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When you walk away
I count the steps that you take
Do you see how much I need you right now?

Narrador Omnisciente

Rodrigo estaba desesperado. Ninguno de sus dos mejores amigos había asistido a su cena de fin de año, pero eso no era lo peor de todo. Ni siquiera respondían los mensajes. Leandro no se gastaba ni en dejarlo en visto y el celular de Isabella lo mandaba directo al buzón de voz, dándole a entender que estaba sin señal o apagado. No llamó a la policía porque siempre lo trataban de exagerado en todo, pero más que nada porque ya había buscado en internet cuando tiempo tiene que estar desaparecida una persona para involucrar a las autoridades.

Trataba de convencerse de que ambos estaban bien y juntos, pero su amiga siempre le respondería, aunque sea un mensajes de los miles que le mandaba por día, diciéndole por lo menos que era un pesado de mierda. Isabella siempre se tomaba el tiempo de hacerle saber que estaba viva aunque sea, sin importar lo que estuviera haciendo, sin importar que podía estar pasando su peor momento, siempre respondía. Lo que nadie sabía era que ellos no estaban juntos, sino que estaban más separados que nunca.

― ¿Anto no ha hablado con ella Leo?

―Si supiera algo, serias el primero en saber hermano. Igual... no es la primera vez que desaparece así ella.

―Ya sé. Pero que haya pasado algo con Lean lo hace peor. Ese es otro boludo que no da señales.

Ambos quedan en silencio por unos minutos, cada uno imaginando escenarios diferentes, pero ninguno se acercaba a la realidad. Al estar en una videollamada mientras cada uno tomaba de su respectivo mate, Rodrigo nota un movimiento y se percata de la presencia de Anto, quien le mostraba algo a su marido. Leo hace una mueca, sosteniendo ahora con su mano el celular de su esposa y tratando de enfocar bien para mostrar algo.

―Por lo menos sabemos que uno de los dos está bien. ― Rodrigo acerca la pantalla a su cara para poder ver mejor.

― ¿Es Lean ese?

―Si, subió fotos con los hijos. Parece que esta con ellos y sus padres. ― Se toman un momento antes de continuar la charla. ― ¿En qué pensas Rodri?

―En que paso algo entre ellos dos e Isabella está huyendo nuevamente. ― El suspiro que suelta es más fuerte de lo que tenía planeado. ―Vere si está en su casa.

― ¿Y si le damos su espacio Ro? ― Anto trata de intervenir, sin ser muy invasiva. No iba a decir que en las últimas veinticuatro horas tuvo una mínima respuesta por parte de Isa. No iba a mandarla al frente porque tampoco entendía mucho la situación. Menos aun cuando solo había recibido un "Estoy bien, no insistan" el cual decidió respetar.

―No me responde desde su cumpleaños Anto, el cual fue el treinta y uno. Estamos a tres de enero y no sé nada de ella. No me pidan que no me vuelva loco.

No quisieron decir nada más que pudiera poner de mal humor al centrocampista. Sólo quedaron de acuerdo en mantenerse en contacto e informar si alguno tenía novedades sobre la hija del director técnico.

Por parte de Leandro se podían quedar tranquilo porque por lo menos sabían que estaba sano y salvo, en casa de sus padres y pasando los pocos días libres que tenían junto a sus hijos. Era más que obvio que no tenían ningún tipo de detalle, pero se dignaba a dar señales de vida por las redes, aunque sea. Nadie de su entorno supo que año nuevo había sido uno de los días más deprimentes de su vida. Luego de abandonar la casa de Isabella, estaba cegado por tantos sentimientos juntos, manejaba casi en automático. Lo único que pudo hacer con algo de conciencia fue bajarse del auto apenas vio un negocio abierto y comprar una botella de lo más fuerte que pudiese encontrar, siendo esto un whisky. Sus recuerdos eran borrosos, pero cuando despertó en una habitación de hotel, con dolor de cabeza debido a la resaca, se dio cuenta que por lo menos no había manejado en ese estado durante la noche y que había sido prudente en dormir en un lugar seguro.

Quedate - Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora