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9 de octubre 2021, sábado, una semana después

"Jaemin, ¿Te doy asco luego de saber por todo lo que tuve que pasar?"

Esa pregunta, hace dos días atrás, lo había enfadado tanto que no pudo acercarse en toda la noche al ruso.

Esa noche optó por dormir en su habitación mientras sus lágrimas caían y la molestia hacía mella en su corazón.

Idiota, asno, hijo de... ¿Cómo podía pensar de esa manera sobre él? ¿Por qué o quién lo tomaba? ¿Es que acaso no le había demostrado todo lo que había cambiado sobre sus pensamientos hacia él o toda la disposición y fidelidad hacia su persona?

La molestia había disminuido solo un poco al día siguiente, prácticamente no cruzó palabras con su persona y se dispuso a ignorarlo haciendo deporte, visitando tiendas, tomando un café a solas con Gavrel mientras hablaban de todo.

Ya cuando el sol se estuvo escondiendo en esa fría tarde de otoño, y cuando su mente pudo despejarse un poco, subió hasta la habitación de Jeno porque suponía que estaba leyendo o haciendo cualquier cosa que no tuviera que ver con su trabajo, y no, no se había equivocado.

Con una luz tenue, sentado en medio de la cama, con el cabello un poco despeinado después de una ducha y una ropa ligera como cualquier mortal no multimillonario, estaba el ruso, con sus ojos rasgados y su persona completa irradiando la falta de defensas.

Jaemin no dijo nada, solo dejó sus pertenencias a un costado en el suelo, quitó su pantalón, sus zapatos y se subió a la cama para terminar sentado sobre los muslos del oligarca. No era un hombre ligero como pluma, pero sabía que al otro no le importaba en absoluto.

-Nunca, jamás... vuelvas a decir una brutalidad como la que dijiste ayer, Jeno Viktorovich- lo abrazó por el cuello, su tono de voz era bajo- Yo te pregunto ¿Te doy asco luego de saber que tuve que prostituirme desde niño?

Por un par de segundos, el aire que emanó el mayor fue hostil, sus cejas se juntaron y un gruñido brotó desde su garganta.

-Jamás, solo... siento un profundo deseo de matar a cada uno de los que te tocaron cuando eras pequeño - el agarre de sus dedos sobre la base de su espalda se hizo más firme - pero...

La mano de Jaemin acarició su entrecejo, a pesar de la situación delicada, no podía evitar pensar que se veía atractivo cuando se molestaba.

-Sientes molestia con mi pregunta ¿No? -el otro asintió y susurró "como no tienes idea" - ¿Ves? Es lo mismo que sentí ayer cuando me lo preguntaste... Jeno, ni siquiera he dejado de pensar en lo mucho que me gustas ¿No te estoy dando una demostración de ello en este momento?

Y lo estaba sintiendo, tan firme como la suya, tan prometedora que se sonrojó de solo imaginarlo dentro de su cuerpo, pero también de imaginarse a su novio boca abajo con su generoso trasero esperando por él. Su novio. La palabra y la "posesión" sonaba tan agradable que el temor y la molestia desaparecieron al instante.

Esa noche se llenaron de tantas caricias y besos, que terminaron "haciendo el amor" en la oscuridad completa, solo sintiéndose, amándose, haciendo crecer ese sentimiento en el pecho hacia el otro.

Jeno le había susurrado cosas en ruso contra su rostro húmedo mientras Jaemin se sentaba en su entrepierna cada vez que podía.

Pero hoy, sábado, en la que el día afuera parecía sacado de un cuento de terror, en la que el viento soplaba los árboles y las gotas de lluvia en las ventanas, esta mañana en la que habían tomado el desayuno en la cama, el ruso tuvo un deseo animal por tomarlo en brazos, empotrarlo contra la pared de la ducha y joderlo como bestia mientras besaba sus labios.

La mascota del ruso | Nomin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora