Mi madre y Ricardo se fueron a dormir a casa de Ricardo, tenían que coger unas cosas, así que estaba sola hasta mañana por la tarde.
Pasé una noche horrible, tenía una acidez increíble y de vez en cuando tenía que irme a vomitar, en estos momentos, necesitaba a Carlos a mi lado.Eran las 4:00h de la mañana y decidí llamar a Carlos, sé que estaría durmiendo, pero eso no me lo impidió.
-Dime hermanita ¿Pasa algo?-. Me dijo con voz de dormido.
-Necesitaba escuchar tu voz ¿Podemos vernos? No hay nadie en casa-. Le dije.
-¿Ahora?-. Preguntó sorprendido.
-Si, necesito verte, hermanito, pero si no puedes, no pasa nada, ya nos veremos-.
-Espera si si, si puedo, llego en 15 minutos-.
Colgamos el teléfono y me levanté, me di una ducha rápida y enseguida abrió Carlos la puerta.
-Ya estoy aquí, ¿Pasa algo hermanita?-. Dijo Carlos asustado.
-Si-. Le susurré acercándome a él.
-Que necesitaba verte-. Le empuje suavemente contra la pared y le pasé despacio mi dedo índice por su boca.-Estaba deseando este momento-. Me susurró cogiéndome de la cintura.
Le besé, sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo, necesitaba a Carlos en ese momento.
Él me levantó en brazos mientras yo le rodeaba el cuerpo con mis piernas y me llevó a la cama. Eran tan dulces esos besos que no quería que pararan nunca, yo le quité la camiseta, necesitaba ver ese torso desnudo que me volvía loca y él me quitó la mía, dejándome solo en sujetador, se puso a mi lado y metió su mano por debajo del tanga.
-Estás muy mojada-. Me susurró sonriendo.
-Esto me lo provocas tú-. Le susurré también sonriendo.
Me sonrió y volvió a besarme dulcemente y yo fui directa a su paquete, le quité los pantalones y continuamos con los juegos hasta que por fin, entró dentro de mí, hasta que, al unísono y disfrutando uno del otro, conseguimos llegar al orgasmo más fantástico de nuestras vidas.
Cuando acabó se tumbó a mi lado.
-Gracias por cortarme el sueño, te quiero-. Me dijo riéndose y cogiéndome de la mano.
En ese momento le sonreí y puse mi cabeza en su pecho mientras me abrazaba.
-Esto está mal Carlos, perdona por haberte llamado, ha sido un error, me han podido las ganas de estar contigo-. Le dije medio llorando.
-Eh, no, puedes llamarme cuando quieras, pero si, deberíamos cortar ya esto, el sexo y los besos, deberíamos centrarnos en hacer de nuestra relación una bonita amistad, por respeto a Martina y a mi hijo-. Me dijo.
Asentí con la cabeza mientras lloraba, yo también pensaba en el hijo que tenía dentro que Carlos no sabía.
-Me voy a ir ¿Vale?-. Me susurró a pocos centímetros de mi boca.
-Vale-. Susurré levantándome de la cama y vistiéndome.
Él se vistió y me dio un beso. Cuando se acercaba a la puerta de mi habitación se giró.
-¿Sabes que no he tenido sexo con Martina aún desde antes de que se fuera al pueblo?-. Me dijo Carlos.
-¿Y eso por qué?-. Pregunté curiosa.
-Porque siento que te engaño, mi corazón es tuyo y siempre va a ser así-. Me dijo con la voz entrecortada.
-Te quiero, Carlos-. Le dije llorando.
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Te odio hermanito
RomanceMiriam era una chica de 25 años, vivía en Madrid con su madre, una mujer viuda desde hace 8 años. Miriam tenía trabajo, era azafata del teatro Lope de Vega desde hace 5 años, aún no quería independizarse de su casa, tenía novio, Marcos, se querían m...