17. Detalles

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- Joven Nara, es un placer tenerle por aquí, me imagino que ha venido a visitar su prometida, ¿no es así? -dijo un hombre de mediana edad, características muy parecidas a las de Nanjiroh y ademanes afeminados- pero que descortés, pase, pase adelante .

- Gracias. Necesito hablar con Shiho. -Dijo el Nara haciendo caso omiso de la invitación del tío de Shiho.

-Shiho, cariño, sal de la biblioteca te busca tu novio.

-Tsk….Mendokusai…..- susurró el Nara. Estaba condenado a compartir con esa familia.

De las escaleras bajó la joven Shiho, usando su bata de laboratorio, el pelo en una coleta en la nuca y sueltos varios flequillos que le daban un aire desaliñado. Tenía sus lentes en la parte alta de su cabeza haciendo aún más notorio su rinnegan.

Shikamaru sabía que los viejos de su clan tenían razón en elegir a una esposa con rinnengan. De ser así, sus hijos serán los más poderosos de Konoha, con las habilidades del doujutsu más fuertes que existen, la habilidad mortal del manejo de sombra, su coeficiente intelectual y, sino heredaba su falta de interés, probablemente tendrían a un futuro Hokage.

-Shikamaru-kun …..-dijo la poseedora del doujutsu.

- Shijo, ¿cómo estás?- pregunto el Nara con aire despreocupado y con evidente falta de interés.

-Bien y tú…..pero….no sé porqué pregunto…..te ves muy bien.

- Y lo estoy -dijo Shikamaru interrumpiendo el tartamudeo de la nerviosa joven- necesitamos hablar…a solas.

-¡Claro !- Shiho no podía ocultar la emoción en su voz.

-Caminemos al bosque Nara, de todas formas aún no lo conoces.

- Sí….- contestó y luego habló en un tono mucho más alto de voz- tío saldré con Shikamaru kun un momento.

-¡Claro que sí!- y añadió con voz insinuante- no hagan cositas sucias….

Shikamaru prefirió ignorar el comentario malintencionado y prefirió reír tratando de no carcajearse, al ver el tío caminar contoneando las caderas como señora.

Caminaron juntos hasta la entrada de la casa de los Nara. Shikamaru siempre delante con las manos en los bolsillos y sin prestar atención al nervioso andar de su acompañante.

-Tú casa es muy linda, Shika-kun, mi madre siempre ha admirado su hermosa residencia -dijo la joven tratando de poner algo de conversación.

-Sí, mi problemática madre vive por nuestro hogar. Se la pasa sembrando cuantas flores le ofrecen los yamanakas.

- Yo te prometo hacer lo mismo -Shikamaru la miró de reojo- ser una buena esposa para ti, Shikamaru-kun.

-Mira, Shiho, de eso quiero que hablemos. Ves ese árbol de allá -mencionó señalando un frondoso árbol- ahí solía jugar cuando era pequeño con mi papá, encontraremos dos sillas para acomodarnos y hablar más cómodamente, ¿te parece?.

Shiho ascendió. La joven Ibu no cabía de la felicidad ni en su propia piel. Por fin, después de tantos años, el hombre al que había amado en secreto toda la vida, quien sería su futuro esposo, la estaba tratando como mujer. Aunque, si lo pensaba bien, era lo más lógico; en sólo dos meses se convertiría en su marido para siempre.

Llegaron al lugar donde le había sugerido su prometido. Shikamaru le ofreció su mano para ayudarla a sentarse y así lo hizo. Luego él, justo en frente de ella.

-Shiho…quiero hablarte acerca de nuestro matrimonio…

- Yo también…quiero decirte tantas cosas -Shikamaru creyó esperanzado que ella estaba en la misma posición de él, quizás estaba enamorada de algún otro joven y eso definitivamente le ayudaría.

Un tiempo para nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora