubiera pasado si el beso no se hubiera roto.

La mascota del ruso | Nomin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora