13. Nuestra noche.

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La noche de la noticia, no pude dormir, no me podía creer que Carlos se fuera a casar con Martina, empecé a pensar que era por mi culpa, me moría por estar con él, pero por agradar a mi madre no lo hice.

...

Era martes y cuando me levanté, mi madre no estaba, Ricardo estaba en el salón leyendo su periódico diario y me senté enfrente suyo.

-Buenos días Ricardo-.

-Buenos días hijastra ¿cómo has dormido?-. Preguntó.

-No muy bien, pensando en Carlos, el sábado me estuvo diciendo que me quería y domingo se compromete con Martina-. Le dije mientras se me caían las lágrimas.

-Lo sé, hablé con él, de todos modos yo le decía que no era buena idea estar contigo, tu madre sigue sin verlo bien, pero yo sé que con Martina no es feliz, él quiere estar contigo y yo lo apoyo-.

-Ay Ricardo-. Dije llorando.
-No sé cómo acabará esto, yo no quiero que se case con ella-.

-Lo sé, yo tampoco quiero que se case...-. Decía Ricardo hasta que le sonó el móvil.

-Mira, hablando del rey de Roma, es Carlos-. Dijo.

Descolgó el teléfono y se lo puso en la oreja.

-Si hijo, dime... ajá ¿cuándo? Ah vale, desde esta noche hasta el domingo, perfecto, te prepararemos la habitación, muy bien hijo, aquí estoy con Miriam... si, está bien..., bueno, luego hablamos hijo-. En ese momento colgó.

-¿Qué pasa?-. Pregunté.

-Bueno, a lo mejor, es nuestro momento, hijastra, hoy se va Martina hasta el domingo a su pueblo, es en Extremadura y Carlos ha preguntado si puede dormir aquí con nosotros, quiere estar contigo, eso no me lo ha dicho, pero se nota-.

Una sonrisa de oreja a oreja se me iluminó en mi rostro, a partir de esta noche, Carlos dormiría conmigo en casa, no sé cómo acabará esto.

-Sé lo que estás pensando Miriam, no te preocupes, yo soy el primero que quiere que Carlos deje a Martina, a ver qué sale de estos días, pero la complicada es tu madre-. Dijo Ricardo riéndose.

-Aún tenemos tiempo para convencer a mamá y parar esta boda-. Le dije a Ricardo.

-Diós te oiga hija-. Dijo Ricardo riéndose.

Pasaron las horas y vino mi madre, entonces Ricardo le comentó lo de Carlos, no le pareció mal.

Le prepararon la habitación y sobre las 18:00h vino Carlos con una maleta llena de ropa. Mi madre y Ricardo estaban en la cocina preparando la cena. Abrí la puerta y lo vi guapísimo, tenía un polo de color rosa, unas bermudas de color negras con sus sandalias veraniegas, el pelo estaba recién cortado con un degradado perfecto y una barba cortita y arreglada.

-Hola hermanita, tenía ganas de verte-. Dijo Carlos.

-Hola Carlos, pasa-. Dije riéndome.

Cuando entró me agarró de la cintura suavemente y me llevó despacio contra la pared a pocos centímetros de la boca, tenía una mano por encima de mi cabeza.

-Carlos, están en la cocina-. Susurraba mientras me moría de ganas de besarle.

-Lo sé, tengo ganas de besarte-. Me dijo.

Le sonreí y acerqué mi boca para besarle y en ese momento Ricardo nos cortó.

-Carlos ven-. Dijo Ricardo llamándole.

-Me reclaman-. Me susurró sonriendo.

Fue para la cocina y yo me quedé con una sonrisa de niña tonta que no me la quitaba nadie, entonces me di cuenta, que mi madre se asomó y me miró, estaba muy seria y se volvió a meter en la cocina mientras me miraba.

Te odio hermanitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora