3. Pensamientos I

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Shikamaru se había dirigido a su habitación, tenía la mente en blanco y no sabía que pensar.

¿Que le habia pasado a Temari? Su actitud le asusta demasiado. Desde siempre había sido agresivo, testaruda, rabiosa, boca dura pero había cosas en ella cuando estaba con él que no contrastaban con esa imagen. Su sonrisa era dulce, seductoramente dulce. Sus ojos inquietos, de niña caprichosa, tratando de conocerlo, entenderlo, de saber más. Sus gesticulaciones con las manos eran deliciosas. Shikamaru podría descifrar lo que iba a decirle con sólo verla mover las manos. Su andar cambiada de audaz, a sereno. Si le hubieran pedido que definiera a Temari en una palabra, hubiera elegido Mujer.

La mujer con la que había hablado, ¿o debería llamarlo enfrentado?, hace sólo unos minutos era una mujer triste, cansada, vulgar….¿amargada? Sí, definitivamente esa era la palabra que mejor le iba. ¿Quién lo iba a pensar? Shikamaru siempre había pensado que era él el aguafiestas, no ella; si él miraba las nubes, ella le reprochaba su holgazanería y lo incitaba a entrenar; si él quería dormir, ella le hacía cosquillas hasta despertarlo. Eran esas partes de las razones por las cuales se había enamorado perdidamente de la kunoichi de la Arena. Le tomó mucho tiempo sopesar esa palabra, pero un día sin más lo entendió. Todas las mujeres que habían pasado por su vida, eran pasatiempos, mujeres de una noche, quizás menos que eso.

Abrió la puerta de la habitación y se dispuso a desvestirse. Caminó hacia el baño para darse una ducha, la necesitaba con urgencia. El calor de la conversación anterior junto a las innumerables vueltas que daba su cabeza tratando de descifrar la locura en Temari le estaba carcomiendo los sentidos y la piel.

Se detuvo frente al espejo para reírse de sí mismo, estaba tan desnudo como iba inútilmente de desnudar su alma junto a la única mujer que había amado y quien ahora lo odiaba.

Sólo existían dos mujeres que habían cambiado sus hábitos de arrebato sexual momentáneos: Ino y Temari. Ino representaba la frescura de un primer amor, su primera experiencia sexual, con ella aprendió todo lo que sabía hasta ese momento del cuerpo de una mujer. Ella salió con Kiba y en un momento de celos contra Hinata, acudió a los brazos de su amigo y lo inició en el acto de amar. Jamás se pidieron explicaciones ni mucho menos.

Ino y Shikamaru habían comenzado juntos desde los 14 años y aún a la fecha mantenían su extraña relación. Si ella lo deseaba, lo buscaba. Si él la deseaba, la buscaba. Ese había sido siempre su acuerdo sin palabras.

De Temari, guardaba la ternura de la cual no pudo disfrutar con ninguna otra mujer. Ser amiga, compañera de lucha y despertar en él los mejores sentimientos que había conocido. Podía ser mejor de lo que todos esperaban si estaba junto a ella. Ella fue su primer y único amor. Hacía tres años que se había armado de valor para decírselo, pero al final el destino se obstinó en separarlos. No recordaba bien los hechos, pero cuando se dispuso a buscar a Temari, no la encontró, ni en la fiesta, ni en el hotel, ni en toda Konoha. Había partido solo hacia la Arena en la madrugada. ¡Que cojones tenía esa mujer! No podía ser menos, para que él estuviera completamente loco por ella.

Giró el grifo y el agua fría le congelaron las sienes. Colocó ambas manos en la pared a la altura de sus hombros, las piernas separadas, la cabeza baja dejándose hacer por el agua, los cabellos le caían a ambos lados de la cara ocultando la desconcertada expresión de su mirada. Parecería una pose calculada para una toma fotográfica de una revista porno, pero no lo era. Él era tan masculino y sensual como Dios lo hizo y punto.

Bruscamente levantó la cabeza y se aclaró la mirada echándose el pelo hacia atrás.

¿Ino….? ¿Por qué demonios Temari la había mencionado? ¿Cómo se había enterado de su relación con Ino? Realmente Ino y él nunca ocultaron su relación atípica, pero tampoco lo había hablado con Temari. Tenían sexo, pero no se daban muestras de cariño ni lo comentaban con nadie. ¿Qué tenía que ver Ino en todo esto? Tenía que enterarse de las razones pero en este preciso momento no eran las más importantes.

Un tiempo para nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora