Roberta: Eu, tenemos que hablar, necesito un consejo - Susurré procurando que la profesora no me viera, ya tuve suficiente con no poder entrar a matemáticas
Mia: ¿No puede ser en otro momento? - Preguntó del mismo modo fingiendo escribir lo que la maestra dictaba, maldita malagradecida, la necesito y se hace la tonta.
Yo siempre estoy para ella hasta en las cosas más estúpidas y que ni siquiera yo quiero hacer y aún así estoy a su lado, ¿Qué rayos le pasa?
Suspiré y me volví a mi asiento, pero cuando necesite algo ni crea que estaré con ella, y para colmo Lupita no vino. Necesito más amigos.
Después de esta clase me tocaba Biología y seguía sintiéndome del asco por lo que hice, tampoco es como si le hubiera dicho la gran cosa, sólo le deje en claro que me dejara de incomodar si es que quería realizar una conversación normal y simpática como personas civilizadas conmigo, ¿Cierto? No y yo lo sé, lo cual lo hace peor.
El timbre comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos y frustrando me por que no se me ha ocurrido ninguna manera de hacer las pases con Diego, también patee mentalmente a mi cerebro por su falta de contribución.
"Ni siquiera te va hablar, eso te lo apuesto, estás siendo estúpida" , habló mi subconsciente desde algún recóndito lugar de mi mente y me hizo pensar que tal vez, aunque no quisiera, era cierto, yo le dije que me dejara de hablar y lo más seguro es que lo cumpla. Lo hecho, hecho está y no puedo hacer nada para cambiarlo.
Salvo disculparme, pero tampoco quería hacerlo, lo que me hacía volver a estar confundida conmigo misma y repetir el mismo tedioso proceso, pensar, enojarse por no haber pensado nada, pensar en ignorarlo, pensar en que tal vez ni me hable, patear a mi subconsciente.
Gruñendo y dando pisadas fuertes me dirigí al salón de Biología sin siquiera esperar a Mia, estaba molesta con ella, tampoco sabía qué le pasaba, esta semana estaba más malhumorada de lo normal y se estaba desquitando conmigo.
Al parecer le contagié mi súper mala suerte, o el calor derritió su tinte barato quemando la pequeña neurona que le quedaba de cerebro. Ese último pensamiento me hizo sonreír, al menos era algo.
Me sorprendí ver a todos sentados sin hacer nada, hasta Mia y eso que ni siquiera estaba el maestro, y el único puesto vació era mi lugar pero no era precisamente Mia la que estaba sentada a mi lado, saben a quién me refiero.
Roberta: Hola - Saludé tratando de parecer casual.
Sólo me ignoró. Dolió más de lo que pensé. Suspiré.
Tomé asiento lo más alejada posible de él, unos instantes después entró la secretaria de la escuela para informarnos que el maestro no había venido pero cómo era la última hora aún así no nos podían dejar salir aún, sólo hasta que terminara el día de escuela, lo que significaba una hora y media al lado de Diego ignorando nos el uno al otro.
Cómo dije, tengo la mejor suerte del planeta.
Saqué mi cuaderno y comencé a llenar una hoja con pequeñas estrellas mal hechas con un lapicero azul marino.
Él también sacó una de sus libretas pero no alcanzaba a ver que hacía sólo por el rabillo del ojo, y no quería ser tan obvia.
Odiaba este sentimiento, me hacía querer regresar el tiempo para matarme y evitar que dijera eso, tal vez ni siquiera le afectó y se dio cuenta de que soy enfadosa y para nada extraordinaria y por eso dejó de hablarme. Eso es mejor que esto, aunque si lo pienso bien él me hace sentir incómoda de una manera extrañamente bien, yo se lo dije y me dejó de hablar...mmm...¿Eso que significa?
Roberta: Diego, ¿Estás bien?, estás muy callado - Intenté hacer que hablara.
»Sé más obvia Roberta« habló sarcásticamente mi consciencia llevándose una no tan agradable forma de mi parte diciéndole mentalmente que cerrara su imaginaria boca.
Diego: Si - Respondió cortante.
Roberta: Si es por lo de hace rato, yo no quise herirte - Me disculpé apenada.
Diego: ¿Porqué te disculpas? Tú me dijiste que te dejara de hablar y eso estoy haciendo ¿No es suficiente para ti? Si quieres también me mudo - Dijo bruscamente y sarcástico, dejando mi animo por los suelos.
Asentí, me encogí en mi asiento y seguí haciendo estrellas.
Cinco hojas después ya iba camino a mi auto aún del todo deprimida por el trato de Diego, aunque no me comprendía. Él me hablaba y yo le dije que dejara de hacerlo, ahora que ya no me habla quiero que lo haga. Es ridículo, »¿No se supone que no lo soportabas?« ,nuevamente salió mi consciencia con sus típicos comentarios sarcásticos.
Esperen, ¿Mi consciencia? Ahora también me volví loca, ¡Genial!
- ¡Roberta, espera! - Giré para ver al dueño de la voz que gritó mi nombre.
Roberta: ¿Diego? - Dije incrédula, hace rato prácticamente me mandó a la mierda y ahora viene hacia acá.
Diego: Aún tengo una pregunta - Hizo una pausa tratando de recuperar el aire perdido - ¿Porqué piensas que me gusta ponerte incómoda? -Comenzó a caminar conmigo.
Roberta: Porque lo haces todo el tiempo - Dije algo obvia y ligeramente sonrojada por tener que hablar de este tema con él.
Diego: ¿Y porqué te incomoda? - Metió las manos en sus bolsillos.
Ahora estaba completamente sonrojada, ¿Porqué tenía que preguntar eso?, tenía que decirle la verdad si quería que fuéramos amigos.
Roberta: Es sólo que...apuesto a que has estado con muchas chicas - Hice énfasis en muchas - Y...yo...yo no quiero ser una de ellas - Dije al fin.
Diego: Tú no eres una de ellas, - Dijo seguro, demasiado seguro y su tono tenía un toque de diversión - Y nunca he tenido una novia -Dijo después de un momento de silencio sorprendiéndome.
Lo voltee a ver incrédula, lo que él sólo me guiño un ojo y regresó su vista al frente. Hice lo mismo, decepcionando me al encontrar mi auto frente a nosotros.
Diego: ¿Tienes algo que hacer hoy en la tarde? - Preguntó casual, pero esa pregunta no era casual para mi.
»Actúa normal« Me advertí a mi misma. ¿Qué me pasa?
Roberta: Mmm...creo que no, ¿Porqué? - Esa fue la respuesta más estúpida que jamás escuché. Me golpee mentalmente.
Diego: Pasaré por ti a las ocho en punto, ponte algo abrigado - Me dio un rápido beso en la mejilla, deteniéndose más de lo necesario cómo la otra vez, y se fue sin darme tiempo de nada.
Aún algo aturdida entré al auto y comencé a conducir hacia casa de Lupita, no tenía a alguien más con quién hablar, además a Lupita le agrada Diego para mi, eso creo y espero, no, de hecho no me gusta que Lupita piense que Diego y yo podemos llegar a ser algo más que amigos.
Por otro lado está Mia que se encuentra bastante molesta conmigo, aunque me diga que es porqué está abrumada con la escuela, yo sé que miente y que su enojo es conmigo y con nadie más, ¿Será que no le agrada Diego? ¿O acaso le gusta y piensa que le quito oportunidad?
¿Porqué me hago estas preguntas? ¿A mi me agrada Diego como un pretendiente? No, de eso estoy segura, eso creo.