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Matilda, you talk of the pain like it's all alright
But I know that you feel like a piece of you's dead inside

Isabella Scaloni
27/11/22

El día siguiente al debut lo había tratado de empezar tranquila, pero al tener tantas cosas en la cabeza, la mejor opción era descargar algunos de los sentimientos en el gimnasio. Sentimientos que aún no lograba descifrar pero que sentía como se acumulaban y no me dejaban tranquila. Para esta ocasión, Caro y Agus son la mejor compañía que puedo tener.

—Vamos esta noche a ver a los chicos ¿verdad?

La pregunta de Carolina llama mi atención porque no sabía que podíamos ir a visitarlos pero lo confirmo cuando al mirar la hora en el celular tengo una notificación de Leandro diciendo que estaba ansioso por verme a la noche.

—Ay, esa sonrisa la conozco.

Dejo el celular en un costado y retomo los ejercicios en la cama de pilates. Mi mirada va hacia Agustina por lo que acaba de decir. Me cuesta un poco disimular la cara de boba que debo tener. Niego divertida porque no estoy pudiendo controlar el sonrojo de mis mejillas. Debo parecer una adolescente tonta.

—Es Lean ¿no?— Me río por la mirada asesina que le dedica Agus a Caro por la pregunta.

—Si, es él.

—¿Y que onda?

—Caro pues.

—Tranqui, no me molesta... No estoy segura aún. Sólo le pedí ir despacio, cosa que prometió respetar. Ruego que así sea porque realmente me gusta.

Ambas comparten una mirada cómplice y sonríen, tratando de disimularlo mientras toman agua de sus botellas.

—Digan lo que tengan que decir chicas.

—Nada, sólo que hace mucho tiempo venimos esperando esto. Siempre nos gustó la idea de ustedes dos juntos.

La conversación se ve interrumpida ya que ingresa más gente al gimnasio y no podemos seguir hablando con privacidad. Al finalizar la rutina de cada una, las tres nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones para prepararnos y poder pasear luego del almuerzo.
La tarde transcurre más rápido de lo planeado y antes de ir hacia la Universidad, hablo con los padres de Homs para buscar a los chicos.

Apenas llegamos, Martina me dice que esperemos en la entrada y que se encargará de traer a Rodrigo así podemos darle una sorpresa. Los tres nos sentamos en uno de los sillones que hay en el hall de entrada y ellos me cuentan mil cosas. Podría escucharlos todo el día.
Tini me manda un mensaje cuando están viniendo y los peques se esconden mientras yo espero parada.

—¿Que pasa que no entras?— Rodrigo me abraza, apretandome más de lo normal.

—Necesito ayuda con unos paquetes que traje. No me los puedo yo sola.

Me mira confundido pero no dice nada. Camino unos pasos y me sigue en silencio. Me aclaro la garganta bastante fuerte, dando señal de que pueden salir de su escondite y lo hacen. Ambos salen corriendo y gritando como locos mientras se abrazan a cada pierna de Rodrigo, quien se agacha para poder alzarlos a ambos y llenarlos de besos.

—Sorpresa.— Le digo mientras elevo mis hombros y sonrío. Noto su alegría pero no su sorpresa.— ¿Ya te lo esperabas?

—Me entere que Camila ya había llegado, pero no sabía que los iba a dejar venir ya.— Frunzo el ceño porque se supone que nadie sabía de su llegada mientras él suspira. Señal de que hay algo más.— Después te cuento Isa, es medio un quilombo.

Quedate - Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora