Te odio hermanito

1. Mi vida

¡Me encanta mi vida! Tengo 25 años y soy azafata en el teatro Lope de Vega de Madrid, llevo trabajando ahí desde los 20 años.

Soy hija única, vivo con mi madre en casa, tiene 50 años y desde hace ocho años es viuda, mi padre murió a causa de un accidente laboral, era albañil. Hace cinco años, mi madre empezó a salir con Ricardo, un hombre de 58 años que le ha devuelto la ilusión.

Tengo un novio que muchas quisieran, Marcos, tiene 24 años, de momento no trabaja, pero está estudiando arquitectura en la universidad de Madrid, llevo 2 años con él.

Cuando salí de trabajar ahí estaba Marcos en su moto, era una Suzuki de color rojo.

-Hola bombón-. Me dijo Marcos cogiéndome de la cintura.

-Hola amore-. Dije dándole un beso.

Procedimos a subirnos a la moto y fuimos a cenar, había un restaurante en el centro donde la comida estaba buenísima.

-¿Qué tal el día de hoy en la universidad?-. Le pregunté a Marcos mientras bebía un sorbo de vino tinto.

-Muy bien, estoy ya cansado un poco de estudiar, estamos cerca de los finales y del proyecto, no sé cómo lo voy a hacer-.

-Bueno, lo harás bien, siempre has puesto mucho ímpetu en las cosas de la universidad-. Le dije.

Asintió con la cabeza y bebió su coca cola con hielo y limón.

Iba pasando la noche y cuando terminamos de cenar, fuimos a pasear por el centro de Madrid, pasamos por la Cibeles y a lo lejos pudimos ver la puerta de Alcalá.

-Empieza a refrescar, deberíamos irnos a casa-. Me dijo Marcos.

-Si, el verano está cerca pero aún hace frío por las noches-.

Subimos a la Suzuki y me llevó a casa, vivía un poco a las afueras de Madrid, yo tenía coche, pero aveces cogía el metro para ir a trabajo y Marcos, luego me recogía.

Cuando llegué a mi casa, me despedí de Marcos y entré, me duché, me puse mi pijama de primavera y me acosté.
Mi casa era bastante grande, tenía un salón grande con una televisión plana de 50", un sofá rinconero de color verde botella, un mueble que ocupaba de esquina a esquina el salón.
Tenía 3 habitaciones, una de matrimonio y dos habitaciones más pequeñas.

Mi madre no estaba en casa, se había quedado con Ricardo a dormir, así que estaba sola.

Marcos y yo aún no teníamos los medios económicos para poder independizarnos, a él tampoco le apetecía irse aún de casa de su madre, por eso aún estaba con mi madre viviendo, así también le hacía compañía.

Cuando me levanté al día siguiente me preparé el desayuno, me vestí y me fui a comprar, aparentemente mi madre no vendría hasta la tarde, pero me apetecían comer macarrones y faltaban algunos ingredientes.

Cuando llegué de comprar me hice mis macarrones con queso y recogí un poco la casa, me encantaba mi vida, lo tenía todo, no me faltaba de nada y encima estaba en casa sola con mi madre e incluso a veces, veíamos películas madre e hija, comíamos palomitas y nos acostábamos a las tantas hablando de nuestras cosas, aparte de mi madre, era mi mejor amiga, mi confesora.

A veces, Ricardo se quedaba a dormir, también era viudo y tenía un único hijo de 30 años, vivía con su novia en el centro de Madrid, por lo tanto Ricardo vivía solo y quería a mi madre con locura, cada dos por tres se iban de viaje, hacían cruceros, cogían el coche y de vez en cuando se iban a Benidorm a un apartamento que Ricardo tenía en primera línea de playa, siempre veía a mi madre super feliz, la veía hasta más joven.

Ricardo a mí también me quería mucho, me llevaba en bandeja y nunca me faltaba una palabra cariñosa por su parte, a su hijo aún no lo conocía, en comidas familiares no llegamos a coincidir juntos.

En fin, quiero a mi novio con locura, quiero a mi madre y quiero a Ricardo y por supuesto , adoro mi trabajo, no puedo pedir más, sólo que todo continúe tal cual, porque esta es mi felicidad y mi vida, no la cambio por nada del mundo y nunca vendrá nadie a destruirla.