31. Shikeru

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"Temari,

Gracias por el detalle. Te veías adorable en esa foto. ¿Cómo puedes caminar con semejante abdomen? Lo haces porque no estoy ahí, te aseguro que no dejaría que te movieras. Creo que le escribiré a papá ya Gaara al respecto.

¿Han cesado las náuseas?, le he preguntado a un médico aquí y dice que comas helado, refresco o té frío.

¿Cómo está Shikeru? Todos los días elevo una plegaria a kami sama, para que los proteja a ambos mientras no estoy. Tócale y dile que papá lo extraña.

Quisiera poderte escuchar decir te quiero otra vez. A veces pienso que la gravedad del amor podría unirnos nuevamente (1) y traerte a mi lado, a donde realmente perteneces.

Tan sencillo como eso.

Te amo.

Shikamaru Nara"

Cuando Temari terminó de leerle la carta número 98 que recibió de Shikamaru, Sakura y Tenten la miraban con los ojos inundados de lágrimas, Ino lloraba con el pulmón abierto y Hinata se había desmayado.

- Coño, Temari. ¡Que suerte tienes! Ese es amor del bueno, ¡Sí Señor ! –habló una efusiva Sakura, quien sin pensarlo había adoptado la posición de chico guay de Gay Sensei.

- Yo no vuelvo a escucharte leer eso–dijo Ino cuando se calmó un poco- ni siquiera veo mis novelas, porque son mierda comparada con esto. Y para colmo de males diariamente debo explicarle a Sai porqué llego con los ojos rojos. ¡Luego se cree que es droga!

-Eres muy afortunada, Temari san – Decía Hinata, mientras hacía un esfuerzo por no tocar sus dedos, ya que Ino le dijo que ese hábito mantenía alejado a Naruto de ella.

Temari solo sonreía a sus amigas. Se armaba de valor cuando leía las cartas para ellas. De sus cartas solo asumía el amor que había en ellas y la invitaba a seguir adelante. Por él, por su hijo. Sí, realmente era afortunada.

A solas, cuando leías esas cartas por primera vez y hasta la quinta ocasión en que lo hacía, lloraba inmensamente. Lo extrañaba. Extrañaba verlo aparecer de pronto, extrañaba sus besos, sus caricias, su pasión, su voz con un extraño contraste de masculinidad y suavidad mezcladas, dando como resultado ese tono tan peculiar suyo, sobre todo al decir "problemático".

Sin saber cómo ni porqué decidió quedarse en Konoha. En la tierra del hombre que amaba, esperando por él. En incontables ocasiones se sintió tentada a volver a Suna, pero sabía que lo mejor era quedarse allí. Shikaku había alojado una pequeña casa para ella en sus tierras, justo al lado de ellos.

El embarazo había sido lo suficientemente difícil como para hacerlo sola. Gracias al cielo, sus padres estaban ahí y eran increíbles. Había adoptado por costumbre levantarse temprano para tomar el te con ellos, desayunar, almorzar o cenar.

Si Shikamaru no hubiera existido, seguro que se habría enamorado de su padre. Aprendió el arte de la recolección de hierbas e ingredientes con Shikaku. Temari salía todas las mañanas con él. En poco tiempo se convirtió en su mejor amigo y hablaban de todo, sin excepción.

-Temari san, te escuché llorar anoche.

-Lo siento…

-No tienes que pedirme excusas. Sé lo sentimentales que se ponen las mujeres en tu estado.

-Lo siento…es decir, no sé que me pasa. La verdad, lo extraño. Aunque no nos viéramos tan seguido, compartíamos una vida juntos. Teníamos nuestro apartamento, nuestras ilusiones, nuestros momentos y ahora solo tengo el derecho de esperar aquí, de brazos cruzados.

Un tiempo para nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora