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You know I, I'm afraid of change
Guess that's why we stay the same

Isabella Scaloni

La cafetería que Licha había elegido para juntarnos me agradaba.
La decoración era rústica, el ambiente tranquilo. Poco concurrida en el día de hoy. Podíamos tener un poco de privacidad.

Me siento en una mesa apartada, cerca de una ventana que me permite admirar la ciudad.
Llegué un poco temprano, algo común en mí.

—Hola.— Giro la cabeza en dirección a la voz. Su sonrisa es perfecta y sus hoyuelos ni hablar. Siento el calor en mis mejillas cuando me doy cuenta que me quedé mirando como tonta. Ni hablar cuando los recuerdos de nuestro último encuentro aparecen en mi mente.

—Hola Li. ¿Cómo estás?

—Mejor ahora que te veo. ¿Vos?

¿Tan coqueto puede ser alguien sin siquiera intentarlo?

Se sienta en la silla vacía que hay al frente mío y comenzamos a charlar mientras esperamos al mozo para realizar nuestro pedido.

A pensar de no ser tan unidos con Lisandro, se me hacía muy fácil mantener una conversación fluida. Podíamos hablar de cualquier tema y era una persona sabia y que nunca iba a juzgarte por nada de lo que dijeras o hicieras.
Típica amistad que pueden no hablarse casi nunca, pero que cuando necesitas que alguien te escuche o aconseje está siempre presente.

—Dale, decilo.— Lo miro sin entender, esperando que continúe.— Aceptaste vernos para decirme que te arrepentís de lo que pasó.

—No Licha, jamás ne arrepentiría de haber estado con vos.

—Pero...

—Pero no quiero confundirte. No busco nada serio y capáz te dí falsas expectativas.

—Por mi no te tenés que preocupar. Sé que no soy el indicado para vos, no cuando lo miras a Leandro como lo hacés cada vez que están en la misma habitación.

La expresión de sus ojos me da un poco de pena. Su tono de voz suave y tranquilo me gusta. Es también contradictorio todo.
No me arrepiento de nada, pero quizás haberlo hablado antes de concretar era buena idea.

—¿A Leandro?— Asiente.— ¿Cómo lo miro?

—Cómo si fuera la única persona presente.

Una sonrisa inconscientemente se me forma en los labios. No quiero hacerlo sentir incómodo, pero no puedo evitar mi reacción.

—Perdón Li, en serio. No quiero que se ponga todo incómodo entre nosotros.

—Dejá de joder con las disculpas. Somos dos adultos que en un momento de ganas se las quitaron.— Levanta los hombros restándole importancia. — Pero para que quede claro, cuando tengas ganas acá estoy.

Me contagio de su risa cuando me doy cuenta que me guiña un ojo y que esta jodiendo, haciendo que cualquier miedo desaparezca de mi mente.

—Pero ahora hablando en serio. ¿Que onda con Lean?

—Si te soy sincera no sé. Tiene algo que me atrae y mucho.— Unos segundos de silencio se hacen presente. Debato conmigo misma si sincerarme o no.— Me gusta pero tengo miedo Licha.

—Eso significa que lo estás haciendo bien.— Hago una mueca y frunzo el ceño. Se ríe ante mi expresión

—¿En que?

Quedate - Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora