2. La noticia

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A mí ya me empezaba a picar el gusanillo de independizarme con Marcos, me apetecía empezar una nueva vida con él.

Los padres de Marcos se fueron de vacaciones a Tarragona y tenía la casa para él solo, por lo tanto me invitó a pasar el fin de semana y cuando llegué el viernes por la noche tenía la mesa lista.

Puso una vela en medio y habían luces tenues para dar un ambiente romántico a nuestra maravillosa cena. Habían dos copas de vino tinto, no había nada mejor.

Me miró a los ojos con la copa en la mano.

-Te quiero Miriam-. Me dijo.

-Y yo a tí Marcos-. Le respondí mientras chocábamos las copas.

-Gordi, he pensado que ya va siendo hora de buscarnos algo, no es fácil encontrar un piso de alquiler en Madrid-. Le dije.

-Neni, ya te lo dije hace tiempo, yo estoy bien en mi casa con mis padres, aún no es momento de buscarse nada, de todos modos, deja pasar un poco el tiempo a ver cómo va avanzando la relación-.

-Pero si llevamos más de dos años juntos gordi, yo tengo trabajo, con lo que gano podríamos cogernos un piso pequeño para ir probando la convivencia-. Le dije.

-No, yo aquí estoy bien-. Dijo mientras se levantaba y se ponía detrás mío dándome un masaje en los hombros.
-Además, no llevamos tanto tiempo como para empezar a convivir y yo necesito un trabajo-. Dijo susurrándome en el oído mientras me masajeaba los hombros.

Asentí con la cabeza mientras disfrutaba del masaje, tenía unas manos que parecían oro.

De repente empezó a acariciarme el cuello y subió lentamente hasta detrás de las orejas y volvió a bajar, pero esta vez iba directo a mis pechos suavemente.

-¿Qué haces?-. Le susurraba.

-Déjate llevar-. Me susurraba al oído.

Fue a la cocina, cogió un trapo limpio que tenía en el cajón y me tapó los ojos mientras me besaba por el cuello, a mí se me ponía la piel de gallina.
Me cogió de la mano y me levantó, me llevó hacia el sofá y me tumbó en él. Mientras tenía los ojos tapados, empezó a quitarme la ropa y a besarme por todo el cuerpo, luego noté como se la quitó él y acabamos haciendo el amor de una manera bestial que jamás lo había hecho así.

Me quitó el trapo de los ojos y se tumbó apoyando su cabeza en mi pecho.

-¡Que pasada!-. Exclamó faltándole la respiración.

-Si-. Le dije.

Me daba la sensación que solo quería callarme al hablarle de convivir juntos, por eso me quiso hacer el amor, entonces ya decidí no volver a sacar el tema y que fuera él mismo quien me lo propusiera.

Pasamos un fin de semana especial en su casa, peliculas, palomitas, chocolates, comida... y nosotros, era perfecto.

Cuando llegó el domingo vinieron sus padres, la madre de Marcos me quería con locura, era muy cariñosa, siempre me estaba abrazando.

-Mira Miriam, te he traído algo de Tarragona-. Me dijo mi suegra mientras rebuscaba por el bolso.

Yo me acerqué con cara de curiosa a ver qué era, cuando la mujer lo encontró, me lo enseñó emocionada.

-Mira que imán más bonito-. Me dijo.

-Oh vaya, si, es muy bonito, pegará muy bien en mi nevera-. Le agradecí.

Cuando llegó el momento de irme, Marcos me acompañó hasta mi coche, era un Renault modelo viejo de color blanco.

-Bueno bombón, mañana te llamaré cuando salga de la universidad-. Me dijo mientras me cogía de la cintura.

-Vale amore, gracias por este fin de semana-. Le dije y luego le besé.

-¿Me llamas cuando llegues?-. Preguntó.

Asentí con la cabeza mientras me metía en el coche. Nos despedimos con la mano y arranqué.

Cuando llegué a casa estaba mi madre acabando de cenar.

-Hola mamá, ya estoy aquí-. Le dije dándole un beso en la frente.

-Hola cariño ¿cómo ha ido con Marcos?-. Preguntó.

Me senté en la silla enfrente de ella.

-No ha ido mal, pero cada vez que le saco el tema de independizarnos parece que me rehúye, dice que está bien con sus padres-. Le dije un poco triste.

-Bueno Miriam, él es un poco más joven que tú y aparte no tiene trabajo, aún le queda un poco para madurar-. Me dijo mi madre.

-Si, supongo que será eso-. Dije mientras me ponía agua en el vaso.

-Veras hija, tengo que hablar contigo-.

Yo le miré a mi madre con atención.

-Te escucho mamá-. Le dije.

-Hemos estado hablando Ricardo y yo, hemos decidido que va a venir a vivir aquí con nosotras-. Dijo mi madre.

Yo me quedé un poco en Schock, era feliz por mi madre, porque sabía que era lo que ella quería, pero por otro lado, me quedé un poco decepcionada al ver que nuestras noches que hacíamos de chicas se habían acabado, ahora se uniría Ricardo a nosotras.

-Vale mamá, me parece bien-. Le dije levantándome de la silla.

-El miércoles vendrá ya para empezar a instalarse y otra cosa, el domingo hay comida familiar aquí, así que no falles, que venga Marcos, porque van a venir Carlos y Martina, que tú todavía no los conoces-. Me dijo mi madre.

Asentí con la cabeza y me fui hacia mí habitación para ponerme el pijama.

Me estaba cambiando cuando me sonó el móvil, lo miré y tenía un mensaje de Marcos.

"Bombón, te has dejado aquí el cargador del móvil, mañana cuando vaya a recogerte al trabajo te lo llevo, te quiero".

-Mierda-. Pensé.
-Ahora no se como me voy a cargar el movil-.

Encontré un cargador que tenía en el cajón y me sirvió para poder cargarlo.

Estuve toda la noche pensando en lo que me dijo mi madre, el miércoles empezaría la mudanza mi padrastro y el domingo iba a conocer a mi hermanastro y a su novia, la verdad que no tenía nada de ganas de vivir esta situación, no tenía ilusión, pero solo con ver la cara de felicidad de mi madre al decirme que su amor se venía con nosotras a vivir, solo por eso, ya era feliz.


Te odio hermanitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora