22. Luna de miel

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Había realizado una travesía de medio día en sólo tres horas, y estaba muy cansada. Su cuerpo le pedía dormir con desesperación. El sol ya se había puesto. Algunas estrellas podían verse ya. Sería una hermosa noche. Se quedaría exactamente ahí.

Era preferible seguir aún en las cercanías de Konoha. Si peligraba, tendría ayuda rápidamente. Se decidió por preparar la carpa que la protegería del frío de la noche. Y la noche cayó y se hizo oscuro. Y el frío llegó y con el, aumentó su soledad.

La vegetación de Konoha era muy densa y le fue muy fácil conseguir madera para su fogata. Mientras calentaba agua para bañarse, los mismos pensamientos rotaban en su cabeza una y otra vez.

Hacía mucho tiempo ya que estaba acostumbrada a la idea de que él se casaría con otra aunque la amara a ella. Pero la mente suele hacernos jugadas sucias e increíblemente engañosas. Cuando llegó la hora de la verdad, la seguridad se fue a la mierda y con ella su dignidad. El hombre de su vida a esta hora debía estar en brazos de otra, ofreciéndole su cuerpo y su apellido... Aunque no su corazón, ¡Consuelo de idiotas! El amor es egoísta y punto.

¿Hasta cuándo aguantaría esto? ¿Qué tanto podría soportar por amor? No lo sabía, pero lo intentaría. Por él, cualquier cosa. Eso era un hecho.

Mientras se bañaba prepararía ramen instantáneo. Lo odia, pero no tenía salida. Aseó su cuerpo lo mejor que pudo. Se colocó su ropa nuevamente, detestaba dormir tan vestida pero como kunoichi, no tenía otra opción. Tomó la sopa y la engulló sin tomarle gusto.

Deseó con todas sus ganas tener a los miembros del Clan Nara en frente para darle una paliza y otra mortal a Ibu Shiho, por no querer romper el acuerdo.

"Nara Shiho, estúpida cuatro ojos ¡qué te has creído! Te casaste con él, pero me ama a mí. Que te quede claro. No puedes negar que eres familia de esa basura. Y pensar que me acosté con él. ¡Qué asco!" -hablar sola era común en Temari. Nunca había tenido amigas y no estaba Gaara cerca. Si no se desahogaba sería aún peor.

"Mierda estoy agotado de chakra", pensó Shikamaru pero sonrió al divisar a lo lejos una pequeña fogata. Allí estaba ella. Se acercó despacio tratando de que no le viera. La vio llorando mientras hablaba, caminando de izquierda a derecha y viceversa, mirando hacia el piso y señalándose. ¡Por Kami estaba hablando consigo misma, y por todo lo alto! ¡Sí que estaba enojada!

"Y yo lo amo y es de otra, sí, ¿y qué? No, corrección, se casó con otra, pero es mío. ¡MIO CARAJO! Y a esa perra que ni piense que le daré el gusto de quedarse con él. NO SEÑOR, ese hombre es MÍO, y nos casamos ante Kami y voy a darle dos hijos...una hembrita...un varoncito...y...-las lágrimas ahogaron sus gritos y cayó de rodillas en el suelo.

-Tres... -la voz masculina y ronca de Shikamaru salió de entre las sombras del bosque. Con la misma pesadez que siempre.

-¿Qué..? –dijo Temari nerviosa buscando su cara. Era su voz, ¡Kami!

-Que me darás tres hijos y tengo buenas razones que lo justifican

-Shikamaru...-se lanzó corriendo hacia él y de un salto se aferró a su cuello con ambas manos y rodeó su cintura con sus piernas.-Amor mío, cariño –decía entre sollozos mientras le besaba la cara por todos lados.

-¡Tranquila que me estás matando, mujer! –respondió Shika abrazándola más a él y acariciando su pelo y espalda- Problemática.

-¿Pero qué haces aquí? ¿Y tu boda? –preguntó ella besándolo por todo el rostro.

-Ya terminó y como buen hombre vine en busca de mi mujer –dijo besándola en plena boca, ahogándola con su lengua y el dulce sabor de su saliva.

-Vamos adentro –dijo deslizándose por el cuerpo del shinobi. Temari soltó un pequeño jadeo al sentir el miembro erecto de Shikamaru rozar su pubis. Caminó despacio delante de él contoneándose apropósito.

Un tiempo para nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora