15. Legado familiar

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- Soy una maldita cobarde….- Temari se dio vuelta en la cama mil veces. Había terminado con el hombre que amaba y no le había dado la oportunidad de defenderse.

Pero los hechos hablaban por sí solos. Él se casaba con otra, probablemente era Ino, eso no era seguro. Aunque pensándolo bien, prefería que fuese ella. Ino lo amaba y ella lo sabía, eran de la misma aldea, de clanes…pero ella no tenía kekkei genkai. Peor aún, entonces era claro que Ino y Shika eran sólo amantes.

Él era culpable. También lo era ella.

Siempre había sido lo mismo. Desde un principio. Ella nunca había tenido el valor de defender lo que por amor le pertenecía. Y Shikamaru se había atrevido a reclamárselo.

" Soy mayor y responsable de mi destino"…. ¡maldito genio! Incluso hasta momentos como ese, en que lo vio completamente derrotado, no perdió su agudeza.

Y entonces recordé, lo que tenía en su mano. Lo miró detenidamente, era una cadenita con el símbolo de los Nara. Había visto ese dije tantas veces, mientras le hacía el amor suspendido en el aire, dependiendo de su cuello, girando al compás de sus movimientos. Era un recuerdo muy hermoso en verdad. Y ella entendió el mensaje… " Soy mayor y responsable de mi destino"…, pero ella no y él se lo mostró. Su destino era ser una Nara, igual que él, tener sus hijos, vivir juntos, en aquella casa soñada.

Pero su orgullo era aún más fuerte que sus propios sueños.

Se vistió con su habitual atuendo ninja. Tenía una reunión luego de la llegada de Shikamaru. Se dirige hacia el punto de encuentro. Respiró hondo antes de entrar, buscando con el aire las fuerzas que le faltaban a sus piernas. Lo vio sentado en el centro de la mesa. Taciturno. Todos los demás conversaban, él por parte se mantenía callado.

Temari tomó su posición en la mesa directiva, justo al lado de Shikamaru, quien ni siquiera se volteó a verla.

- Bien, ya que estamos todos aquí. Es para mi un honor darles a conocer los detalles de este convenio. Al fin y al cabo, saben que vinieron a representar su aldea, más no el propósito real de la misma . –El viejo carraspeó para continuar- A mi lado se encuentra el joven Nara Shikamaru, de la Aldea de la Hoja, quien fue elegido por el Señor Feudal como su representante en nuestro Consejo. Nadie hubiera esperado algo similar, porque es el honor más grande que pueda ser concebido a alguien y sé que el jounin Nara no defraudará a su clan, su aldea, su Hokage, ni al Señor Feudal .

Se escucharon los aplausos. Shikamaru estaba impavido. Una media sonrisa fingida hizo asomo en sus labios. Temari lo miraba por el rabillo de su ojo. Estaba orgullosa de él, hubiera deseado voltea a verle en la cara, besarlo y decirle que era feliz por él pero no se atrevió.

Sin darse cuenta, su propio yo interno, le había hecho una mala jugada. Lo miraba con deleite y sin reparar alguno, directamente a él. Lo notó al darse cuenta de que Shikamaru se ponía de pie para tomar la palabra, no sin antes mirarla a los ojos. Ella se estremeció al notar la sombra de dolor en sus ojos. Tenía ojos vidriosos y ojeras. Parecía como si hubiera llorado y ella sabía el motivo.

Y ahí estaba. Sentada a su lado. Viendo al hombre que amaba erguirse delante de ella, imponente, delicioso y triste.

-Somos miembros de este selecto grupo porque así lo quiso Kami Sama y es nuestro deber proteger el legado que se nos concede. He recibido órdenes directas del Señor Feudal para cada uno de nosotros y créanme si les digo las órdenes que no son nada fáciles. Requerirán de una entrega total de nosotros por mucho tiempo.

Shikamaru notó la atención y la tensión en cada uno de los presentes.

- Nuestro problema mayor no es Akatsuki, sino otro. Necesitaremos de cinco años para completar esta misión y, antes de proseguir, necesito saber si cuento con ustedes para ello. Los que entiendan que no pueden, sólo díganlo ahora.

Un tiempo para nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora