El vehículo se fue rápidamente por una autopista en dirección a un hotel de lujo que había en la ciudad, la calefacción templaba el auto por dentro lo que hacía mejor el ambiente, puesto que Mark había tenido que quitar parte de sus prendas y entregarlas a algunos hombres de John para que la quemaran. No, no sería agradable oler a la sangre de un pederasta, mucho menos dejar evidencias a la policía rusa.
Cada par de segundos, el ruso miraba de reojo al canadiense, pensando si se encontraba bien o si se había excedido en darle aquel rol de topo. Dejarse tocar o besar por alguien debía ser jodidamente desagradable.
Tener dinero e influencias implicaba ciertos privilegios, como que, cuando estacionó en el subterráneo del hotel, pudo pasar directamente hacia las habitaciones por las que había pagado. Sin recepción, sin check in, todo podía hacerse desde la habitación con una computadora.
En el elevador sujetaba de lado a Mark.
-¿Tienes frío? Estás temblando.
-No señor, es... solo que aun no puedo quitarme la sensación cuando explotó toda la sangre en mi rostro, he visto de todo como policía, pero... no deja de ser impactante.
El ruso abrió la puerta para él con una tarjeta y le señaló donde se encontraba el baño.
Mark no hizo una sola expresión en su rostro, salvo que sus ojos brillantes delataban la emoción de ver una suite tan costosa y cómoda, con una chimenea y algunas cosas para comer.
-Para eso te pedí que metieras ropa en un bolso, puedes ir a ducharte, mientras yo trato de hacer el resto del trabajo sucio en aquella mesa- señaló hacia atrás.
Tanta condescendencia, tanta preocupación, el jefe de seguridad de un oligarca pedía que sus trabajadores hicieran su trabajo y ya, no andaban pagando habitaciones de hotel 5 estrellas, ni mucho menos procuraban que no fueran dañados o algo por el estilo, todo debía ser más frío como antes.
Aunque debía admitir que esta nueva faceta llenaba su corazón de calidez y lo hacía sentirse protegido.
Quizás siempre quiso sentirse mimado y protegido.
Por su parte, John no mentía diciendo que debía hacer el trabajo sucio, porque debía organizar a sus hombres para que dejaran elementos claves en la escena del crimen y verificaran que ni siquiera un cabello quedase. Aunque, si debía ser sincero consigo mismo, la policía no haría mucho si descubría que él era autor de los hechos, la mayoría de los rusos estarían dispuestos a vender su alma si Stepanov o su jefe de seguridad les diera un monto de dinero, si la ley estaba comprada, ellos podían usarlo a su favor.
Matar pedófilos calificaba como un trabajo que haría con gusto y algo en lo que no tendría verguenza para comprar a la justicia, como un Robin Hood o algo por el estilo.
"Nos iremos, señor, pero puedo decir que están tan ebrios que aun no se dan cuenta que Kliment fue asesinado... por otra parte hemos trabajado a la velocidad de la luz, se están generando las copias del material incautado"
-Guarda todo en la bóveda de seguridad, nadie puede tener acceso a ello, no hasta que hagamos justicia.
-Sí, señor.
Unas llamadas por aquí, otras por allá, habló tanto que cuando terminó de hacerlo, soltó el teléfono y maldijo por lo alto. Era en estos momentos que tener una familia vendría bien, sin embargo, no la tenía, se alejó de sus padres cuando "salió del closet" y tampoco había formado una.
[ ... ]
Mark estaba seguro que si se quedaba más tiempo en el agua, toda su piel se arrugaría como la de una pasa, por lo que salió de allí secando su cuerpo y colocándose lo primero que encontró en el bolso, ropa deportiva y una sudadera felpuda.
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La mascota del ruso | Nomin |
FanficEl día que un regalo llegó a sus manos, Jeno supo que las cosas cambiarían para siempre ¿Quién pensaría que podía comunicarse con otra persona a través de una hoja? Lo único que sabía era su género, pero no conocía su voz, ni su rostro, mucho menos...