"Alégrate, policía, te estoy perdonando la vida convirtiéndote en la mascota del ruso".
En un estado entre la vigilia y el sueño, Jaemin escuchaba una y otra vez las últimas palabras que Stepanov le dijo, antes de arrancar enfadado a la habitación donde terminó quedándose dormido bajo las mantas de su cama después de maldecir en las lenguas que conocía y hablaba.
Estaba decidiendo por él, porque no quería en absoluto ser un aliado, menos servirle como "una mascota", y bajo ningún punto de vista ayudarlo con sus habilidades de policía a cometer crímenes. Aunque, tenía muy claro que era eso o ser echado de la mansión a su suerte con personas que no conocía, con un lenguaje que no hablaba, indocumentado total, probablemente encarcelado porque... ¿Sería cierto que la policía coreana ni siquiera estaba buscándolo tras su repentina "desaparición"?
"alégrate, policía, te estoy perdonando la vida convirtiéndote en la mascota del ruso".
Volvía a repetirse esa frase una y otra vez como un castigo, con ese acento y esa personalidad tan bárbara, con ese aire de grandeza que solo un oligarca poseía, una y otra vez hasta volverlo loco.
En sus sueños se sentía boca abajo sobre la cama, con un peso encima y esa frase susurrándole al oído, no sabía si era un encuentro fortuito o dónde se remontaba la escena, solo que estaba jodidamente caliente.
"Déjame... déjame ir" repetía.
La escena se fue esfumando solo un poco, lo suficiente para que Jaemin sintiera el leve toque de la realidad, lo suficiente para que tanteara terreno en la zona baja y se diera cuenta que estaba, en efecto, efecto como una flecha.
¿Y si...?
Somnoliento sin darse mucha cuenta de lo que hacía, pero deseándolo, metió lentamente la mano bajo su short para tocar la ropa interior suavemente, de arriba a abajo, estimulando la zona mientras retorcía los dedos de los pies.
"Déjame ir, no quiero ser tu esclavo" murmuró.
En un sueño una persona lo estaba presionando contra el colchón, con cierta dominación, pero también con gentileza, mientras besaba su nuca y arrastraba la nariz por la cabellera, corriendo con una mano la parte posterior de su ropa interior solo un poco para inmiscuir su dedo y tocar un punto sensible.
"No quieres? Bebé, mírate, lo disfrutas". Le dijo con burla.
Lunes 21 de junio, 3 días después
Se miró al espejo con cierto recelo, no le gustaba ver indicios de barba porque le recordaba la época en la que empezaba su adolescencia y no contaba con elementos para quitársela, una época en la que su cabello llegaba a los hombros y su ropa estaba rota mientras era el chico malo de la historia. ¿Quién iba a pensar que terminaría en la mansión de un hombre jodidamente rico, alimentado mínimo 3 veces al día y con un protocolo estricto en su apariencia?
Tomó la afeitadora y la fue pasando por la barbilla hasta no dejar un rastro, se había duchado así que su cabello estaba un poco húmedo, perfecto para peinar de manera adecuada y seguir las reglas.
-Imbécil.
Hoy era el día "oficial" en el que se convertía en su "mascota" como había dicho esa vez, el primer día en el que debía ser de utilidad.
¿Qué sucedía con la relación entre él y Mark? No existía, no podía pensar en él sin enfadarse y sentir un deseo profundo por ahorcarlo, es que, mierda iNo podía creer que había permitido que pasara por tanto solo por vender la información!
Aunque en el fondo tenía una pequeña necesidad de saber la verdad sobre la policía coreana, la razón por la que estaba de lado de Jeno así como también lo estaba Kim Donghyuck.
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La mascota del ruso | Nomin |
FanfictionEl día que un regalo llegó a sus manos, Jeno supo que las cosas cambiarían para siempre ¿Quién pensaría que podía comunicarse con otra persona a través de una hoja? Lo único que sabía era su género, pero no conocía su voz, ni su rostro, mucho menos...