27. Tiempo

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Pasaron 8 meses desde aquel día, desde ese trágico día que le dijimos a mi madre que mi hermanastro y yo estábamos juntos y desde ese día, no volvió a dirigirme la palabra, de vez en cuando la veía, pero ella me giraba la cara.
Nos compramos un piso en el centro de Madrid, era amplio y luminoso.
Ricardo venía a vernos día sí y día no e intentaba hablar con mi madre del tema desde hace tiempo, pero ella no entraba en razón.

Yo dejé de trabajar, me pedí una excedencia para poder estar con mi hijo en casa hasta que fuera más mayor, si, Carlos y yo íbamos a tener un niño, se iba a llamar Liam y él estaba súper feliz, no se perdió ni una ecografía y ya teníamos montada la habitación del pequeño, podría venir en cualquier momento.

Una mañana estaba paseando por la calle, me venía bien andar.
Y pasé cerca del banco de Carlos, así que decidí ir a hacerle una visita, hacía tiempo que no iba a verlo, se iba a llevar una sorpresa.

Entré por la puerta y estaba atendiendo a un señor.

Me miró y me sonrió. Vi como se le iluminaba la cara. Le dijo al cliente que le diera un segundo y vino a verme.

-Hola cariño ¿Qué haces aquí? Hacía mucho que no venías a verme-. Dijo mientras me cogía por la cintura y me daba un beso.

-Estaba paseando y me apetecía verte-. Le susurré.

-Me encantas-. Me dijo cerca de mi boca.
-Cuando acabe con el señor voy a parar a almorzar, ¿te esperas y almorzamos juntos?-. Me preguntó.

-Si, te espero aquí sentada-.

-Vale, preciosa-. Dijo mientras se iba con el señor.

Estuvo al menos quince minutos más con el señor y cuando terminó, cogió la chaqueta y vino hacia donde yo estaba.

-Vamos, cariño-. Dijo mientras me cogía por la cintura con una mano.

Llegamos al bar que estaba al lado del banco y nos sentamos juntos.

-¿Cómo estás?¿Cómo está hoy nuestro pequeño?-. Preguntó Carlos cogiéndome de la cintura.

-Hoy está rebelde, no para de moverse, a ver mañana qué me dice el médico-. Le dije.

-Seguro que sale tan inquieto como su padre-. Dijo Carlos riéndose.

-¿Tú inquieto? Pero si eres lo más tranquilo que he visto en mi vida-. Dije mientras me reía.

-¿Sabes algo de tu madre?-. Preguntó.

-No, continúa sin hablarme-.

En este momento necesitaba a mi madre, estaba apunto de tener a mi primer hijo y ella no iba a estar presente.

-Bueno, ya se dará cuenta, ella sabe que va a tener un nieto, si no quiere aceptarlo es su problema-. Dijo Carlos acariciándome la barriga y en ese momento Liam le dio una patada.

-Mira, se alegra de escucharte-. Le dije.

-Y yo me alegro de que se alegre-. Me susurró mientras se acercaba y me dio un beso.

Hablamos un rato y nos tuvimos que ir, Carlos tenía que volver al banco.

Cuando llegamos a la puerta nos despedimos.

-Bueno cariño, nos vemos en casa, llegaré sobre las 14:30h, te quiero-. Dijo dándome un beso mientras me cogía de la cintura suavemente.

-Y yo-. Le dije sonriéndole y devolviéndole el beso.

Carlos se metió en el banco y yo me fui hacia mí casa. De camino a ella, me crucé con alguien conocido.

-Hola Miriam-.

Te odio hermanitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora