10

843 34 42
                                    

Cause it's always one step forward and three steps back
I'm the love of your life until I make you mad

Isabella Scaloni

La mudanza ya había finalizado y los chicos volvieron a sus clubes.
Volvía a estar sola y por más que fuera por poco tiempo, no me gustaba la idea.
¿Tenía miedo? Claro que si. Pero debía acostumbrarme a mi nueva vida. A mi nueva soledad.

Me desplomo en el sillón después de haber entrado la última caja. Observo a mi alrededor y pienso en todo lo que me queda por delante. Decorar, comprar muebles nuevos, ordenar. Tenía mucho trabajo por delante pero estaba feliz.

Estaba por cerrar mis ojos cuando el sonido de una llamada entrante interrumpe el silencio del living.
Sonrío al ver el nombre de mi papá.

—Hola hija. ¿Ya estas en casa?— Casa. Que lindo sonaba escucharlo.

—Si, ya estaría todo creo. Falta poner manos a la obra nomas.

—Si querés puedo posponer el viaje y ayudarte. No me cuesta nada. 

—No, no hace falta. Sé que es importante para vos ir.

—Podrías venir conmigo. Nunca has visitado la tumba desde que pasó hija.— Puedo notar como poco a poco el tono de su voz se va apagando.

—No puedo pa. Sabés lo que me cuesta.

—Está bien, no puedo obligarte. Pero te ayudaría a que dejes de sentirte culpable.

No encuentro palabras para poder responderle. Se me forma un nudo en la garganta y quiero evitar las lágrimas. No estoy segura de que entienda como en realidad me siento respecto al tema.

—No sé cuándo vamos a volver a vernos chiquita. Capaz en unas semanas cuando volvamos a entrenar antes de viajar a Qatar.

—Puedo viajar con vos. Tengo que ir a Italia.— Las mentiras comienzan a salir.

—¿Si? Me encantaría que pasemos el tiempo del viaje juntos. Yo me quedo en España y vos seguís. ¿A quien vas a ver?

—A Ori.— Sigo mintiendo y encima ahora involucro a gente. Lo peor de todo era que no iba a ver a mi amiga. Si supiera la verdad me deshereda.

Luego de finalizar la llamada emprendo camino hacia la habitación ya que el vuelo de mi papá salía esa misma noche. Entiendo su apuro para viajar considerando la fecha del año en la que estamos.
Camino a pasos lentos pero freno cuando paso por unos de los muebles que habían en la sala, donde puse varias fotos enmarcadas.
Agarro una en especial. Estamos los tres en la playa, sonriendo. Yo debo haber tenido unos 20 años. Creo que fueron una de nuestras últimas vacaciones en familia.

Cuando termino de armar la valija, la cual no era muy grande porque no pensaba quedarme mucho tiempo, me acuesto y pongo la alarma. Ésta no tarda en sonar, haciendo que maldiga por las pocas horas de sueño que había tenido.

Mi padre había preferido viajar en un avión privado para poder estar más cómodos. Pudimos hablar mucho en esas interminables horas de vuelo.
No recuerdo la última vez que compartimos tantas risas juntos. Me encanta escucharlo hablar de su trabajo, de lo feliz y cómodo que está. Del cariño que le tiene a los chicos y de la ilusión por cumplir el sueño de millones de personas.
También me pregunta por mi trabajo. Se emociona al saber que poco a poco vuelvo a incorporarme en los rodajes.

Cada tanto noto como me mira de reojo. Sé que hay temas que debemos tocar pero que no se anima a preguntar. Estoy segura de que cuando ambos estemos preparados podremos afrontarlo. Me costará contarle ciertas cosas pero sé que es necesario aunque me dé miedo su reacción. No sé si en algún momento estará listo para escuchar toda la historia.

Quedate - Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora