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Oh, I think that I found myself a cheerleader
She is always right there when I need her

Isabella Scaloni

La suerte el día de hoy no estaba de mi lado. Llevaba horas esperando novedades sobre el próximo vuelo y nada, todos estaban retrasados.
No haber podido viajar antes por temas de trabajo me había complicado los tiempos y mis planes de llegar un día antes al debut se esfumaron.

Horas esperando la salida de un avión que de igual manera me hacia llegar casi de noche a Qatar, perdiendo toda chance de verlos jugar.
Wifi del aeropuerto colapsado. Gente enojada por las demoras, por la cantidad de documentación que piden y demás. Acá es cuando me lamento no haber podido viajar con las chicas en un avión privado.

Lo bueno de todo es que Agustina, la pareja de Lautaro, había organizado junto a Anto para que las familias nos quedáramos en el mismo hotel, el cual estaba a sólo un par de cuadras de la Universidad, algo que facilitaba las visitas los días permitidos.

Una vez que estoy viajando finalmente a Qatar puedo relajarme un poco y mirar la hora. El partido terminó hace rato y no logro comunicarme con nadie. Ni los chicos ni mi papá me responden los mensajes. Supongo que es algo normal luego del resultado que tuvieron. Me encantaría estar ahí para apoyarlos pero según los mensajes de Alana, algunos de los chicos están tratando de animar al resto.

Se me hace eterna la llegada a Doha y el calor es insoportable. Tardo un buen rato en conseguir un taxi y agradezco saber inglés porque sino sería imposible comunicarse en este país. Por lo que puedo ver tiene una arquitectura especial y unos paisajes hermosos. Las calles desbordan de personas y no faltan las banderas de Argentina por todos lados.

Al llegar a recepción, se me entrega la llave correspondiente y me dirijo al quinto piso, el mismo donde les tocaba estar a Anto, Jorgelina, Agus, Caro, Ori y Tini. Habían organizado hasta el último detalle para estar lo más cerca y juntas posible.
Abro la puerta de la habitación y lo primero que hago es ordenar las cosas que traigo en las valijas para luego darme una ducha.

Al salir del baño miro las notificaciones del celular pero no tengo novedades de nadie, solo mensajes de Ori, informándome que los chicos están bien y que estaban viendo cuando podría ser la próxima visita. Al recostarme en la cama para descansar los pies que me estaban matando, no me doy cuenta del momento en el que me quedo dormida.

El sonido de una llamada entrante suena y me despierto un poco asustada. Al ver la pantalla del celular veo que en realidad es una videollamada y es de Leandro.

—Hola Lean.

—¿Dormías? Perdón, no quise molestarte.

Parece que también se baño hace poco por el pelo mojado. Se encuentra acostado, con la espalda apoyada en la pared. Seguro que ya cenaron y está en su habitación.

—Tranqui, me debo haber quedado dormida sin darme cuenta pero no pasa nada.— Le sonrío para tranquilizarlo.— ¿Cómo estás vos?

—Bien, son cosas que pasan. Es un bajón pero aún tenemos más oportunidades.

Le dedico una sonrisa por las palabras que dice. Ojalá todos pensaran como él. Me dedico a observarlo durante unos segundos y cada día confirmo que es hermoso. Los aritos que le dan un aire canchero, el color de ojos tan cambiante que tiene y los labios carnosos. Ya lo extraño y no quiero. No quiero volver a lo de antes, donde mi día o mi felicidad dependían de alguien. Quiero ser independiente en todo aspecto. Me da miedo engancharme y que pase todo muy rápido y se vaya al carajo todo lo lindo.

Quedate - Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora