26. Entiéndenos

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Cuando acabamos de tener sexo, nos acostamos a dormir, Carlos
me abrazó por detrás. A mitad de la noche me entró angustia y tuve que levantarme de golpe al cuarto de baño a vomitar.

Carlos se asustó cuando se dio cuenta que me levanté de golpe.

-Cariño ¿Estás bien?-. Preguntó mientras me iba al cuarto de baño.

Yo no podía contestarle.

Llegué al baño y abrí la tapa del váter, entonces vomité y Carlos vino conmigo.

-¿Ya está el bebé haciendo de las suyas?-. Preguntó Carlos acariciándome la espalda.

Asentí mientras me ponía las manos en la cabeza.

-Como sea así todo el embarazo, me va a dar algo-. Le dije riéndome.

-Lo superaremos juntos-. Me susurró. Y yo le sonreí.

-Vamos a la cama, ya me encuentro mejor-. Dije apoyando mi cabeza en su pecho.

Asintió y nos levantamos del suelo.

-Me limpio la boca y voy-. Le dije.

Me lavé los dientes y volví a la cama, me tumbé con la cabeza en su pecho y cuando miré el reloj eran las 6:00h.

-¿Has visto la hora que es?-. Le pregunté a Carlos.

-Si, ya es casi hora de levantarse-. Dijo.

-A estas horas es cuando suelo vomitar, no se por qué, creo que nuestro bebé va a ser muy madrugador-. Susurré riendo.

Carlos echó una pequeña carcajada.

-Espero que no, pero bueno, sea como sea, nos ayudaremos el uno al otro-. Dijo Carlos.

Levanté mi cabeza para mirarle a los ojos y él me miró también mientras me acariciaba el hombro.

-Te quiero-. Le susurré.

-Y yo a tí, preciosa-. Me susurró y me besó.

Nos dormimos un poco más y a las 8:00h nos levantamos, fuimos a la cocina a desayunar el pan de molde que nos dio Ricardo, me lo tosté y me puse fiambre, Carlos hizo lo mismo e hizo cafés para los dos.

Nos duchamos y nos vestimos, fuimos a casa de mi madre y Ricardo, íbamos a hablar con ellos ya.

Estando en el coche estaba de los nervios, no sabía cómo iba a actuar mi madre cuando le dijera que estaba embarazada de mi hermanastro, pondría el grito en el cielo, pero esperaba también que lo entendiera.

-¿Estás nerviosa, hermanita?-. Preguntó Carlos cogiéndome de la mano.

-Un poco si, mi madre es un hueso duro de roer y me ha dicho por activa y por pasiva que tú y yo no podíamos tener nada-.

Carlos se rió.

-Pues hemos hecho todo lo contrario a lo que nos dijo y encima la vamos a hacer abuela-. Dijo Carlos riéndose.

-Si, tienes razón, le va a entrar un mal-. Dije riéndome.

Carlos empezó a reírse.

-Si te sirve de consuelo, mi padre no sabe que estás embarazada, así que a ambos les va a entrar un mal-. Me dijo riéndose.

Estábamos todo el rato de cachondeo intentando olvidar el mal rato que íbamos a pasar en casa de mi madre.

Llegamos a su casa y Carlos paró el coche.

-Cariño ¿estás lista?-. Preguntó Carlos acariciándome la pierna.

-No, no lo va a entender-. Le dije.

Te odio hermanitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora