14. Mamá

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Esa noche solo pensaba en lo que había pasado con Carlos, me empezó a dar la inseguridad de que tal vez no dejara a Martina, que me hubiera engañado.

Entonces, recibí un WhatsApp de él desde la otra habitación.

-Ha sido increíble hermanita, te prometo que lo mío con Martina se ha acabado, aunque sea oculto, estaremos juntos-.

Parecía que me estaba leyendo la mente, justo lo que pensaba, los miedos que estaba sintiendo, me los estaba intentando disipar y entonces le contesté.

-Gracias por la noche que me has dado hermanito, ha sido perfecta, si, habla con Martina, quiero estar contigo, aunque sea oculto, mi madre ya llegará un momento que lo entenderá, además tenemos a tu padre de nuestra parte-.

Al final me dormí y al día siguiente al despertarme, Carlos ya no estaba, se había ido a trabajar, pero tenía un mensaje de él en el móvil.

-Buenos días preciosa ¿vamos mañana por la tarde al cine?-.

Se me iluminó la cara, esque era perfecto. Le contesté.

-Claro, ya haremos un plan que mi madre no sospeche-.

Fui hacia el salón y como todas las mañanas, estaba Ricardo leyendo.

-Buenos días Ricardo-.

-Hola, bella durmiente, por lo que veo, anoche bien, ¿no?-. Me dijo riéndose.

Yo me empecé a poner nerviosa, me daba vergüenza que él supiera lo que había pasado entre nosotros.

-¿Por qué lo dices?-. Pregunté nerviosa.

-Tranquila, esta mañana Carlos me lo ha contado todo, obviamente ha omitido detalles que no me interesaba saber, pero me ha dicho que su historia con Martina se ha terminado y estáis juntos, aunque de momento lo mantengáis en oculto, además, esa sonrisa de tu rostro no se puede ocultar-. Me dijo riéndose.

Yo sonreí y asentí con la cabeza.

Hablamos un rato y me levanté a hacer cosas.

Al rato vino Ricardo.

-Miriam, toma esto, me ha dicho tu madre que vayas a ingresarle este dinero al banco, es al de Carlos, él ya sabe que vas a ir-.

-Vale, me visto y voy-.

Estaba yendo hacia el banco con el dinero en mi bolso y los nervios recorrían mi cuerpo.

Llegué al banco y entré, en ese momento no lo vi, entonces me fui directa al cajero para ingresar el dinero.

De repente alguien se puso detrás mío.

-¿Necesitas ayuda hermanita?-. Me susurró Carlos en el oido. Se me puso la piel de gallina.

Me giré y le sonreí.

-No hermanito, lo puedo ingresar sola-. Le dije haciéndome la interesante.

Él sonrió y me acarició por la cintura, por suerte, en ese momento no había mucha gente y no había cola en el cajero.

Cuando lo ingresé estuvimos hablando hasta que un cliente reclamó a Carlos para que lo atendiera.

-Voy enseguida, señor-. Le dijo Carlos.
-Bueno preciosa, nos vemos luego en la casa-. En ese momento me dio un beso en la mejilla.

-Hasta luego, hermanito-. Dije mientras salía por la puerta.

Llegué a casa y le ayudé a Ricardo a hacer la comida, Carlos vendría a las 15:00h y mi madre a las 14:30h.

Te odio hermanitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora