Roberta: ¿Tenemos que comprar un vestido? tenemos mucho de que escoger con lo que tenemos - digo con una mueca.
Nuevamente estaba con Lupita en una boutique, comprando ropa para la fiesta de ésta noche que se realizaría en su casa. Ella tendría que estar arreglando todo, pero prefería dejarlo en manos de los chicos y chicas de primer año, usando para su beneficio su belleza y sus contactos, en el caso de las mujeres.
Lupita: ¿Qué te parece éste? - pregunta sosteniendo en alto un vestido.
Era color morado metálico, no era demasiado corto y a simple vista se notaba que era ajustado, tenía mangas cortas pero gruesas que sólo alcanzaban a cubrir mis hombros, pero nada de mis brazos. Sinceramente, era como un estilo Lupita, reforzado con mis preferencias. Perfección.
Pero mi opinión cambió cuando Lupita lo giró, mostrándome la parte de atrás. Contenía un enorme escote en la espalda, que comenzaba con las magas y terminaba en la cintura, justo en el inicio de la curvatura de mi trasero. Horrible.
Roberta: No creo que me quede - miento encogiéndome de hombros.
Me mira sin expresión alguna en su rostro.
Lupita: Cállate y entra al probador - demanda sin mirarme.
Entrecierro los ojos, mirándola amenazante, pero aún así avanzo hacia el probador, arrebatando la prenda de su mano al pasar. Una vez dentro, aseguro la puerta con el pequeño pestillo que contenía y comienzo a desprenderme de mis ropas, quedando en ropa interior. Me deslizo dentro del ajustado vestido, teniendo un poco de problemas para por mis hombros. Una vez está en su lugar, peino un poco mi cabello con los dedos antes de salir.
Lupita: Oh, mi Dios - abanica su cara con su mano mientras finge desmayarse.
Ruedo los ojos y me dirijo al espejo.
Oh, mi Dios.
Sonaré arrogante, pero me veía hermosa. Y eso es mucho decir. Hice mi cabello a un lado y me puse de perfil, tratando de ver que tan llamativa era mi espalda descubierta, presa del generoso escote.
Lupita: Se te ve genial, serás la reina del lugar - guiña un ojo mirándome a través del espejo.
Roberta: Confiaré en ti por ésta vez - sonrío y entro nuevamente al probador para quitarme el vestido y comprarlo.
Me encontraba hablando con Miguel en la casa de Lupita, estábamos muy juntos, pero era porque la música sonaba demasiado alto, impidiendo que nos escucháramos a una distancia normal.
Roberta: Entonces, ¿Cómo conoces a Lupita? - pregunto, sinceramente no sé cómo pudo enterarse de alguien como Miguel.
Miguel: Uno de mis amigos era su novio, aunque ella me dice que sólo era su juguete sexual - ríe sin ganas - Pero terminaron bien - agrega al ver la expresión en mi rostro.
Río divertida mientras bebo de la extraña cosa de color rosa que los chicos de primero estaban sirviendo, sabía muy bien, lo que me gustaba era que no tenía ese raro sabor a alcohol y la garganta no comenzaba a quemarte luego de tomarla, sin contar el sabor a cereza.
Roberta: ¿Qué?— pregunto confundida cuando ríe.
Miguel: - niega con la cabeza - Nada.
Roberta: Oh, vamos, dime - insisto.
Sonríe mientras sus mejillas se sonrosan ligeramente.
Miguel: Es que, haces una cara graciosa mientras bebes - admite avergonzado.
Roberta: - no puedo evitar soltar una estruendosa carcajada - Lamento que la hayas presenciado - bromeo.
Miguel: Es linda - sonríe. Algo sonrojada le devuelvo la sonrisa un poco más tímida.
¿Quieres bailar? - pregunta cuando la música lenta es remplazada por una canción más movida.
Roberta: Vamos, pero te advierto que puedo llegar a pisarte - admito avergonzada.
Miguel: No te preocupes, siempre puedo soportar unos cuántos pisotones; aunque habría preferido que llevaras sandalias - reímos mirando mis altos tacones.
Bailamos alrededor de cinco canciones, sus manos siempre en mi cintura pero manteniendo una respetuosa distancia, lo cual aprecié. Mi sonrisa se borra cuando veo a Mia y a Diego juntos, estaban conversando y sus expresiones no eran las mejores, tal como pasó la vez anterior. Noto cómo sus bocas dejan de moverse, y es cuando me doy cuenta de que su mirada está fija en mí.
Miguel: ¿Todo bien? - pregunta mi acompañante mirándome preocupado.
Sacudo mi cabeza para alejar los pensamientos respecto a ir e interrogar a aquellos dos.
Roberta: Sí, es que creí ver a una amiga - sonrío para tranquilizarlo.
Miguel: De acuerdo - dice poco convencido - ¿Quieres ir afuera? - el tono animado en su voz hizo su aparición nuevamente.
Roberta: Claro - acepto con una sonrisa.
Nos abrimos paso entre el tumulto de personas para continuar y salir al patio trasero que parecía mucho más repleto que el interior de la casa, pero un poco más callado, la puerta de cristal manteniendo el sonido de la música dentro.
Miguel: Parece que aquí no se puede tener privacidad - señaló con diversión , río dándole la razón , debo admitir que todas las citas que mis amigos me han organizado a mis espaldas nunca salieron tan bien como ésta - admite sonriente.
Sonrío tratando de evitar mi sorpresa, pues yo, sinceramente, no estaba considerando esto como una "cita", sólo éramos dos personas conociéndonos mejor, obligados por nuestros amigos; el problema era que yo no había sido obligada, pero a pesar de eso, ni siquiera estábamos solos.
Eso no era una cita, ¿o sí?
Miguel: ¿Te gustaría salir otra vez? En privado - pregunta alejando mis pensamientos.
Sonrío, algo que he estado haciendo seguido desde que lo conocí.
Roberta: Por supuesto, ¿cine mañana a las seis? - pregunto ésta vez yo, quitándole algo de presión y alejando sus nervios.
Sonríe mostrando su perfecta dentadura que, aunque necesitó ayuda para llegar a ser lo que es, como él me contó, era hermosa.
Miguel: Encantado, mi princesa - bromea ocasionando nuestra risa.
Lupita: ¿Quieres quedarte?— pregunta sosteniendo un condón en alto con unos guantes a la vez que hace una mueca.
Roberta: Claro - acepto encogiéndome de hombros.
Eran las 3:00am. y nosotras nos encontrábamos recogiendo un poco el desastre en el que terminó toda la casa. Ya todos se habían marchado, era algo temprano comparándolo con las horas anteriores en que todo terminaba, pero sólo bastó el sonido de las sirenas de la policía para que todos salieran corriendo, al parecer un vecino llamó quejándose y vinieron a pedir que bajáramos el volumen, pero sin música no hay fiesta, por lo que todos se fueron.
Lupita: ¿Qué tal te pareció Miguel? - salto un poco por su repentina pregunta - Es lindo, ¿cierto? - pregunta pícara, interrumpiéndome.
Roberta: Es un gran chico - admito dando los menores detalles posibles.
Lupita: ¿Sólo eso? ¿"Es un gran chico"? - pregunta sarcástica haciendo una voz chillona, pretendiendo ser yo.
Roberta: Saldremos mañana - le informo para que deje de molestar, pero sólo logré despertar más su curiosidad.
Lupita: ¿A dónde irán? - pregunta sin poder disimilar su emoción.
Roberta: Iremos a ver una película.
Lupita: ¡Suerte que fuimos hoy de compras! -dice para si misma - ¿Quieres que te ayude a arreglarte?
Roberta: Gracias, pero creo que no; quiero ver aunque sea un poco a mi papá - le agradezco.
Lupita: ¿Está aquí? - pregunta sorprendida -asiento - Oh, entonces... ejem... sabes que puedes contar conmigo para lo que sea - susurra con dificultad, haciéndome sonreír.
Era muy raro que Lupita te dijera algo "con sentimientos". Sólo digo un "Gracias" para no incomodarla más. Sus músculos se relajan visiblemente. Después de eso ninguna de las dos habló, simplemente terminamos de limpiar y subimos para ir a las habitaciones y poder dormir, no sin antes verificar que las puertas estén cerradas y apagar todas las luces.