La mascota del ruso | Nomin |

14 | Очень вкусно |

El ser incapaz de tener el control de las cosas, era algo a lo que Jeno Stepanov no estaba acostumbrado para nada, incluso cuando era un niño sus palabras tenían poder de decisión en los adultos que lo rodeaban.

Versatilidad, la palabra sonaba tan extraña en su mente que solo le restó por aguantar la respiración mientras su corazón latía como si corriera una maratón. La versatilidad podía ser conveniente dependiendo del contexto en el que se empleaba, pero en el sexo, para él que solía llevar el mando sobre sus amantes, siempre, era inconveniente y lo hacía sentir la vulnerabilidad que no solía tener.

-Puedo darte lo que necesitas, Jaemin -susurró contra sus labios, necesitaba convencerlo de retroceder en sus ideas - pero no es necesario que hagas esto ¿Qué tan distinto puede ser el sexo con un hombre? No hagas esto más difícil.

La mascota se levantó de los muslos de su jefe y le dio una calada al cigarro, para luego dejar el humo en el aire de una manera muy sensual.

-Partiendo por el hecho que no tengo un aparato reproductor femenino ¿No? -sonrió mientras se acercaba a un mueble y servía lo que quedaba de vino tinto en una copa - le dije que le estaba dando la última oportunidad de salir corriendo, puedo quitarle las esposas e irse a la habitación, pero no se acostará conmigo, en cambio yo... sé de un lugar donde puedo buscar lo que quiero- bebió el vino estando parado, en ruso parecía perder los estribos- usted es libre de elegir.

Era como tener a otra persona frente suyo ¿Dónde había quedado el policía obediente que había firmado contrato para ser su guarda espaldas? ¿Dónde estaba esa persona que aceptaba las órdenes?

Estaba tan caliente y con el miembro tan duro, que no podía pensar de manera clara, pero ¿Versatilidad?!

-¿Sabe cuál es su problema y la sociedad de este mundo? - murmuraba con la copa cerca de la boca, pero los ojos clavados en él - en el que están acostumbrados a lo clásico, todo lo que sale de su norma lo ven extraño, el pasivo siempre debe ser alguien más pequeño y calmado, el dominante el más grande y bruto... -sonrió- no se deja de ser hombre o mujer por una cosa u otra... Dios, realmente no saben de lo que se pierden - se acercó otra vez a él, dejando la copa vacía en la mesa de centro- la persona que toca mi cuerpo debe vivir en carne propia lo que me gusta.

Cuando salió de la esclavitud sexual en Marruecos de su mundo, una esclavitud desde muy temprana edad, se juró a sí mismo que las cosas también serían a la manera en la que él deseaba. Nadie lo iba a pisotear ni hacer menos, el consentimiento y poder de decisión eran la clave para el placer.

Volvió a sentarse sobre sus muslos, pero se metió en el espacio que quedaba entre esos brazos esposados, para abrazarlo por el cuello y besarlo, permitiendo que Jeno llevara el ritmo del contacto. No podía hacer caso omiso al hecho que también quería sentirse protegido y consentido.

Dios, esto era tan bueno.

-No dejará de ser el ruso delicioso que es -murmuró contra sus labios, Stepanov gruñó excitado - ni un hombre que siembra el terror en sus enemigos, al contrario- gimió cuando el otro mordisqueó su mejilla- señor.

Y a pesar de que todas las alarmas le decían a Jeno que saliera corriendo por lo enfermo que sería esto, asintió brevemente. Necesitaba tener sexo con el policía de todas las maneras posibles, quería quitarse el deseo que albergaba por su cuerpo y la única manera de hacerlo era un encuentro sexual, para después volver a la normalidad. ¿No?

Jaemin se mordió los labios antes de besar con delicadeza la boca de su jefe e invitarlo a seguirlo, inmiscuyendo sus dedos a través de las hebras oscuras de un cabello que estaba creciendo, gruñendo cuando esas muñecas esposadas se posaban en la parte baja de su trasero para apretarlo más contra la erección de su entrepierna.