27. Doce horas

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Doce horas: Sabaku No Temari

- Buenos días, papá –le dijo ella sonriendo, buscaba darle los ánimos que no tenía.

- Buenos días, hermosa mamá –respondió con una media sonrisa.

Ella se acercó y tocó las rejas que la separaban del hombre que amaba, asiéndolas en un pequeño abrazo. Shikamaru se acercó y le rodeó las manos. Luego sus brazos y dejó que su frente reposara en el frío metal de las rejas. Ella hizo lo mismo y levantó su vista hacia él.

Shikamaru bajó un poco la cara y acercó sus labios por el espacio que cedió libre entre las dos barras de acero. Ella se acercó a sus labios y trató de tocar los de él. Fue sólo un pequeño roce antes de que el metal marcara sus pieles.

- Otra vez, Temari, onegai –suplicó el shinobi- Kisu...

Temari lo intentó nuevamente y sintió la humedad caliente de su lengua tratando de lamerle los labios. Ella se sintió tentada e hizo lo mismo. Degustó el sabor de su lengua, tan conocido para ella. Un escalofrío le recorrió todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo y sintió que las rodillas le fallaban. La kunoichi de la Arena introdujo ambas manos por las aberturas y le acarició la melena que ahora llevaba suelta. Hundió sus dedos y tentó su cráneo, tocándolo calidamente. Era su necesidad amarse.

Shikamaru bajó sus manos y las colocó en su vientre. Se arrodillo y la tocó aún más.

-Hola Bebe. Es papá...

Temari no pudo resistirse al encanto del momento y dos lágrimas rodaron por sus mejillas.

- No le consientas tanto, Shikamaru. No quiero que sea llorón como tú. Si empiezas desde el vientre empeorará. Ya cuando nazca lo traeré conmigo y lo conscientes, ¿de acuerdo?

Shikamaru parecía no escucharla y seguía mirando con amor el vientre de Temari. Ya podía notar la redondez en él.

-Kiba me ha dicho que te ha olido y que es varón, así que le pondremos a Shikeru, ¿qué te parece?

- Suena bien, Sabaku No Shikeru –dijo para molestarlo.

- Ni lo sueñes princesa, Nara Shikeru. No hay discusión, yo lo hice, yo le esconjo el nombre.

- ¡Hai, Shikamaru sensei! –dijo Temari haciendo un saludo militar que hizo se le moviera un poco el vientre desnudo.

- Harás un embarazo enorme, Tema. Mira que ya se te está notando –dijo sonriendo Shikamaru, al notar la forma circular que estaba tomando el área donde antes habían ocho perfectos músculos abdominales formados.

- Sí, ya lo creo. Luego no me dejarán entrar aquí, ¿verdad? –insistió ella, tratando de que él respondiera a su desolada inquietud.

-¡Claro que te dejarán! Pero yo no, de hecho me ha surgido una idea. Que tal si te vas a Suna y, cuando tengas ya cinco meses, te vienes a vivir a Konoha con mis padres hasta que des a luz.

-No voy a separarme de ti, genio. No lo intentes...no me podrán separar ni tú ni nadie.

-Tema, escucha, si estás aquí no le darás tiempo a mis padres para que atienda este asunto mío y lo resuelvan. Luego, vienes y mamá te cuidará.

- No lo sé, Shika, no lo sé –repitió.

Once horas: Senju Tsunade

-Tsunade sama, no necesito pensarlo. Quiero morir aquí, en la aldea que me vio nacer y no hay discusión. - respondió el joven shinobi imperturbable.

- Shikamaru, sabes bien que tengo a Kakashi trabajando duro por ti en busca de una posible solución. El pobre no ha dormido nada en dos días. Todos tus amigos están haciendo su mejor esfuerzo. Deja de jugarte al fuerte y veremos lo que puede pasar.

Un tiempo para nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora